jueves, 11 de octubre de 2012

RAREZAS ARGENTINAS: Obras Maestras del terror

No voy a explayarme demasiado en esto, ¿por qué la película del día de hoy es una rareza? Porque es un peliculón en una industria cinematográfica que no arriesgaba en el género del terror; y porque es de las pocas (sino la única) rescatable de su director, sí voy a hablar otra vez de Enrique Carreras y de Obras Maestras del terror (1960).



Una sirvienta espera sola a los dueños de la casa, recibe una llamada de estos diciéndole que debido a las fuertes tormentas se van a retrasar y no saben cuándo regresaran. Mientras tanto, entre aburrida y asustada, agarra un libro para entretenerse, se trata de una colección de tres cuentos de Edgar Allan Poe titulada de la misma manera que la película. Claro, esto sirve como pie para que se nos muestren los tres relatos susodichos.
Para los quienes no leyeron la obra de Poe (y no vieron la película, obviamente), en El Caso del Señor Valdemar un científico (Narciso Ibañes Menta) que gusta de experimentar con extraños procedimientos utiliza la hipnosis (que acá se la llama magnetisno ¿?) para curar enfermedades. Cuando su ayudante cae enfermo terminalmente, intentarán con ese procedimiento retrasar los efectos de la enfermedad, vencer la muerte.
El tonel del amontillado nos cuenta la historia de una mujer infiel (Inés Moreno) que tras ser descubierta por su marido viñatero (Ibáñez Menta, claro) es ajusticiada junto a su amante (Carlos Estrada). Ella será ahogada en un barril de vino y él terminará emparedado.
Por último, en El Corazón delator, el joven ayudante de un relojero (Chicho Ibáñez Serrador e Ibañez Menta, respectivamente) ve crecer su odio hacia su jefe hasta culminar en el asesinato, luego la culpa (u otra cosa) le hará escuchar los latidos del corazón muerto.



¿Qué puedo decir o agregar sobre Obras Maestras del terror? Prácticamente nada que no se haya dicho. Narciso Ibáñez Menta era un admirador de la obra de Poe y ya había interpretado varios de sus relatos, inclusive los dos primeros de la película, en la TV. Por esta sencilla razón, es que se podría decir que estamos ante un film más de Ibáñez Menta que de Carreras, al que le resulta una verdadera obra impersonal.
 
 

Estamos ante la posibilidad de ver a un tándem padre/hijo insuperable, Menta (para los no avispados, es el padre) encontraba en el género del terror  su mejor expresión, para no dar tantas vueltas, es nuestro Vincent Price, Peter Cushing, Christopher Lee, Bela Lugosi, Boris Karloff, y Alfred Hitchcock todo en uno y argentino; un verdadero maestro del suspenso y el terror. Y de su matrimonio con Pepita Serrador nació Chicho, guionista de varias obras de su padre (inclusive esta película) bajo el seudónimo Luís Peñafiel y luego, en España consagradísimo director de obras maestras del terror vernáculo, un grosso que no tiene nada que envidiarle al padre, su mejor discípulo.



De los tres relatos todos coinciden en que El corazón delator es el más logrado de los tres, tan solo el duelo actoral entre estos rey y príncipe del terror vale la pena para aplaudir de pie, aunque en fuerza gane papá por ese personaje horrendo, deforme, con ese ojo de vidrio enigmático y que lleva a la obsesión; un personaje hecho a su medida. El clima creado, la tensión, el ritmo, todo parece perfecto en este segmento. Sin desmerecer a los otros dos que, aunque pequen de una cadencia un poco más teatral y (sin desmerecer) telenovelesca también obtienen muy buenos resultados; como si la sola presencia de Narciso hiciera que todo el resto poco importe.
 
 

Como adaptación de los cuentos de Poe son un poco más fieles que los que luego inmortalizaría Roger Corman (hay que decirlo, Argentina fue pionera), aún así tienen sus libertades, pero es fundamental, no molestan, y el espíritu del autor original uno lo siente presente en cada escena.
 
 

Por último, relegada, queda la labor de Enrique Carreras. En una trayectoria tan ecléctica como la de este director, cuesta decir que esta sea una obra impersonal; pero sí, realmente sino viéramos los créditos nunca adivinaríamos que estamos ante un film suyo. Quizás (es más mi esperanza que otra cosa) la dirección recayó en manos de Ibañez Serrador (lo que haría de esta su ópera prima), y la productora Argentina Sono Film decidió no arriesgarse y contratar a Carreras tan solo para asistir y firmar los créditos. Podría decirse que en el tono teatral de los primeros segmentos vemos algo de Carreras, pero aun así el estilo es diferente, no encontramos una pizca del tono familiar y acartonado de este, simplemente un duelo de diálogos en mínimos escenarios. Como sea, si realmente llegó a encargarse 100% de la dirección, digamos que tuvo una epifanía y logró una obra magistral con la que pudo redimir gran parte del resto de su carrera.



Un dato, según Un Diccionario de films argentinos (libro que no me canso de recomendar), las dos primeros relatos fueron estrenados en EE.UU. con el título de Master of Horror, un film de complemento, de 61 minutos de duración, presentado en conjunto al film también episódico The 4D Man (1962).



Sin lugar a dudas un clásico con todas las letras, una apuesta de los films de estudio por una película de género, algo que todavía hoy es muy difícil de ver. Obras maestras del terror es toda una celebración de nuestro cine, y es toda una rareza del mismo, festejemos.
 
PELÍCULA COMPLETA, LA COSA VIENE EN PARTES:
 
 

3 comentarios:

  1. Yo vi esta pelicula, hace mucho tiempo ... Es realmente buena . Adhiero a tu teoria de que Chicho Serrador es el verdadero director .

    A mi me gustan las versiones sobre Poe de Corman y realmente esta no deja nada que desear, ademas de ser anterior .

    Por amor de Dios, Montresor !!!!!!

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  2. Hola Ultraman!con Miss Grace y vos ya sumamos tres que vimos esa pelicula.Fue el unico que se le animo al terror,acompañado de Nathan Pinzon.Yo adoraba a Don Narciso....su voz fue unica!

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  3. Creo que fuimos más de tres los que vimos esta película, es un clásico!!. Es una película realmente muy buena, todo gracias a los dos Narcisos, sin duda

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