Para la
opera prima del día de hoy me decidí por un director que talvez no sea muy
conocido pero que con una producción corta a lo largo de ya casi 20 años a
demostrado ser muy dúctil en el arte de crear misterios y climas tensos, Ole
Bornedal, el danés detrás de una de las películas que se estrena hoy en nuestro
país Posesión Satánica (The Possesion, 2012); sin dudas uno de
mis directores predilectos por lo menos en cuanto a suspenso y terror se
refiere.
Para los
que lo conocen (y para los que no también) tengo que aclarar que Nattevagten
(1994, Conocida en algunos países como Vigilante nocturno) no es en sí
la primer película de Bornedal, ni siquiera su primer largo, anteriormente
había dirigido (además de un par de cortos, como es habitual) dos films para la
televisión danesa I en del af verden (1993, que sería algo así
como “En algún lugar del mundo”) y Masturbator (1993, que con ese
nombre no necesita traducción) de los que se conoce muy poco y que obviamente
nunca vi. Pero la película de la que hablo hoy podríamos decir que es su primer
trabajo en grande, su primer película estrenada en sala, y su éxito fue tan
grande que trascendió las barreras de su país de origen para hacer un recorrido
por todo el mundo (lástima que en Argentina ni siquiera llegó a estrenarse en
VHS)
Nattevagten nos cuenta la historia de Martín
(Nikolaj Coster-Waldau) un joven que ingresa a trabajar como guardia nocturno
de la morgue del instituto forense para financiar sus estudios en derecho: Pese
a los temores iniciales todo parece marchar bien hasta que la primera noche
llegan los cadáveres de unas prostitutas asesinadas en Copenhague y encima por
una apuesta él debe ir a vigilar el lugar en el que se depositan los cadáveres.
En el
transcurso de la noche van a suceder cosas extrañísimas y como si fuese poco la
policía empezará a sospechar de él como posible asesino de las prostitutas, y
aunque una agente (Ulf Pilgaard) quiera ayudarlo, las cosas cada vez se
enrareceran más y más.
El
argumento parece sencillo y de hecho lo es, pero Ole Bornedal logra
entrometernos de lleno en la historia de Martín y realmente nos intrigamos
tanto como él, haciéndonos parecer que lo que sucede alrededor es mucho más
grande de lo que realmente sucede.
No esperen
acá asesinos enmascarados, chorreadas de sangre, y gente traspasadas de lado a
lado como en una brochette; en Nattevagten prima la sugestión, la
insinuación, lo que podría suceder.
Todo esa
tensión es pura y exclusiva del trabajo del director que acá también oficia como
escritor. Bornedal demuestra que no se necesitan grandes historias (en el
sentido de grandes sucesos) para hacer un gran film, todo acá es mínimo, casi
detallista.
Desde la
construcción del guión en el que se revela lo justo y necesario, todo nos hace
creer que fue pensado como una pequeña maquinaria en la cada elemento, por más
mínimo que sea, tiene su valor.
La
construcción del clima sofocante es fundamental, todos los temores que
cualquiera puede sentir por trabajar en una morgue acá están manifestados;
haciendo de detalles como los juegos de luces en oscuridad una pieza realmente
tenebrosa. La sensación de que queremos que esto termine ahora y de una vez
está presente todo el tiempo, y eso es gracias a un gran trabajo de
elaboración.
Otro aporte
fundamental es el misterio, jugar con lo inesperado. Al exponerse en pantalla
sólo lo justo y necesario para que las cosas se entiendan, hay una enorme de
sensación de que cualquier cosa puede suceder, dejarse llevar para donde la
historia lo lleve, e ir investigando y descubriendo junto con el protagonista
que de a poco se va convirtiendo en un improvisado detective para salvar su
propio pellejo.
Todo
pareciera encajar perfecto, desde una fotografía oscura y ruinosa, encuadres
algo extraños, una banda sonora precisa y ominosa, y también una buena
dirección actoral que pareciera moverse en un ambiente encerrado, opresivo,
casi teatral.
El éxito de
Nattevagten fue tan grande en Dinamarca y toda Europa que inmediatamente
Hollywood puso los ojos sobre ella. Pero ya se sabe la poca resistencia que
tienen los norteamericanos en ver películas habladas en otro idioma. Por lo
tanto, como siempre, se pensó en una remake, a la cual Bornedal accedió con la
condición de dirigirla él mismo y tener toda libertad creativa sobre ella. Es
así como en 1997 (en Argentina dos años después) se estrenó La sombra de la
noche (Nightwatch) con Ewan McGregor en el papel de Martín. Esta
película, muy fiel al original, puede ubicarse sencillamente por arriba de la
media de las remakes que Hollywood hace de éxitos extranjeros; pero como pasa
cuando uno hace una fotocopia, en el duplicado algo sale más apagado; no es que
La sombra... sea mala, todo lo contrario crea casi los mismos climas y
temores que la original, pero para los que tuvimos la oportunidad de ver la
danesa primero es como ver otra vez la misma historia reinterpretada sin
ninguna necesidad, y en un ambiente norteamericano que le es totalmente ajeno.
Voy a
empezar diciendo que la película que elegí hoy para las “Rarezas Argentinas” no
es una rareza, por lo que vendría siendo una excepción en esta sección. Aún así
pertenece a un sub-género bien argentino y muy propio de la época (los ’70
hasta mediados los ’80), la comedia picaresca; por lo que sí podría parecer una
rareza dentro del cine tomado como generalidad.
Habiendo
hecho esta salvedad explico el por qué me decidí a hablar sobre El Rey de
los exhortos (1979), hoy 29 de agosto se conmemora el nacimiento de Juan
Bautista Alberdi, y se instituye como El día del abogado... para mí esta es la
mejor películas de abogados de la Argentina, jeje, por lo menos es la que más
veces vi, así que es una manera de autohomenajearme en mi día (para los que no
entiendan de qué hablo, lean el perfil del blog, ya lo dije y lo repito, soy
abogado).
El Dr.
Alberto Benavides (Alberto Olmedo) es un abogado de la rama Civil, viudo hace
un año, y actualmente inmerso únicamente en asuntos laborales ya que la culpa
por reiteradas infidelidades hace que ahora cada vez que quiera avanzar tenga
la aparición de su difunta esposa. Un colega de la rama Familia le pide que se
encargue de un caso que no puede manejar, el divorcio del Ingeniero Julio
Cartamil (Fernando Siro); Alberto acepta el caso pero no se interesa demasiado
y posterga leer el expediente.
Una noche
Benavides asiste a una cena de aniversario de casado de unos amigos, y ahí
conoce a Susana Lezama (Susana Giménez), una mujer de la que se enamora
inmediatamente y hasta parece poder romper con la “maldición” de las
apariciones... lo que no sabe Alberto es que Susana es la esposa en trámite de
divorcio con Cartamil.
Mientras
voy escribiendo el argumento (que tiene más aristas que las que describí) voy
pensando que El Rey de los exhortos sí es una rareza, aún dentro de su
género, y más aún dentro de la filmografía de Olmedo y Hugo Sofovich, su
director.
A
diferencia de las películas que Alberto filmada en dúo con Jorge Porcel en donde,
con diferentes variantes, siempre se giraba sobre los infortunios de ambos en
tratar de lograr una conquista sexual a como dé lugar; cada vez que filmaban
por separado, las temáticas de los dos parecían cambiar.
Porcel se
inclinaba más hacia un tono infantil, se ponía a sí mismo como monigote, torpe,
hiper inocente, e hizo de sí mismo un personaje aparte, el del Gordo Catrasca.
En cambio, Olmedo se inclinaba a tocar vetas sociales, temas que en ese momento
estaban candentes en la sociedad agregándole una cierta problemática, y por qué
no algún mensaje; ya sea la fantasía de la infidelidad por presión de sus
compañeros o amigos; la homosexualidad y el travestismo (tratado de manera un
poco más seria que de costumbre) y los prejuicios que la rodean; el divorcio
(que en ese momento estaba en plena discusión); la prostitución; y hasta el
negocio detrás de los cultos paralelos (otro tema muy en boga por ese
entonces).
Lo que hace
particular a El rey... es el entero toque de comedia romántica. Esta
bien, no es el estilo del romanceo estadounidense, acá las cosas pueden estar
un poco subidas de tono, pero en comparación con el resto esta es mucho más
blanca, agradable para un gusto delicado digamos... para que se entienda y no
andar con tantas vueltas, salvo las tetas de Carmen Barbieri y las de Elena
Sedova en escenas insignificantes no se ve nada, y el lenguaje es casi el de
una comedia blanca.
Olmedo se
mueve muy bien dentro del registro de enredos románticos y hasta llegamos a
creerle que puede ser un galán. La pareja con Susana Jiménez ya es probada que
tenía química, y en esta es donde más se demuestra (las escenas en las que
ambos intentan ocultar sus reencuentros son por lejos lo mejor de la película).
Igualmente,
el personaje de Susana no deja de tener ciertos elementos llamativos (y no me
refiero al espantoso amarillo huevo que usa en el pelo), además de mostrarla en
cada escena con un modelito distinto siempre de alta costura aún cuando está de
entre casa, sí suena abrupto el cambio que hace el personaje a la mitad del
metraje. En un principio la mujer no parece más que una arpía, vive hablando
pavadas (por ahí dejaron que Jiménez improvisara), riéndose de su ex a sus
espaldas, descuidando terriblemente a su hijo, mostrándose como inútil ama de
casa, o sea bastante despreciable; pero en un punto la cosa cambia sin razón
alguna y la vemos educando al pibe (¡!), cocinando, tratando de conciliar con
su ex pareja, hasta logrando una mejor única con su galán a quien hasta ese
entonces solo habia menospreciado; indudablemente su también guionista Hugo
Sofovich se avispó de la poca empatía y cambió al personaje sobre la marcha.
Hablando de
Sofovich, los rubros técnicos son por lo menos decentes. Hugo, tanto en TV como
en cine (sus películas del dúo son por lejos las mejores) manejó siempre muy
bien el timing del buen humor, las películas son una constante de escenas y
diálogos puestos al srvicio de la gracia de los dos protagonistas, y la cosa
cierra perfecta, como un engranaje bien aceitado. Pero particularmente esta
película cuenta de un ritmo muy sostenido, diálogos muy bien construidos, y
además rubros como a fotografía extrañamente acá funcionan (en estos films casi
siempre había problemas de encuadre, por ejemplo); no por nada el director
siempre dijo en entrevistas posteriores que El Rey... era la película de
la que se sentía más orgulloso.
A esta
altura decir que soy fanático de las películas de Olmedo y Porcel es una
obviedad (a excepción de todo lo que hizo Enrique Carreras, por supuesto). Yo
sé que son películas menospreciadas, muy criticadas; y hasta soy consciente que
no están a la altura de grandes obras cinematogrpáficas... pero tampoco
pretenden estarlo, son films pasatistas que solo buscan el entretenimiento de
una manera noble, y lo consiguen; todo lo demás puede ser materia de
discusión.
El asunto
es que, como escribí ni bien comencé esta reseña, hoy quería homenajearme, y
como este blog en definitiva se trata de mí y las películas que me gustan o me
disgustan hoy quise encontrar un buen ensamble entre mi profesión de abogado y
mi fanatismo por el cine... y El rey de los exhortos es una película que
me encanta, así que solo me queda por decir, bien por mi (¿?)
... Y COMO SIEMPRE PASA CON ESTAS COSA, ACÁ ESTA LA PELÍCULA COMPLETA:
Una de las
experiencias más agradables que puede darnos el cine es la de cruzarnos con un
film por el que no dábamos ni un centavo de expectativa y descubrir que
estábamos equivocados, terminar disfrutando de un momento por lo menos
entretenido, ameno. Eso es lo que me pasó con A Dúo (Duets, 2000),
la película con gran trascendencia musical del día de hoy.
Como me
gusta hacer siempre, voy a contar un poco de experiencia personal (a los que
les interesa pasen al párrafo que sigue). Esta película siempre la veía en el
videoclub pero, aunque me despertaba cierta curiosidad, nunca me decidí a
alquilarla por miedo a que sea un fiasco. Por suerte los amigos de Telecentro
siempre dan una mano extraña para esas cosas; ya conté anteriormente que tenían
un canal propio en el que pasaban un sinfín de cine bizarro; bueno, con el
comienzo del nuevo siglo y la competencia de DirectTV, los muchachos no
quisieron achicarse y pusieron durante un buen tiempo sus propios canales de
Pay Per View, Moviehouse... el asunto es que durante aproximadamente mes y
medio se olvidaron de codificarlo, y así pude ver películas como esta una y
otra vez en el mismo día durante un tiempo largo. Si, la anécdota es muy
pedorra, pero me gusta compartir esas cosas.
Sigamos, A
dúo se mete de lleno en el mundo de las competencias en bares de karaoke;
esos lugares en donde cantantes aficionados (o público en general, bah) se
suben a un improvisado escenario e interpretan versiones de grandes hits para
la alegría del público visitante. Yo fui un par de veces a esos lugares y tengo
que reconocer que son muy divertidos, es una muy buena forma de desinhibirse,
no importa si se desafina, si se canta horrible, si nos olvidamos la letra o la
cantamos fuera de tempo, todo es puro entretenimiento.
El asunto
es que en EE.UU. el karaoke es tomado muy en serio, y se organizan competencias
regionales y hasta nacionales, con cantantes que ya están a un paso de
abandonar el amateurismo por así decirlo, es un verdadero espectáculo; y de eso
nos habla la película.
A modo de una road movie coral, este film
dirigido por Bruce Paltrow plantea una competencia en Omaha con un premio en
efectivo no muy cuantioso pero sí necesario para muchos de los participantes.
Ricky
(¡¡¡Huey Lewis!!!) es
un experimentado en el tema de cantar en bares, ahora se dirige a la
competencia, pero en el camino se entera de la muerte de un viejo amigo y
decide ir a su funeral en Las Vegas, una vez allí se encontrará con su hija Liv
(Gwyneth “mi papá me dirige” Paltrow) y para estrechar lazos decidirán unir
camino en la competencia.
Por otro
lado un taxista (Scott Speedman) lleva en su vehículo a Suzi (Maria Bello) una
chica exuberante y extrovertida pero que sufre de pánico escénico por lo que va
a necesitar ayuda.
También
tenemos a Todd (Paul Giamatti), un viajante de comercio con una vida puramente
apagada, no tiene un punto de estadía, su familia no lo aprecia, y encima de
halla perdido por todo el país; está lejos de conformarse con lo que la vida
tiene para ofrecerle. De casualidad termina en un bar de karaoke y es ahí donde
descubre su verdadera vocación y sentido de vida; claro que también se cruzará
con Reggie (André Braugher) un preso que se fugó recientemente y se encuentra
huyendo. Obviamente lo dos terminaran ayudándose; esta es para mi la mejor
historia.
Estas tres
son las historia principales, pero hay varios concursantes y casi todos tienen
algo para contar; hasta hay una participación de Angie Dickinson.
Esta
película fue filmada por Bruce Paltrow poco tiempo antes de su muerte y fue
casi una excusa para poder trabajar aunque sea solo una vez con su hija, y en
un proyecto en el que se vieran comprometidos, ya que ambos eran aficionados en
el tema del canto.
En un
principio, Gwyneth iba a interpretar el rol de Suzy y Brad Pitt iba a ser
Billy, el taxista, pero previo al rodaje la pareja llegó a su fin y las cosas
terminaron como se ve en pantalla.
También
podría decirse que esta película sirvió para dar a conocer a la hija de Blythe
Danner como interprete musical (después participó en otros proyectos musicales
como un rol recurrente en la serie Glee), y para ser sinceros pese a que
su voz es por demás frágil, no vocaliza mal.
Huey Lewis
paraciera interpretarse a sí mismo, pero igualmente es grandioso verlo en
escena y por lejos (y obviamente) es quien mejor canta. Pero el que se lleva
todo los aplausos es Paul Giamatti, su papel de hombre apagado, perdido, que
encuentra su vocación en el canto aficionado es puramente natural; puede que no
cante hermosamente, pero se defiende, y además el karaoke se trata precisamente
de eso.
La película
tuvo mayoritariamente críticas negativas, y puede ser que no sea un gran film,
pero sí es uno muy ameno y hasta personal, introspectivo, cosa que es muy
difícil ver en Hollywood; y Paltrow padre lo logró con escasez de elementos. La
sensación al terminar el film, más allá de terminar tarareando las canciones,
es la de tener una sonrisa feliz, de agrado, no es una comedia de carcajadas
pero sí un film muy grato.
En cuanto a
la banda sonora, la canción más conocida y que sirvió como corte de difusión es
Cruisin, un dueto entre Lewis y Paltrow; pero además tenemos Feeling
Alright del propio Huey; Try a Little Tenderness interpretada por
Giamatti y Arnold McCuller, y una versión de Sweet Dreams (Are made of this)
cantada por Maria Bello (que está un poco mejor que en Coyote Ugly). En
total el soundtrack contiene 12 canciones, todos “clásicos” estadounidenses
reversionados especialmente, y la sensación al escucharlo es bastante similar
al que logra la película.
En fin, A dúo es una película chiquita,
menor, pero muy agradable de ver, lo que la hace ideal para esos momentos en
que uno está medio bajoneado; y su banda sonora es un factor fundamental para
lograr el clima adecuado. Bueno, acá van algunas canciones: Cruisin
Ya hace
casi un mes de la última reseña de Recuerdos del VHS publicada en esta página,
retrasos y problemas de “conexión” varios lograron que tardara bastante en
volver a postear las reseñas de los lunes. Esto viene a colación de que esa
última vez hablé de Clase 1999 (1990), una de las para mi obras
fundamentales para entender la movida Clase B surgida con el esplendor del
formato VHS (aunque haya sido estrenada en cines).
A raíz de
haberse generado una interesante charla entre gente amiga sobre si la película
era realmente chota, o si debería entenderse dentro de un contexto de cine
berreta, yo prometí redoblar la apuesta a la semana siguiente con la película
de la que voy a hablar hoy; estoy refiriéndome a Némesis (1992), revelemos
el misterio.
A Albert
Pyun puede considerárselo fácilmente el Uwe Boll (La casa de los muertos,
Alone in the Dark) de finales de los ’80 hasta mediados de los ’90; muchas
de las películas con peores consideraciones en esa época pertenecen a él; por ejemplo
Cyborg(1989) – la película que lanzó al estrellato a Jean Claude
Van-Damme – y Dollman (1992) otro de los “famosos” títulos pedorros de
Full Moon Entertaiment.
Bueno, este
beneplácito señor es también el director de Némesis (que en verdad se pensó como Cyborg 2) , una de las primeras
películas que terminó venciendo mi gusto por los films malos.
Paso a
contar cómo di con esta película en algún momento de flaqueza. Cuando iba al
videoclub cerca de casa, muchas veces (la mayoría) lo hacía junto a mi hermano
que disfruta mucho las películas de aventuras; cada vez que íbamos mirábamos
intrigados la caja de esta película editada por Transeuropa, la
agarrábamos, estábamos a punto de dársela al dueño del local, y siempre nos
arrepentíamos antes, nos agarraba algún temor o que se yo, terminábamos
eligiendo otra. Asi estuvimos durante unos años, hasta que un día fui yo
directamente con la sola idea de liberarme del incógnito, la alquilé y ese día
a la noche la vimos. Tengo que decirles que fue una experiencia inolvidable...
hasta el día de hoy seguimos acordándonos y lamentándonos, podría decir que es
NUESTRA PELÍCULA MALA.
A los que
no les interesan los motivos personales ya pueden volver a leer, veamos el
argumento (o lo que pretende serlo). La acción se desarrolla en un futuro
diatópico, apocalíptico, casi desierto... o un presente paralelo talvez; todo
comienza con nuestro héroe Alex (la “estrella Clase B” Olivier Gruner)
persiguiendo a una pandilla de peligrosísimos delincuentes punks, se arma una
balacera, parece que a Alex lo asesinan pero no; se descubre que es un Ciborg,
un robot bah.
Luego de
ese incidente, el policía es recauchutado, pero decide abandonar las fuerzas y
¡¡¡dedicarse al contrabando!!!; lo cual no dura mucho ya que la misma policía
para-oficial lo secuestra y lo obliga a ir en busca de una señora robota que se
pasó al bando contrario para aniquilarlo y regresar una pieza de
ultra-tecnología que este se pirateó. Pasa que el tipo no puede negarse ya que
el maléfico Doctor Farnsworth (sí, como el viejo de Futurama) que
trabaja para esa agencia del gobierno le instaló una bomba en el corazón.
Siguiendo
con el derrotero delirante, Alex contacta a los contrabandistas tecnológicos
pero ahí se entera de que estos en verdad son los buenos y no el hombre que le
puso en el pecho, claaaro. En verdad intentan frenar una conspiración que tiene
planeado el despótico gobierno para acabar con toda la humanidad (o los robots,
o lo que sea); Alex los va a ayudar...
Esta bien,
el argumento se debate entre estúpido e hiper trillado, pero encima prácticamente
no se entiende nada de lo que ocurre. Como dije, es el día de hopy que todavía
me acuerdo de las caras de mi hermano y yo mirándonos uno al otro como pidiendo
alguna explicación de lo que se veía en pantalla (o para ver quien se animaba a
pulsar primero el stop, en realidad).
En realidad
lo único que vemos es una sucesión interminable de combates y balaceras sin
sentido alguno mezcladas con combates de artes marciales (¿?); diálogos
ultra-incoherentes; chicas en minifalda, musculosas rotas y pelos con spray;
ah, y los robots más chotos que se puedan imaginar.
Imagínense
unos hombres con sobretodo y lentes de sol a los que de golpe se les abre la
cabeza por la mitad y de ahí sale una metralleta; o mujeres que tienen bazookas
en lugar de brazos; otros que en verdad parecen tanques de guerra con cabeza; y
todo así, como si fuesen Ciborgs que también sirven de armamentos o que se
yo... y como si fuese poco imagínense todas esas cosas hechas con el vuelto que
les quedó de un café automático. In-des-crip-ti-ble.
Némesis se encuentra dentro del sub-género
Ciencia-Ficción Cyberpunk, y reconozco que no es mi género preferido, pero esta
película fue el colmo. Además de ser un abierto choreo a Blade Runner, Mad
Max, Terminator, Highlander, la propia Cyborg y sigue la cuenta; lo
peor que tiene el argumento es ser inentendible; todo el tiempo nos plantea un
todos contra todos, una invitación gratuita a la violencia descarnada sin
sentido alguno, y no importa cómo termina, quien gana, si total hasta ahora no sabíamos
quién es quién.
Como aclaré
los FX son un caso de emergencia, a los increíblemente espantosos robots hay
que sumarles unas naves futuristas hechas de maqueta rígida mal construídas,
efectos de maquillajes más que pobres, y un vestuario... bueno, podrí seguir
enumerando así un tiempo largo.
Los actores
están por debajo de la media de cualquier producción de acción clase B (lo que
ya es decir mucho), y además la inexistente dirección de Pyun ayuda poco y
nada.
En
definitiva, siempre digo que lo peor que una película puede hacer es aburrir, y
aunque inexplicablemente para mi Némesis tiene sus seguidores y cierto
reconocimiento, yo sigo sosteniendo que tanto combate y metralletas en la
cabeza terminan por cansar, por aburrir, creando un irrefrenable deseo de
terminar con lo que se está viendo.
Como si no
bastase con esto, Némesis tiene tres secuelas (la segunda de ellas es
con material de montaje de la 1 y la 2, o sea...), Pyun ya anunció para este
año el encuentro del siglo Ciborg Némesis, el vs. De sus dos “obras
maestras”, Dios nos libre...
Para el
post de este fin de semana estuve maquinando toda la semana un listado de
comedias románticas en las que influye un elemento fantástico, mágico... y
cuando lo tenía ya todo pensado cambié sobre la marcha. Hoy domingo es el
cumpleaños de una de las fuentes de apoyo e inspiración que me ayudaron a dar
el empuje para retomar la escritura de este post; en este momento creo que le
debo algo, y dedicarle este conteo es mi forma de agradecerle.
Ah, no lo
dije, la cumpleañera es la Señora Graciela Fiori, la mujer más comiquera que
conozco; por eso acá van cinco ejemplos caprichosos de películas que “se
atrevieron” a adaptar comics protagonizados por mujeres de armas tomar, bueno
superheroínas, es más son tan poderosas que las películas y los comics llevan
sus nombres como títulos.
1 –
Barbarella:
Este
heroína creada por Jean Claude Forest tuvo su primera aparición en las páginas
de una historieta en 1962. De origen francés, nos cuenta la historia de una
heroína en un mundo post-apocalíptico que enfrenta a diferentes villanos usando
como arma principal la feminidad; sí, es un comic cuasi erótico.
Gracias a
la “revolución” que causó mostrar a una mujer casi desnuda y con grandes curvas
cargarse a varios machos; el éxito fue tan grande que en 1968 Roger Vadim se
encargó de llevarla a la pantalla grande.
En Barbarella,
Jane Fonda en el rol que la llevó al estrellato es una mercenaria que anda todo
el tiempo con un mini atuendo y seduciendo a sus oponentes. A ella se le encarga
la misión de encontrar al científico Durand Durand (sí, la banda pop lleva el
nombre en su honor) que se encuentra junto a la Gran Tirana. En el camino por
ese mundo apocalíptico en donde los orgasmos son provocados por píldoras,
Barbarella se cruzará con diferentes personajes a los que enloquecerá y con los
que terminará manteniendo relaciones hasta descubrir el verdadero orgasmo
sexual; pero ella va ser sometida por el científico a una máquina que provoca
la muerte... claro mediante un orgasmo interminable.
Bueno, sí,
el argumento es el de una película porno con poco vuelo, pero el resultado es
muy divertido, hay bastante acción y además es el colmo del kitsch con naves de
peluche, vestuario entre ruinoso y colorido, y pelo con litros de spray. Esta
bien, me convencieron, tiene todo los ingredientes de una condicionada menos el
sexo explícito, pero es un clásico de la época y bien vale una mirada.
2 –
Supergirl:
Ehhhh, es
la prima de Superman, obviamente. Este personaje creado en 1959 por Otto Binder
y Al Plastino tuvo muchísimas variaciones en las páginas de DC Comics; pero
vayamos a la película.
Kara-El
(Helen Slater), prima de Kal-El, forma parte de los sobrevivientes del planeta
Kripton y llega a la Tierra en busca del Omegaheadron, una fuente de energía
vital para su planeta que accidentalmente se encuentre en el nuestro.
Al llegar
se entera de que acá tiene súper poderes, y habiendo escuchado la leyenda de su
primo, decide ocultarse bajo el alias de Linda Lee que se hace amiga de Lucy
Lane (si, la hermana de Lois, ufff). Pero Linda/Kara deberá enfrentarse a la
hechicera Selena (Faye Dunaway) que dice provenir del planeta Endor (nada que
ver con los Ewoks, pero bueh...) y utiliza la cosa esa del Omegaheadron para
hacer magia negra.
En fin, es Superman
sin Superman y con una Helen Slater escasa de gracia. La película se produjo de
apuro y rápidamente ya que el personaje en realidad no iba a tener su propia
película sino que iba a formar parte de la tercera parte de las aventuras de su
primo; luego el guión de esa cambió, Kara-El se quedó sin lugar en el
argumento, y ya que estaba la Warner le vendió los derechos a Tristar para que
hiciera una película con el personaje.
Supergirl
fue estrenada en
1984, primero en el resto del mundo y luego en EE.UU. por lo que la taquilla
fue bastante pobre, clausurando la posibilidad de una secuela que se prometió
durante un par de años.
3- Tank
Girl:
Si se
preguntan ¿quién? talvez sea porque ni el comic ni la película son muuuy
conocidas, pero es lo que hay.
Este personaje
en realidad surgió como la imagen de la banda británica Smalls University que
integraban sus creadores Alan Martín y Jamie Hewett. Se ve que la imagen pegó
)no así la banda ¿?) y en 1988 tuvo su propia historieta dentro de una revista
de recopilación.
Este comic
obtuvo cierta relevancia por retratar parte de la rebeldía ochentosa que se
estaba gestando en el Reino Unido; mucho punk, mundo post-apocaliptico (paro
acá sin lo kitsch), ambiente belicista, drogas... y lesbianismo.
En 1995
Rachel Talalay, directora de Pesadilla 6: La muerte de Freddy (Freddy’s
Dead:The Final Nightmare, 1991), se encargó de realizar una adaptación del
comic alla Hollywood, o sea mucho menos provocativa.
En Tank
Girl Lori Petty es Rebecca/Tank Girl una chica que sobrevive en un devastado
2033 en donde un meteorito estalló contra la Tierra y el agua casi no existe.
Todo es controlado por la empresa Agua y Energía dirigida por un despótico
magnate interpretado por un Malcolm McDowell aún más volado que lo habitual.
La
comunidad en la que vive Tank resiste gracias a un pozo de agua encontrado en
los fondos de una casa, pero la empresa está decidida a terminar con esta
rebelión, y la chica, que usa el tanque como su casa, le emprenderá pelea junto
a Sam (Naomi Watts), su entrañable “amiga” (en el papel es mucho más claro y
explícito el rol de novia y amante, acá se le deja entrever).
Realmente
una película rara, constantemente mezcla la acción real con imágenes de la
viñetas que funcionan como separadores o cortes en la acción (en el medio de un
combate, al mejor estilo Batman de los ’60 vemos cuadritos con la heroína
atacando y un Bam! Wom! Zas! escritos). Además la estética es muy similar al de
un videoclip de No Doubt con colores hiper chirriantes, los personajes
acercándose a la cámara, actuando a gran velocidad, y hablando a los gritos.
Por último varias situaciones supuestamente cómicas parecen algo descolocadas.
La película
terminó siendo un fracaso bastante grande (enorme diría), y en casi todo el
mundo llegó directo al VHS sin ninguna publicidad. Cada tanto la dan por
TVCable.
4-
Gatúbela:
En realidad
el personaje de la película poco y nada tiene que ver con la
Gatúbela/Catwoman de los comics y mucho
más conocida por todos Selina Kyle, pero la excusa viene bien.
Gatúbela
tuvo su primera aparición en la historia de Batman allá por 1940 de la mano de
Bill Finger y Bob Kane como la famosísima ladrona de joyas que deambula entre
el bien y el mal y romancea con el encapotado murciélago; recién en 1989 y
luego de varias reversiones tuvo su historieta propia.
Ahora, como
aclaré antes, la Gatúbela que tuvo su propia película no tiene nada que ver con
todo lo escrito en el párrafo anterior. Luego de años de promesas y amagar con
filmarla (como DC siempre hace), recién en 2004 se le encargó al galo Pitof
(que venía de la sorprendente Vidocq – 2001 – ) la realización de Gatúbela y entre
varias opciones la elegida para el rol fue Halle Berry.
Aclaro, por
tercera vez, olvidémonos de Selina, acá la protagonista es Patience Phillips
una diseñadora gráfica que se viste realmente para el carajo y trabaja en una
importante empresa de cosméticos Hedare.
En esta
empresa se está cocinando algo que huele muy feo y no es mondongo; el próximo
producto de lanzamiento es una crema antiarrugas que tiene nefastas
consecuencias sobre las clientes. Patience descubre el chanchullo, la persiguen
para matarla, la matan, pero vuelve a la vida gracias a unos gatos persas que
se escapan de la casa de una vieja mística interpretada por Frances Conroy.
Luego de
esto, Patience se convierte en una fiera, tajea un par de atuendos de cuero, se
tiñe el pelo de un rubio espantoso, y se pinta los labios de un rojo trola, ah
y se caza una máscara de gato, obviamente. Así, esta Gatúbela con el peor
atuendo de la historia (viendo las ropas que antes usaba Patience todo cobra
lógica), primero roba unas joyas, enamora a un policía medio pánfilo, y se
enfrenta a sus asesinos y a la reina de Hedare, Laurel (Sharon “el ACV afectó
en mis decisiones” Stone), que previamente se aplicó la cremita y ahora tiene
piel de metal, en una escena realmente divertida.
Bueno, sí,
la película es horrible, la historia es estupidísima, la estética es espantosa,
Halle Berry actúa muy mal, y hay risas involuntarias por todos lados. Pero aún
así hay algo inexplicable que me gusta de esta película. Ya saben que a mi me
gusta reírme de películas muy malas, y además me gustan los personajes de
Frances Conroy (que sirve para darle una explicación mística al origen de las
Catwoman’s) y el de Sharon Stone parodiándose a sí misma.
La película
fue un fracaso terrible y todos quisieran olvidarla, aún así no se compara a lo
que viene a continuación...
EL FIASCO DE TURNO
5- Elektra
Este
personaje de Marvel Comics bien puede compararse con su par de DC, el del ítem
anterior, en su indefinición entre el bien y el mal. El nombre completo es
Elektra Natchios, una ninja asesina (o Kunoichi, para los entendidos), creada
por Frank Miller en 1981 como un personaje de Daredevil, y con tanto
éxito que llegó a tener publicación propia.
En 2003
cuando Daredevil fue llevado al cine, Elektra tuvo una participación
interpretada por Jennifer Garner. Pese a que la película tuvo un resultado más
bien moderado, Marvel cumplió con su promesa, y en 2005 le dio a la ninja su
propio film, Elektra, nuevamente interpretada por la protagonista de la
serie Alias.
Dirigida
por Rob Bowman, la película sigue la historia inconclusa de Elektra en Daredevil,
a ver tirando algo de SOPA FRÍA, en esa película a la media hora, cuarenta
minutos más o menos Natchios es asesinada por Bullseye, pero sobre el final se
deja pensar que puede estar viva.
Acá
arrancamos con una Elektra revivida por un monje practicante de las artes
marciales (Terrence Stamp) que le enseña la técnica del Kimagure basada en la
precognición y el arte de revivir a los muertos (¿?).
La chica se
transforma en una asesina a sueldo que es enviada a una casona alejada en medio
de un bosque para aniquilar a un objetivo oculto que luego resulta ser Mark
(Goran Visnjic) y su hija Abby, interés romántico de la heroína que además se
encariña e identifica con la niña. Entonces, decide pasarse para el bando
contrario y protegerlos de los nuevos asesinos que la agrupación criminal La
Mano manda a eliminarlos; todos asesinos con algún condimento sobrenatural.
¿Qué tiene
de malo la película para ser un fiasco? Es taaaan aburrida. El argumento da
varias vueltas y cae un clichés varios, la historia pareciera no definirse
entre un film de superhéroes, una de acción sobre proteger a una víctima
inocente, y el más ramplón drama romántico. Los diálogos insípidos y las
actuaciones puramente inexpresivas tampoco ayudan.
Como aclaré
en cuando hablé de Gatúbela las películas malas me parecen divertidas,
pero Elektra no llega ni siquiera a eso. Además de tener todos los
ingredientes propios de un film incoherente, comete el pecado gravísimo de no
entretener haciendo de la hora y media de duración una experiencia
interminable. Es más, hay una pedorrísima película con la erótica-star Shannon Tweed que también se llama Electra (1996) y con todo esa es más divertida que esta.
Las escenas
sentimentales son directamente para el fusilamiento, y los momentos de acción (que
tardan en llegar) no son realmente destacables además de ser arruinados por FX
muy pobres.
Por último
los personajes son poco desarrollados y los villanos sobrenaturales son
tristemente ridículos. Un fiasco echo y derecho que tuvo su merecida poca fortuna
en la taquilla.
Bueno, acá
están cinco ejemplos de mujeres que no le temen a enfrentarse al peor de los
villanos; aunque los resultados fílmicos en su mayoría no hayan sido muy
destacables, hablar de los personajes en sí es otra cosa; suelen ser protagonistas
muy ricas en matices.
Para ir
terminando lo único que me queda por decir es ¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS GRACIELA!!
Las películas de terror suelen ser el medio más “útil” a la
hora de pensar en crear una franquicia de secuelas. Si lo piensan bien, es más
común ver secuelas de films “de género” que de una obra digamos más personal; y
si de sacar una interminable cantidad de partes se trata, el terror es un género
ineludible, casi seguro (por eso es que en esta sección más que nada hablo de
ese género). Pero también es verdad que viendo los resultados, pareciera que
mientras más nos alejamos en el número de secuelas peor se va poniendo la cosa,
como botón de muestra sirve la película de hoy, El último Martes 13: La muerte de Jason (Jason Goes To Hell: Last Friday The 13th, 1993)
Martes 13 se
encuentra entre las franquicias con más películas en su haber, contando tenemos
la original, 9 secuelas, 1 spin-off o secuela mutua con Pesadilla, y 1 remake tan disímil de la original que bien podría
ser otra secuela; sumando un total de 12, número difícil de emparentar. Esto no
sería un problema en sí, sino fuese por las “peripecias” por las que a pasado
esta historia que fue girando de una madre vengativa a un asesino torturado en
su niñez; luego a otro nene con problemas mentales; más tarde un padre que no
acepta la enfermedad psiquiátrica de su hijo; siguiendo un poco más al asesino
de la segunda que ahora se vuelve sobrenatural gracias a ser revivido por un
rayo; en la instancia siguiente enfrentarse a una psíquica; después se toma un
barco (literalmente) y se muda a Nueva York; y ahora por fin nos anuncian su
muerte… veremos que nos deparó esa promesa.
En primer lugar, empiezo diciendo que la cosa ya arranca mal
(muy mal) a los diez minutos más o menos; como anoté ligeramente en el párrafo
anterior, durante seis películas – la 1 y 5 no cuentan - vimos como Jason Voorhees
(por si no lo conocen el asesino emblema de la saga) era un asesino implacable,
inmortal, al que lo quisieron matar de miles de manera y siempre terminaba
volviendo una vez más; bueno, ahora el significado del título local lo
encontramos ni bien comienza todo. En una cabaña alejada llega una joven, se
pone en pelotas, se va a dar una ducha, y ¡zas! aparece el loco con su machete
para hacer de las suyas (cómo regresó de la 8 a la 9, ni idea); la cosa es que la chica es
una agente del FBI que le tendió una trampa (¿?), logra sacar a Jason fuera de
la cabaña y ahí lo esperan decenas de agentes ¡¡¡que lo acribillan a balazos!!!
y ¡¡¡lo hacen explotar con una bomba!!!, como para asegurarse de que no regrese
más. Parece que en algo fallaron, el cuerpo se hace percha pero el corazón
(negro) queda intacto (¿¿??), y es así como en la morgue comienza a latir
nuevamente y ¡¡¡¡¡¡¡el forense no puede resistir la tentación de comérselo!!!!!!!.
Hago un parate acá para aclarar que no estoy delirando, por más pelotudo que
parezca el asunto, ese es el argumento.
El forense que se manducó el corazón de Jason es poseído por
el mismo, y de ahí en más el alma de Jason va ir pasando de cuerpo en cuerpo
(los asesina y los posee, pff) hasta dar con la última descendiente de la
familia Voorhees; parece que la única manera de retornar a su cuerpo
(recomponerlo sería la palabra adecuada) es terminar con todo el linaje
familiar y poseer al último pariente (y si, yo adelanté que todo todo era de
una pavada extrema).
Pero no hay que temer, porque un detective se avispa de todo
el asuntito este de las almas y la reencarnación familiar, y va aún más lejos,
descubre que la única manera de terminar de una vez y para siempre con el
asesino serial es que lo haga un familiar cercano, o sea…
Bueno, primero Jason mata a su hermana (nueve películas y
recién ahora nos enteramos que la
Sra. habia tenido otra hija), pero como esta tiene una hija
va en busca de ella, Jessica (Kari Keegan ¿?) que a su vez tiene una hijita
(siii, ¡¡Jason es tío abuelo!!). Todo lo que sigue es lo obvio, varias personas
van a ir muriendo en manos de otras poseídas por el espíritu maligno (el enmascarado
a las diez minutos desaparece como figura), Jessica y el detective van a ir
escapando, y el final con el enfrentamiento familiar.
Como leyeron, la historia es imposible de ser tomada en
serio, pero para arruinar las cosas todo está manejado como si fuese ya no una
película clase B sino directamente Z, ultra berretísimo (cosa que se acentúa más
a partir de esta secuela en que la franquicia pasa de ser producida por
Paramount a New Line Cinema). Los actores son todos desconocidos (el único que
repite es Kane Hodder como Jason) y realmente malos; la fotografía ya no solo
es ruinosa sino que además está muy mal manejada, hay escenas distorsionadas,
fuera de foco, mal encuadradas, un desastre.
Los efectos especiales ya son un tema aparte, por eso merecían
su párrafo. Es entendible la escasez de producción en el asunto, ya que a fines
de los ’80 y comienzos de los ’90, el terror había sufrido un gran declive de
calidad y taquilla; pero lo de esta película ya es como demasiado. El alma de
Jason es representada por un gusano (el que se ve en la carátula, pero peor)
similar al chorizo que te comes antes de entrarle a la tira de asado; una cosa
de hule, negrusca, con dientes de goma y ojos pintados con tempera, el colmo de
la baja producción; y las explosiones parecen sacadas de otras películas como
se hacía 20 años atrás. Todo está en función de una carcajada involuntaria, muy
triste.
El argumento pareciera ser sacado de otra película, como si
hubiese sido pensado para otra cosa - es más hasta parece el argumento de Poseídos (Fallen, 1998) -y ante la posibilidad de exprimir un
poco más el asunto de Martes 13 le
hayan incorporado al personaje de la máscara de hockey a último momento (y
realmente creo que fue así); dando por resultado una incoherencia total.
Esta bien, esta franquicia tal vez nunca fue la gran cosa, surgió
como la posibilidad de aprovecharse del éxito de Halloween (1978) y siempre se mantuvo en una calidad baja, hasta
podría decirse mala; pero lo de esta secuela es como que lleva el delirio a
otro nivel nunca antes visto.
Secuela infame si las hay, talvez Jason Goes To Hell… (que en su original tiene más sentido con eso de
Jason se va al Diablo – o al carajo si quieren –) pueda ser disfrutada como una
muy divertida comedia, una película sin ningún sentido; pero esa no fue la
intención de sus productores.
Como siempre que se promete “la última” rara vez se cumple
esa promesa, y Marters 13 tuvo una instancia más, quizás aún más
pedorra que esta, pero eso ya es tema de otra reseña…
Robert Zemeckis
es otro de mis directores preferidos; a mi parecer sabe moverse muy bien en el
ámbito de Hollywood entregando dentro de la gran industrias películas que
contienen su sello, su marca, de alguna films personales aunque varié de
géneros y estilos.
Tal vez por quedar opacado detrás de la figura de su
¿mentor? Steven Spielberg que le proidujo buena parte de su filmografía a
través de su compañía Amblin, Zemeckis muchas veces no es reconocido por el
público general, y es más varios creen que alkgunas de sus películas más
famosas son en verdad dirigidas por el loco Esteban; pero no, Zemeckis tiene
brillo propio, y se diferencia bastante de su amigo, o por lo menos no tiene
nada que envidiarle.
Este hombre cuenta en su filmografía con grandes
hitos/películas como la trilogía Volver al Futuro (Back to the Future),
La Muerte le sienta bien (Death Becomes Her, 1992), Naúfrago
(Cast Hawai, 2000). En mi caso hasta tengo cierto agrado por sus
películas más criticadas como Revelaciones (What Lies Beneath, 2000)
o esta nueva etapa de films realizados con animación de captura de movimiento,
particularmente amo El Expreso Polar (The Polar Express, 2004).
¡¡Vamos es el padre de Roger Rabitt!! ¡¿cómo puedo no adorarlo??
Ahora sí, una vez presentado Bob, vamos a sus orígenes, su
primer experiencia en un largo luego de un par de cortos de calidad
universitaria, Locos por Ellos título horrible para la divertida comedia
I Wanna Hold Your Hand (1978).
La idea de Locos... es retratar la locura de la
Beatlemanía (cosa que queda mucho más claro en su título original que
parafrasea una de las canciones más conocidas de Los Cuatro de Liverpool). Las
protagonistas son un grupo de chicas que convencen a un joven para que las
lleve desde New Jersey a Nueva York donde los Beatles haran su primera
presentación televisiva en EE.UU., ese mítico momento en el programa de Ed
Sullivan que marcó todo un momento histórico allá por 1964.
Entre las chicas está Pam (Nancy Allen) que está a punto de
casarse (es más viajan por su despedida de soltera) pero quiere pasar una noche
de diversión antes de enseriarse; Janis (Susan Kendall Newman) que en verdad
viaja para boicotear la presentación y repudiarlos en vivo porque ese estilo de
música está terminando con el arte en la música; Grace (Theresa Saldana) que lo
único que pretende es fotografiarlos y talvez entrevistarlos para así despegar
en su carrera como fotógrafa y periodista; y Rosie (Wendy Jo Sperber) que está
enamorada de Paul McCartney y su objetivo es llevarlo a la cama. A ellas se les
suma Larry (Marc McClure) que oficia de chofer y Tony (Bobby Di Cicco) que
simplemente los odia porque quiere escuchar música norteamericana en las radios
(posiblente su banda), y esta banda inglesa le quita espacio.
El asunto, obviamente, comienza como una road movie
iniciática, estos seis personajes cruzando el país para llegar a su objetivo
final; pero en un momento, Zemeckis mete mano a lo que mejor sabe hacer y todo
se vuelve un disparate, una gran confusión, puro enredo, creando un ambiente
muy gracioso y divertido, chispeante, que la diferencia de otras películas
similares.
Este film, que también está producido por Steven Spielberg,
tiene guión del propio Zemeckis y Bob Gale, la dupla detrás de Volver al
Futuro, y no es de extrañar, porque mucho del ambiente que vive Marty McFly
cuando viaja a los años ’50 acá ya está presente pero sin el asunto del viaje
temporal. Al igual que en esa, acá la época pasada es observada con cierta
ternura, nostalgia, pero sin caer en lo dramático, como una verdadera
reivindicación. Lo que sí es llamativo es que entre la realización de la
película y los hechos que relata pasó realmente poco tiempo, pero aún así las
cosas habían cambiado. Talvez por eso se logra una recreación de época tan
exacta, perfecta, uno de los puntos más fuertes.
La dirección de actores también es muy lograda, los seis
jóvenes se mueven como un verdadero grupo de amigos, y los diálogos se manejan
creíble y fluidamente, más teniendo en cuenta que no eran actores de gran
experiencia. De entre todos, por supuesto, se destaca Nancy Allen, una gran
actriz con gran trayectoria durante los ’70 y los ’80, pero que luego fue
desapareciendo.
Por si hace falta remarcarlo, otro punto alto es la banda
sonora, ¿si la película se centra en la Beatlemanía de quién creen que se
escuchan muchas canciones?.
Locos por ellos es una comedia con
argumento muy simple, directo a lo que quiere reflejar, pero aún así en ningún
momento aburre, todo lo contrario, su director supo manejar el absurdo con
total diversión, algo que haría durante toda su carrera. Por eso, esta película
es una pequeña muestra de lo que este hombre tenía para ofrecernos durante las
décadas a venir. Desde este lugar espero su próxima película, y que no se tarde
demasiado.
Imagínense
una mezcla de La discoteca del amor, Drácula, cualquier película
de terror con un grupo de adolescentes perdidos en una ruta... y una de la saga
de Emmanuelle; Bueno, eso es Sangre de Vírgenes (1968), LA película
que le da sentido al cine de género nacional.
La pregunta
sería si un film de culto, y que además tuvo bastante éxito de taquilla en su
momento de estreno (no de crítica, por supuesto), puede ser considerada igual
una “rareza” en la filmografía de su país. Bueno, déjenme decirles que Sangre...
no es solo una rareza para el cine argentino (es la primer producción nacional
con vampiros), sino que me atrevería a decir que es toda una rareza a nivel
mundial. Vamos por partes...
Empecemos
con su argumento; al principio asistimos a algo muy parecido a una telenovela
mexicana situada en el Siglo XIX, Ofelia (Susana “pechuga” Beltrán) y Gustavo
(Walter Kliche – el apellido es toda una revelación-) se aman, se declaran su
amor en medio de un bosque lleno de humo, pero saben que su amor es imposible,
la familia de Ofelia no acepta ese amor porque Gustavo es de origen desconocido
(y posiblemente pobre y plebeyo), por lo que la obligan a casarse con Eduardo,
el primo de la tetona (o sea, un desconocido no, pero relaciones
intrafamiliares sí). El casamiento se lleva a cabo, y ya en la Iglesia vemos a
Gustavo que se refleja sobre un vidrio y mira todo con cara de enojado; en la
noche de bodas, en pleno acto de Eduardo masajeándole las tetas a Ofelia,
Gustavo de hace presente, estaquea a Eduardo (¿?) y se revela como un vampiro
que muerde a Ofelia condenándola a un calvario eterno, pero juntitos, eso sí.
Pasamos a
los locos años sesenta, a puro ritmo beat, una festichola se lleva a cabo en
Bariloche, esquían, bailan, juguetean, van a una boîte, y cuando todo termina
tres chicos y tres chicas (entre los que contamos a Rolo Puente, Gloria Prat,
Ricardo Bauleo, y Graciela Mancuso) se suben a un auto con la mala suerte de
averiárseles en medio del bosque (que todavía conserva el humo de un incendio
eterno ¿?). De inmediato se les acerca un hombre que les ofrece ir a la mansión
de los Morano Gutierrez (la parentela de Ofelia, obviamente), pero les advierte
que el lugar está plagado de espíritus y fantasmas... lo que da lugar a una de
las frases más boludas de la historia del cine: una de las chicas en vez de
asustarse con la maldición se tienta “¡Uy, fantasmas!, ¡Nunca vi uno!
¡¡Vamos!!”.
Lo que
sigue es bastante lógico, al llegar a la mansión, Gustavo y Ofelia se van a hacer
presentes, los muchachos van a tener unos sueños eróticos con la vampiresa que
les revelará que vive un sufrimiento sin fin y que por eso tiene que ponerse en
pelotas y tener sexo sin ningún sentido; y las chicas van a ir desapareciendo
de a una en una por los bosques cercanos (no sin antes mostrar las tetas, por
lo menos). Los muchachos van a ir en
busca de las desaparecidas, Ofelia va a confundir a Rolo con su primo (ahora
amado), van a intentar culminar con la maldición de Gustavo; todo todo al ritmo
de una opereta telenovelesca y música estilo Club del Clan.
Quien está
detrás de esta obra psicodélica no es otro que Emilio Vieyra, un director que
nunca logró el reconocimiento que de seguro se merecería. Determinados asuntos
políticos que lo ligaron a la dictadura (además de realizar algunas películas
pro-milicos), opacaron el mérito de ser el precursor del cine de género de bajo
presupuesto en Argentina, y con resultados bastante mejores, o por lo menos más
entretenidos, de mucho de lo que se hace hoy día sobre el mismo asunto. Vieyra
filmaba con ambiciones de vender sus “productos” a toda Latinoamérica (a esta
se la conoce internacionalmente como Pacto Sangriento), hasta llegó a
filmar una película hablado en inglés, Extraña Invasión (1965),
realmente muy lograda y con buena aceptación en EE.UU.
En esta
ocasión podríamos decir que Vieyra hace lo que puede. Los recursos actorales no
abundan, más bien todo lo contrario, y son forzados a pronunciar diálogos
increíbles pero que de tan incoherentes terminan por ser realmente graciosos y
“tapan” las malas actuaciones, casi como si estuviéramos viendo un corto de Todo
X $2.
En la
utilería y FX también se nota una labor de esfuerzo al contar las monedas. La
sangre abunda bastante, pero es de un color casi negro, los juegos de cámaras
están puestos estratégicamente para no tener que mostrar mucho más de lo
necesario (en cuanto a efectos, minas en bolas hay a rolete y sin censura), y
la fotografía es bastante ciudada con colores fuertes y llamativos, marcando el
tono beat de la época.
Un dato muy
llamativo es el recurso utilizado para filmar a los vampiros transformados en
murciélagos. En vez de utilizar, bichitos de papel y que se les note el hilo,
Vieyra prefirió utilizar hasta el cansancio una toma del vuelo de unas
gaviotas, pero con filtro rojo (¿¿¿¿¿¿?????); por lo tanto, Ofelia y Gustavo no
se transforman en ratas aladas sino en gaviotas pero con un cielo rojo, solo en
esa toma, en ese momento, en ese preciso lugar, porque después todos los
lugares (e incluso lo que sería el mismo lugar en la misma escena, en el mismo
momento) se ven con el cielo natural ¿Se entiende?, la verdad que no mucho,
pero el truco es divertido.
Si dijera que Sangre de Vírgenes es una
buena película, sinceramente estaría mintiendo, está llena de incoherencias,
baches, parches por todos lados, y malas actuaciones (además de un argumento
bastante tonto); pero sí es verdad que es muy llevadera, entretenida, y si no
se la mira como una obra de terror seria (que nunca intenta serlo), es mucho
más que pasable. Lo mejor que tiene es su autoconciencia de obra bizarra, de
película menor, casi de complemento, y a partir de ahí hace lo suyo y uno tiene
que aceptar esas reglas. Después de todo, muchas películas más importantes
tienen resultados mucho más mediocres o aburridos, por lo menos acá, el
entretenimiento está asegurado.
La secuencia de títulos con esos dibujitos rarísimos ya es un tema aparte:
Bueno, no
voy a perder demasiado tiempo en explicar por qué estuve exactas dos semanas
sin publicar estos post diarios. El asunto es simple, estuve sin internet, ayer
a la noche se dignaron a repararlo, hoy vuelvo al ruedo, punto, sigamos.
Durante
estas dos semanas pude aprovechar para salir bastante, y claro, ir mucho al
cine... a decir verdad con poca suerte, mucho de lo que estuve viendo no es
digno ni de escribir un reglón. Entre esas cosas anduvo La Era del Rock
(Rock of Ages, 2012), un producto ultra promocionado, un musical alla
Hollywood que reúne a varias mega-estrellas de ese ambiente junto al director
de la mucho más lograda Hairspray (2007). El asunto prometía una
revalorización del ambiente pop-rock de los ’80 con una banda sonora para el
recuerdo. Nada de eso, las malas interpretaciones (actorales y musicales) y un
argumento rayano en la estupidez lo arruinaron todo. Salí de la sala puteando y
augurando que en otras manos otra sería la historia; lo que me llevó al mismo
pensamiento de siempre, aún como producto netamente comercial, los europeos
sabrían hacerlo mejor. Por eso me acordé de Disco (2008), una muy grata
comedia francesa que pese a ser un éxito en su continente, por el resto del
mundo pasó casi desapercibida.
Está bien,
como su nombre lo indica, Disco rememora el estilo de música homónimo,
anterior al pop-rock ochentoso del esperpento protagonizado por Tom Cruise; y
además, la francesa no es estrictamente un musical, o por lo menos no de esos
en los que los actores cantan sus emociones; pero sí se parecen en algo
fundamental, el recuerdo de un género, de una época, de un estilo, y se
diferencian en el tratamiento que cada una le da.
Franck
Dubosc es Didier Travolta (sí, se llama así) un cuarentón que parece no querer
adaptarse a las nuevas épocas, vive con la madre y no tiene trabajo, pero todo
eso no parece preocuparle Por lo menos no le preocupa hasta que su ex pareja
que vive en Inglaterra no le permite ver al hijo que tienen en común.
Desesperado por los hechos, se anota en un concurso de baile Disco que organiza
su amigo dueño de un bar (Gérard Depardieu) con el premio de unas vacaciones
para dos personas en Australia (oportunidad ideal para pasar unos días con su
hijo). En ese plan, Didier reúne a su otrora trío imbatible de las pistas, los
“Bee Kings”, y va a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de ganar el
concurso. Ah, y hay asunto romántico con una profesora de baile interpretada
por Emanuelle “Plastilina” Béart.
¿El
argumento les suena parecido? Y si, es una reversión/parodia a Fiebre de
sábado por la noche (Saturday Night Fever, 1977), pero hecha con
todo el respeto a un clásico.
Ver a
Depardieu ya paga el valor de la entrada en cualquier película; pero en estos
asuntos en donde todo parece ser una joda, más aún. Dubosc está muy bien, pero
los laureles son para el rubio gordinflón. Verlo gastar la pista de baile, con
trajes llenos de brillo y peinados altos, bien valen para instalar una sonrisa
en la cara del más amargado.
La idea que
tomó su director y guionista Fabien Onteniente es en ningún momento tomarse en
serio, todo es una broma (no burla), un chiste, pura diversión; pero bien
hecho, como pensado para que los que aman los años ’70 se sientan vivos en su
momento. Sabemos que aquella época fue la mejor, crecimos, cambiamos, pero
podemos mantener vivas nuestras tradiciones. Todo lo contrario a llenarse de
clichés, burlarse de lo tonta que fue la época que pasó, y aggiornar las
canciones a un ritmo nuevo porque lo viejo ya fué y no sirve.
Precisamente
las canciones son el punto fuerte de esta producción; en su momento la película
la vi en una sala chiquita con poco público, y casi de casualidad. Cuando salí
quedé tan divertido y tarareando todo que quise conseguir ese soundtrack como
sea, tarea que me fue casi imposible, busqué en internet, en muchísimas
disquerías grandes, nada... y como suele pasar, dónde menos te lo esperás
encontrar, ahí estaba, aun precio baratísimo en una tienda muy chiquita de
Santa Teresita, olvidado y lleno de polvo, un material increíble. Cuento esto,
porque son dos experiencias distintas, la película está llena de canciones
geniales del género, lo más selecto de la época, pero el CD le agrega el toque
de que todas las canciones están enganchadas, recreando una perfecta sensación
de boliche (solo falta disfrutarlo con una gran bola de espejos). Acá
encontramos canciones de Donna Summer, Voyage, Gloria Gaynor, Cerrone, Earth,
Wind & FIRE, y más mucho mucho más. Sin lugar a dudas una banda sonora para
la gloria.
Se podría
discutir sobre el hecho de una película francesa recordando música
estadounidense que le es ajena (aunque también hay algo de su música), sobre si
el estilo del film no es más propio de Hollywood que de la cinematografía gala
(yo creo que no). Pero ese es otro tema, lo importante es plantear que Disco
entiende cómo se debe recordar las buenas épocas, rindiéndole honores, sin
“aggiornamientos” comerciales, teniendo un argumento simplísimo pero muy
divertido, y con buena, muy buena música. Del país al norte de nuestro
continente, sigo esperando algo que se le acerque.
AHORA
SÍ, LAS CANCIONES INCLUIDAS EN EL SOUNDTRACK: