lunes, 30 de julio de 2012

RECUERDOS DEL VHS: Venganza Voodoo


Hoy en esta ya mítica ¿? Sección expando un poco el espectro para hablar de una película que quedó marcada en mi memoria como una de las cosas más bizarras que vi en mi vida, Venganza Voodoo (Shrunken Heads, 1994).

Hablo de expandir el espectro, porque si bien es una típica película de ese formato, yo la vi por televisión, y en toda una anécdota que contaré más adelante; pero primero veamos la película.



Venganza... es conocida por ser el primer estreno en sala (por supuesto que solo en EE.UU.) de la famosa productora de Charles Band, Full Moon Entertaiment (Puppet Master, Dollman, ; pero esto no hizo que tenga mayor presupuesto que el resto, o que tenga una pizca de coherencia, casi casi al contrario.

Empezamos con tres chicos algo nerds que viven en un peligroso barrio de Nueva York; como buen grupo, estos tres viven en la calle leyendo historietas, hablando de videojuegos y colándose en el cine de barrio. El único amigo de ellos es Sumatra – guiño guiño – el dueño de una tienda de artículos extraños y objetos de magia negra.
Un día estos chicos se meten donde no deben y quedan en medio de una guerra de pandillas en la cual son asesinados a balazos. Sumatra recoge los cadáveres, los decapita!!!, y con sus cabezas realiza magia negra africana, la famosa reducción de cabeza voodoo, los vuelve a la vida (si están pensando en que se fueran a la mierda, es verdad), y los transforma en una suerte de zombies vengadores pero con mucha onda.

Si con el solo argumento no se convencen de la bizarrés de esta película, basta con ver el trailer y observar el efecto de cómo se mueven las cabezas voladoras (inexplicable, véanlo), y aún más el risible atuendo de Don Sumatra. Todo suma al clima deliberadamente exagerado, pero logrado.

Aunque cueste creerlo, Venganza... es realmente buena (aunque sea en un parámetro film muy clase B), su director, Richard Elfman le imprimió un estilo que campea entre el cine infantil de grupo de amigos metiéndose en líos, y el más ramplón cine de terror con zombies y magia negra (pero sin  nunca llegar a ser demasiado fuerte). Por lo tanto, se transforma en algo así como una comedia liviana, casi apta para todo público, con ciertos elementos del terror clase B cono escenas de asesinatos increíbles.
Sumatra manda (ordena) a las tres cabecitas (que encima hablan con “voz de ardilla”) a vengarse de los asesinos y limpiar el barrio de todas las mafias, convirtiéndose en una especie de superhéroes undergrounds.

En el rol del sacerdote Voodoo tenemos al genial Julius Harris en su último papel, y el resto son las típicas caras conocidas de los films infantiles de la épocas como Cuidado, Hércules vigila (The Sandlot, 1993), y otra cara conocida que también anda por ahí es la de Meg Foster (la Evil-Lyn del film de Amos del Universo).

Si el nombre de Richard Elfman les suena, tal vez sea porque es un reconocido director de Full Moon y otras productoras B... o tal vez les suene por su apellido, el mismo de su hermano Danny, genial compositor de música para películas (colaborador habitual de Tim Burton, tema original de Los Simpsons) que acá le hace la gamba a su hermano y se encargó del tema principal, el de la genial secuencia de créditos.

Si bien el Elfman director se unclinó hacia un tono infantil, la fotografía definitivamente es oscura y derruida, casi todas la escenas son de noche y se hace un (buen) abuso de las luces de neón y el humo saliendo por todos lados.

Ahora sí, la anécdota de cómo la vi por primera vez. Los desafortunados que tenían el sercivio de Tv Cable de Multicanal o Cablevisión se perdían de las delicias que nos ofrecía la grilla de canales más “pobre” de Telecentro, entre otros canales contábamos con los extraordinariamente berretas 365 Cine y Unovisión (que ya tendrán sus reseñas en este blog como canales bizarramente geniales), pero además la propia empresa proveedora del servicio contaba con dos canales propios de cine (en realidad era uno solo que a mitad del día, y sin ningún sentido, cambiaba de nombre) Biógrafo y Movie Top. Estos canales contaban con una programación rotativa de cuatro o cinco películas por semana, todas del tenor de Shrunken Heads, que se encargaban de repetir durante el día 3 o 4 veces, y en el medio, en los intervalos, en lugar de publicidad, se llenaba de videoclips ochentosos de los más raros. De esta manera en el mismo día podías ver la misma película, ponele a las 10:00hs, 14:00hs, 18:00Hs, 22:00hs, y así, y al otro día se intercalaban los horarios... era una repetición putrefacta pero muy divertida. A la semana cambiaban de películas, pero en el mes seguro que las volvían a poner, porque a lo sumo tendrían un stock de 30 o 40 films (muy VHS hasta se veian las rayas o saltos característicos del formato), no más.
Bueno, así es como logre ver Venganza... unas 10 o 15 veces en el lapso de uno o dos años como mínimo.
Pero bueno, como esta es una sección de VHS’s cumpliré en informar que acá la editó Teleargentina de manera muy limitada.

Para darle un cierre a esto diré que Venganza Voodoo es de esas películas que hacían las delicias de los chicos de 11 o 12 años que nos debatíamos entre un típico film infantil acorde a nuestra edad, y algo más fuerte, una de terror, que estábamos empezando a animar a ver por esos años. Muy buen recuerdo.



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domingo, 29 de julio de 2012

CINE EN LISTA: Purretes del infierno


Y si, se acaban las vacaciones de invierno nomás; esos quince días al año en el que los niños disfrutan de un merecido descanso entre tanto estudio,  y nosotros, los adultos, al comienzo estamos felices de tenerlos por dos semanitas a nuestra entera disposición, poder disfrutar de su presencia correteando por la casa las 24hs. horas del día... el tema es que, los mayores no suelen tener estas vacaciones (salvo que seas abogado, como un servidor, ejem), y ya el hecho de no tener en donde meter a los pibes durante 15 largos días es más que una complicación. Y aunque uno también tenga los días libres, al término de las dos semanas ya no queremos saber más nada con correr detrás de un grupo de insurgentes infantes que parecen no tener un mínimo de tranquilidad y que encima entran en un frenesí consumista que nos obliga a nosotros, pobres indefensos, a tener que soportar todo tipo de juegos humillantes o llevarlos a ver espectáculos tan denigrantes como el de cualquiera con tipos disfrazados de muñecotes haciendo monigoteadas. En fin, ¿a qué lleva todo  esto? A una lista de 10 pibes (o grupos de idem) que te van a demostrar que es mejor conformarse con pasar 15 días con los diablos de tus hijos/sobrinos/nietos/primos, etc. que 5 minutos con ellos... un pequeño aliciente, bah


¿Dudas de las malas juntas que tiene ese chico? Bueno, date por agradecido de que no se junte con los de Cosecha Negra (Children of the Corn, 1984).
Un matrimonio de recién casados (Linda “Sarah CONNOR” Hamilton y Peter Horton) va a parar a un perdido pueblito de Nebraska donde lo que les espera es un grupo de niños que viven solos en el pueblo, y no porque los adultos esten todos trabajando, sino porque los mataron, los chicos mataron a los grandes ¿se entiende?. Los niños forman un culto “religioso” adorador de “el que camina entre el maíz”, culto que se basa en que los adultos sin personas corrompidas por lo que hay que eliminarlos, y listo. Como un Peter Pan pero más extremo.
Una advertencia, sin con solo la secuencia de títulos de esta película no te cagas en las patas del miedo, es que no tenés alma.
Estos pibes sembraron (jeje) el terror a lo largo de 7 secuelas y una remake, cada una desvirtuándose cada vez más del cuento corto original de Stephen King.

 


¿Te cansas de decirle que se comporta como El Diablo encarnado? Bueno, para los Thorn eso sería más que un eufemismo.
En el excelente opus de Richard Donner La Profecía (The Omen, 1976) el embajador de Gran Bretaña Robert Thorn y esposa (Gregory Peck y Lee Remick) tienen un hijo que les nace muerto, es entonces cuando un pastor le aconseja a él que tome a un bebé cuya madre murió en el parto y que no le informe nada a su esposa. Robert acepta, con tan mala suerte que el chico, Damien (Harvey Stephens) resulta ser el Anticristo. De ahí en más, la ida para los Thorn (en especial su madre) va a ser un calvario, el nene se reusa a ir a la Iglesia y lo van a rodear todo un séquito de extraños personajes que tienen el fin de protegerlo a como dé lugar y así en un futuro se convierta en el Presidente de los EE.UU.
Terror más sugerido que gráfico, pero aún así mantiene muchísima tensión haciendo que uno quede sugestionado pasado bastante tiempo de terminado el film.
Esta película tuvo tres secuelas y una remake, pero ninguna le hizo ni cosquillas a este clasicazo.



El pibe quería ir a la montaña rusa, vos te quisiste negar, pero no pudiste; cuando termina la vuelta el nene está pálido, empieza a putear porque lo obligaste a subirse a ese juego y encima se agacha y te vomita todas las zapatillas... aún así es mejor que lo que tiene que pasar la madre de Regan MacNeil en El exorcista (The Exorcist, 1973).
Esta obra maestra de Willian Friedkin no en vano es considerada la mejor película de terror de todos los tiempos.
Chris MacNeil (Ellen Burstyn) es una actriz que observa como su hija Regan (Linda “Cadenas Calientes” Blair) de a poco empieza a cambiar su comportamiento y luce muy enferma. Habiendo recurrido a médicos de todo tipo, e incluso psiquiatras, recae en las manos de dos sacerdotes que le informan que su hija está poseída por un demonio, el Padre Damián Karras (Jasón Miller) y el Padre Merrin (Max Von Sidow).
En esta larga sesión de espiritismo, los dos hombres clericales deberán soportar al demonio encarnado en la inocente niña que, entre otras cosas, la hace vomitar sopa de arvejas, espetar un rosario de puteadas, bajar unas escaleras de una manera por lo menos incómoda, y meterse un crucifijo en un lugar no santo.
Al igual que las anteriores, existen tres secuelas que van de mediocres a meramente espantosas (la segunda es consideraqda una de las peores películas de la historia), y si bien todavía no se cayó en la tentación de la remake (aunque hay muchas que son un calco), si existen dos versiones de la cuarta película, pero no viene al caso.



ANTES DE EMPEZAR CON ESTA PELÍCULA ADELANTO QUE VOY A TIRAR SPOILERS FEOS SOBRE ELLA
¿Te enorgullece que tu nene sea tan maduro?¿Te preocupa que tu chiquita se comporte como un adulto? Los Coleman también pensaban lo mismo, salvo que en caso había una justificación, la nenita tenía 33 años. Sí, la edad de Cristo pero en una encarnación del Diablo, jodidísima y que encima se hace pasar por una nena de 9 años; estoy hablando de La Huérfana (The Orphan, 2009).
En esta verdadera sorpresa del cine de suspenso, Vera Fármiga y Peter Sarsgaard  tienen que enfrentarse a la adopción de una nena rusa que al principio parece un amor pero no tarda en mostrarse como una criminal, cuasi mafiosa, y con serios disturbios sexuales... claro, al final va a llegar la explicación de los 33 años. IN-CRE-I-BLE realmente muy buena.



Siempre quisiste tener un bebé rubio de ojos celestes... bueno, pensalo dos veces.  En El pueblo de los malditos (Village of the Damned, 1960) todo los habitantes de un pueblito (inclusive las mascotas) caen desmayados por unos minutos, y al despertar todas las mujeres están embarazadas. Ahhhh, un regalo divino, bueno, no tanto, estos nenes van a crecer (muy rápido) y se van a convertir en unos extraños nenes albinos de ojos claros y brillantes... que tienen el poder de la telepatía. Si, los pibes se comunican entre ellos sin hablarse y le controlan la mente a todos los humanos; pero no van a usar sus poderes para obligar a los padres a comprarles los últimos juguetes, sino que se van a reunir y empezarán a eliminar a todos los que se les interpongan o quieran averiguar más sobre sus extrañas conductas.
El pueblo... creo una gran conmoción en su momento, causando un cierto pánico entre sus espectadores (está bien, eran tiempos de Guerra Fría y los pibitos parecen rusos); y aunque hoy perdió algo de su impacto la verdad es que logra sugestionar.
En 1963 tuvo una secuela rarísima The Children of the Damned en la que los nenes dejaban de ser malosos per se y se convertían en una suerte de mini reunión de lo ONU incomprendidos por los humanos (atención al chinito albino). En 1995 John Carpenter realizó una muy lograda remake de la primera directo a video y TV.



¿Te enorgullece que sea tan apegado a sus padres? Todo bien, mientras no sea tan posesivo como los nenes de estas dos películas (que uní en un solo puesto/item porque son muy parecidas)
En Mikey (1992) un pre-adolescente (Biran Bonsall) huérfano va pasando de familia adoptiva en familia adoptiva. Esto se debe a que cada vez que Mikey entra en una familia esta súbitamente tiene un accidente. Entre los adultos podemos ver a Ashley Laurence de Hellraiser (1987).
En La hijita (Daddy’s Girl, 1996) una pelirrojita adorable es muuuuy apegada a su padre, al punto tal que cuando tras varios incidentes amenacen con separarla de él la chiquita se va a violentar... mucho. Ah, el padre es el inefable William Katt.
Dos películas muy berretas que, de seguro, tendran su propio artículo en Recuerdos del VHS





Uff, ya te tienen podrido, llegas a un momento en que decís, mah si, que se maten entre ellos y no me jodan. Puede que a Henry Evans se lo hayan dicho y se tomó la cosa muy a pecho.
En El ángel malvado (The Good Son, 1993) Mark (Elijah “Frodo” Wood) va a pasar una temporada en casa de sus tíos y se va a cruzar con su “adorable” primo Henry (Macaulay Culkin) un chico algo frío y con ciertas conductas extrañas, como causar accidentes fatales o matar animalitos, o hermanitos. El bueno de Mark va a tener que enfrentarse a Henry en medio de una familia que no parece reaccionar por la ruptura que produjo la muerte de uno de sus bebés hace unos años. Un enfrentamiento entre niños como nunca se ha visto ¿? Con uno de los finales más crueles de la historia del cine. Una película por lo menos rara.



¡Llegó la navidad!, ¡reunión familiar!, ¿no es una buena idea que todos aprovechen la temporada para pasar las fiestas en una cabaña en un bosque?, no, o al menos no fue buena idea para la familia de Hijos Asesinos (The Children, 2008).
Dos hermanas van con sus hijos a visitar a una tercera hermana que vive con su esposo y sus hijos en una cabaña aislada ¿?. Al principio las cosas van a ser agradables, pero de golpe los chicos se enferman y después van a descargar toda su ira contra los adultos asesinándolos sin ninguna razón.
Tom Shankland, el director de la aún más pedorra W Delta Z, vuelve a ocupar ese rol en esta película directo a DVD cargada de violencia y sangre de adultos sin sentido. Una película impactante por la violencia descargada hacia los chicos.



No te los bancás más y se los encajar a los vecinos para que los cuiden un rato; fijate, porque cuando te los regresen pueden actuar como los de Juego de Niños (Un Jeu d' Enfants, 2001)
Un matrimonio (Karin Viard y Charles Berling) viven en un departamento junto a su parejita de hijos. En una oportunidad se cruzan con un matrimonio de ancianos vecinos que ingresan a la casa, y a partir de allí todo se complica. Los dos adultos van a sufrir alucinaciones terribles, y los dos chicos empiezan a actuar de una manera extraña, es que están poseídos por los dos viejos que les quieren usurpar el cuerpo.
Terror francés, algo críptico, en esta producción hecha para TV que acá llegó a VHS. Una película interesante por lo que logra aún con escasos recursos.



... Y bueno, si los pibes se portan mal, de última castigalos haciéndoles ver este bodrio.

EL FIASCO DE TURNO


Hace un par de semanas, mi amiga Julia me preguntó cuál había sido la primer película que vi en VHS; lo primero que me acordé fueron las películas de Madonna que veia en casa de mi prima... pero después me acordé cuál fue la primer película que alquilé yo personalmente en un videoclub... bueno fue la secuela de este bodrio.



En la “comedia infantil” Adorable Criatura (Problem Child, 1990), Ben y Flo (John Ritter y Amy Yasbeck) adoptan un niño, Junior (Michael Oliver) que, para que se den una idea, los monjas del orfanato festejan cuando se va.
El pibe es puro quilombo, vive haciendo peligrosísimas “travesuras” sin ninguna razón más que el aburrimiento o lograr lo que quiere.
Pero todo está justificado porque el nene es muy simpático y en cambio Flo, y el padre de Ben, Big Ben (Jack Warden) no, al contrario, son cascarrabias u odiosos (bueno, el pibe también lo es).
Así que lo que nos ofrece Adorable Criatura es reirnos con hora y media del pibe haciendo desmanes a su paso y el pobre de Ben teniendo que soportar todo.

La cosa es que de chico me acuerdo haber visto esta película mil veces, es más también vi varias veces sus dos (Igual de insoportables) secuelas. Pero ahora, en plan memoravilia las volví a ver y no pude creer lo patética que son, y peor aún, el mensaje nefasto que dejan.

Michael Oliver debe ser el niño más asqueroso y gritón de la historia del cine, al pibe parece que le dan cuerda y no para un segundo.
John Ritter da pena ajena teniendo que soportar un personaje realmente patético. El coloradito le hace las mil y una y el soporta todo con cara de pelotudo, e impostando una sonrisa.
Los villanos de Warden y Yasbeck son directamente sobreactuados, irreales, falsos, aún para una película infantil.

Adorable... intenta robar el éxito de Mi pobre Angelito (Home Alone, 1990) pero Chris Columbus realmente logró empatía con sus peronajes (no solo Kevin el chico sin los dos ladrones tontos villanos), cosa que aquí Dennis Dugan está muy lejos de lograr.

El argumento de la película es casi inexiste, es solo una sucesión de travesuras, y encima muchas mal resueltas.
Los rubros técnicos tampoco son muy logrados, una fotografía que agrega a lo irreal y al sentido de “todo es plástico”. Los personajes muchas veces miran a cámara pero dando más una idea de estar perdidos que buscando complicidad con el espectador.

Un desperdicio, y eso que la vi con chicos que se aburrieron tanto como yo. Una película que, sin lugar a dudas no soportó ni por lejos el paso del tiempo.



En fin, las vacaciones de invierno terminan, a tus chicos no los soportás más, pero después de ver estas 10 (en realidad 11) películas les va a tomar algo de cariño... aunque sea por conformismo.

Este listado tiene diez items caprichosos, porque hay muchas películas más con el mismo contenido de infantes dañinos, ¿Se acuerdan de alguna otra? Coméntenlas por acá... o sino fíjense en Facebook que agrego un par más.
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viernes, 27 de julio de 2012

INFAMES SECUELAS: Batman & Robin


Como buen oportunista que soy, debido al estreno esta semana de Batman: El Caballero de la noche asciende (The Dark Night Rises, 2012), me pareció un buen momento para inaugurar esta sección de secuelas que nunca se tendrían que haber llevado a cabo con uno de los títulos más emblemáticos de la historia del cine, en cuanto a eso se refiere, Batman & Robin (1997)



Por si alguno no la conoce, esta película dirigida por Joel Schumacher (El Cliente, Ocho milímetros) puede ser considerada bien la cuarta entrega de la saga iniciada con Batman (1989), y continuada por Batman Vuelve (Batman Returns, 1992) – ambas de Tim Burton – y Batman Eternamente (Batman Forever, 1995); o bien la segunda parte de esta última, ya que ambas comparten director y por ende estética (bien diferente a la Burton). La cosa es que sea como sea, el resultado está mal.

Veamos un poco del “argumento” (porque de algún modo hay que llamarlo). La cosa empieza con el robo de unas joyas (obviamos la escena inicial porque merece párrafo aparte), unos malandrines entran a una bóveda y congelan todo, de golpe entra el Capitán Frio dispuesto a llevarse las joyas, en especial un gran diamante. En eso hace la aparición el dúo dinámico (el del título por ni son avispados) y para intentar frenar el robo arman un partido de hockey sobre hielo con el diamante como disco/pelota ¿?, bueno ese es el tono general de la película.
Resulta que el Capitán Frío (Arnold Schwarzenegger) necesita de esos diamantes para mantenerse con vida y para continuar con la investigación de una cura para su enfermedad que se encuentra en un estado de criogenización (o más bien está en un frasco de formol gigante cual rana de laboratorio escolar) a la que la indujo su esposo hasta curarle una enfermedad mortal. Pasa que el científico sufrió un accidente en el medio de una investigación y ahora tiene que convivir en ambientes congelados, por eso lo de Capitán Frío.

Por otro lado, está Hiedra Venenosa (Uma Thurman), una ayudante de un científico codicioso que adora la naturaleza, y por eso se opone a la investigación que su jefe lleva a cabo para la Wayne Corp. Bueno, tiene un accidente, mata a su jefe, un sinfín de feromonas naturales entran en su cuerpo y con la ayuda de otro ser alterado genéticamente (Bane) va a enfrentarse a Bruce Wayne (alias Batman) y de paso robarse algunas joyas (porque adora a las plantas pero también los collares y aros). El arma que utilizará serán sus propias feromonas que al soplarlas ¿? Enamorará a todos los hombres, por lo que enfrentará al propio Batman con su aprendíz Robin en la luchas más estúpida jamás vista.

Por suerte, Batman y Robin no van a estar solos esta vez, a la mansión llega la sobrina de Alfred el mayordomo ¡¡¡¡!!!! Preocupada por la enfermedad de su tío (que casualidad la misma que la de la esposa del Capitán Frío); prontito va a descubrir la baticueva y se va a diseñar un traje para ser Batichica… bueno, no tan prontito, es casi al final, menos mal.

Pero el argumento (o la falta de él) no es único problema de Batman & Robin, en realidad es el menor de los problemas. El pifie mayor está en todo lo que la rodea. La película pareciera todo el tiempo buscar deliberadamente el ridículo, ya sea desde escenas increíbles (no precisamente por lo fantástico), diálogos estupidísimos, y una puesta escena que va de lo incoherente a lo simplemente berreta.

Para decir la verdad, a esta altura tengo que hacer una aclaración, siempre tuve mi “corazoncito” para Batman & Robin, los que vienen leyendo mis reseñas ya se habrán dado cuenta de mi afición que yo llamo “tan malo que es bueno”, como que una acumulación de ítems muy muy horribles hacen que se termina transformado en, digamos, una buena comedia. Además, los que me conocen saben que no me gusta el nuevo Batman, el de Christopher Nolan, es por eso que a esta película de Schumacher siempre la tengo en consideración.

La película deja todo el tiempo una sensación de querer “imitar” cierto estilo del Batman de Adam West, el de la serie de los ’60, mi preferido lejos, pero aún así se queda lejos lejísimos del original.
Veamos algunos ejemplo: las ridiculeces no se reducen solo al partido de hockey y a la pelea estúpida entre Batman y Robin por el “amor” de Hiedra Venenosa; por ejemplo, en el medio de una fiesta para recaudar fondos Hiedra hace su presentación en sociedad… enfundada en un traje de gorila rosa!!!!!. en la misma escena Batman hace uso de una Bati tarjeta de crédito!!!!!. Mas tarde, para interrumpir el efecto del poder “hechizante” de la pelirroja, Robin se pone un film adherente en los labios que lo hace parecer tener los labios pintados. En otro momento, Robin y Batichica tienen una carrera de motos con un grupo de pseudo-punks que oscilan entre estereotipados e idiotas, etc.

Y acá llegamos a la escena inicial, luego de los créditos en un rojo furioso, pasamos a unas tomas parcializadas de los cuerpos de Batman y de Robin con una aparente sensualidad entre ridícula, inexplicable, graciosa, u homoerótica. Así asistimos a las piernas de Batman, las piernas de Robin, el culo de Batman, el culo de Robin, la entrepierna de Batman!!!!, la entrepierna de Robin!!!, el pecho (con pezones!!!!) de Batman, idem para Robin… y recién ahí le vemos la cara a los dos ¿?

Además, los errores, más de una vez cuando Bane rompe las paredes a puñetazos podemos ver previamente marcado el lugar de “los ladrillos” sueltos, y encima al caer estos escombros hacen ver a los del Chapulín Colorado como grandes obras del FX. Ninguno de los dos villanos se decide por un fin claro, es más, por momentos hasta parecieran tener razón, o querer hacer maldades por el sólo hecho de hacerlas. Hay personajes prácticamente desdibujados, como el de la novia de Batman (es conocida la anécdota de cómo Elle McPherson hizo publicidad de su personaje como sumamente trascendente y solo aparece cinco minutos y en una escena entre horrible y al pedo), o la propia Batichica metida con forceps en la historia.

Lo que realmente es increíble en esta película (y ya parezco una vieja rezongona) es que se supone que es una superproducción con gran presupuesto, y sin embargo pareciera que el presupuesto se lo deben haber gastado en el catering para Alicia Silverstone, porque todo el resto parece ser hecho por chicos aficionados.
Hiedra Venenosa tiene unas cejas hechas con papel glasé metalizado, encima parece que la tintura del pelo fuese marca Coloralba El vestuario del Capitán Frío no es mejor, cuando no usa su tecnológico traje plástico color metal, usa una bata simil Hugh Heffner, además por todo el cuerpo tiene una especie de escarcha que pareciera brillantina azul, y además el hielo es de un notorio plástico que encima se dobla como goma!!!!; todas las escenas tienen mucho tufo a set cerrado y lleno de unas luces de neon escapadas de algún cabaret de mala muerte; en fin, toodo así.

Hablar de las interpretaciones es prácticamente inútil, pero bueno, George Clooney pareciera no entender en qué película se encuentra y se confunde con un rol romántico. Chris O’Donnell intenta hacer un papel de adolescente que ya no le queda. En cambio, los villanos sí parecieran entender el tono del asunto, y sobreactuan todo el tiempo, como si estuviesen en una mala obra de teatro infantil.
Mensión especial para Alicia Silverstone, el suyo debe ser uno de los peores casos de mala elección personal a la hora de interpretar un papel. La chica la venía rompiendo con los videoclips sensuales de Aerosmith y con el protagónico en Ni Idea (1996), pero acá la convocaron para lo que iba a ser el rol que la lanzara al estrellato definitivo, una película de acción y aventuras… y no se le ocurre mejor idea que festejar con unos cuantos postres; el resultado es que en esta película esta más cerca de Miss Piggy que de Batichica, por lo que su rol es por lo menos ridículo y su traje luce bastante apretado.

En definitiva, podría seguir hablando de la banda sonora estruendosa, de la fotografía llena de colores estilo Bubbaloo, de lo poco respetuosa que es con la historia original del personaje, etc.; pero hace tres hojas que vengo criticando.
Solo voy a terminar con que la taquilla hizo justicia y la película se fue al tacho inmediatamente, y junto con su desgracia arrastró las carreras de O’Donnell (a quien solo vimos después en El Soltero más codiciado y Límite Vertical), Silverstone (Buscando a Eva y ese musical con Kenneth Branagh), y al propio Schumacher que siguió dirigiendo pero al que todos le bajaron el pulgar desde entonces (a veces con razón y otras no tanta). Hasta la propia franquicia de Batman se vio afectada y no fue hasta 2005 con Batman Inicia que se animaron a continuar.

Por todas estas razones, y otras (muchísimas) más, es que Batman & Robin era el film ideal para iniciar esta sección dedicada a secuelas que hacen honor a eso de “segundas – o cuartas - partes nunca fueron buenas”.


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jueves, 26 de julio de 2012

ÓPERAS PRIMAS: Murder à la mode


Antes de empezar a escribir este informe tengo que aclarar que uno de los únicos programas de TV que sigo religiosamente como si fuese una serie o una novela es Filmoteca, Temas de Cine, el ciclo de películas que conducen desde hace unos cuantos años por la TV Pública Fernando Martín Peña y Fabio Manes de lunes a jueves cerca de la medianoche.
Justamente esta semana están dedicándosela a parte de la filmografía de Brian De Palma, y en el día de ayer, justamente, dieron su primer (y hasta hace unos años extraviada) película, Murder à la mod (1968); así que la oportunidad me vino muy bien para poder escribir.

Ahora sí, aclarada la “fuente de inspiración”, pasamos al film en sí.



La cosa comienza con una sesión fotográfica para el casting de una película, desfilan varias “modelos” frente a un  director/fotógrafo que les exige quitarse lentamente la ropa, las ata, juguetean con un cuchillo falso, y repiten un diálogo armado precisamente sobre un director que somete a su novia a un trabajo “no santo” por dinero... hasta que aparece Karen (Margo Norton) y en el medio de la prueba, en el jugueteo con el cuchillo se asoma una mano y la apuñala cayendo muerta. De ahí, nos retrotraemos a la historia de Karen, de novia con el director, Christopher (Jared Martin), un amateur que no está contento con el resultado de su trabajo (y se siente algo avergonzado). El tema es que Chris quiere divorciarse de su esposa, por lo que Karen pareciera querer ayudarle como sea, y planea el robo de unas joyas... además de algún otro trabajo extraño frente a las cámaras (como el que le exije su novio).
Por otro lado tenemos a Otto (el inefable Willian Finley – que además compone la banda sonora – ), un actor algo psicótico, el que hace la “bromita” con el cuchillo falso, y que deambula por el set, y por la vida de aren y Chris.
Todo esto irá conjugando un grupo de personajes como para ir adivinando ¿quién puede ser el asesino de Karen?

El argumento de la película es ese... o más o menos, porque la película es bien extraña. Todos los ingredientes de la primer etapa de la filmografía de Brian De Palma (digamos hasta que entró con las grandes productoras) estan presentes. Si bien la trama pareciera una de intriga básica, no esperen una adptación de un cuento de Ágatha Christie, Murder à lo mod, para que quede claro, tiene más de “mod” que de “murder”.

Ya desde el comienzo, con la sesión fotográfica, la cosa es puramente artística, con una fotografía Blanco y Negro sublime, unas tomas indescriptibles, como poniéndonos en el ojo del director cuasi acosador, haciéndonos sentir voyeuristas. Y lo que sigue después va más o menos por el mismo lado, diálogos deliberadamente increíbles, situaciones que parecen sacadas de una fábula, y mucho, mucho contenido artístico.

Murder... podría ser fácilmente comparada con Pepping Tom (1960), pero la ópera prima de De Palma va más allá con la cuestión artística y una mirada aguda sobre la vida de jóvenes actores/artistas que intentan triunfar en el mundo del cine, o sea el off Hollywood (más o menos en el mismo sentido que Hollywood Boulevard, la película reseñada la semana anterior).

Como dije, Brian De Palma se luce con un gran trabajo detrás de cámaras y con escasez de recursos extrema. Cada plano, cada toma, cada escena parece estar medido y calculado para que salga así como salió, como si nada hubiese sido dejado librado al azar; y aún así se logra mucha naturalidad en los hechos.
La misma naturalidad logra en las interpretaciones, tanto Norton, como Martin, y sobre todo Finley parecen estar actuando en un grupo de amigos, como con cierta complicidad, casi como si estuviesen improvisando, y sin embargo todo sale perfecto, medido, calculado.

Otro gran aporte es su banda sonora, desde la secuencia de títulos con una canción del propio Finley, y ya durante toda la película, escuchamos canciones estridentes propias de la década del ’60, pero que calzan muy bien para hacer lo que podría ser un retrato generacional (muy logrado también desde la estética y el vestuario).

Murder à la mod estuvo desaparecida hasta mediados de 2006, cuando se encontró una única copia y fue editada en DVD; pero aún así es bastante difícil de conseguir fuera de EE.UU. Es por eso, que es todo un logro que los muchachos de Filmoteca la hayan conseguido y la pongan al aire en medio de una semana plagada de excelentes películas... bah, en definitiva al común que nos tiene acostumbrado ese gran ciclo.

La ópera prima de Brian De Palma es un muy buen botón de muestra de un director que supo ser de los más personales que salió del país del norte; todo lo mejor que supo dar está presente en esta película... por lo menos lo mejor que supo dar hasta que cayó en las garras de un Hollywood que lo llevó a hacer películas como Misión a Marte (2000)... esperemos que un día vuelva a sus fuentes.


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miércoles, 25 de julio de 2012

RAREZAS ARGENTINAS: Los espíritus patrióticos


Hoy en la sección Rarezas Argentinas quiero intentar rendirle un homenaje a una gran actriz y directora (teatral) de nuestras tierras que nos dejó el pasado lunes 23 de julio, Alicia Zanca, con una gran trayectoria al frente de la gran pantalla.



Elegir una de sus películas para incluir en esta sección es un poco arbitrario, ya que siempre tuvo una personalidad arriesgadora, poniéndose al frente de proyectos que otros, talvez rechazarían. De esta manera podríamos nombrar algunos de sus títulos más extremos como Los amores de Laurita (1986), Cargo de Conciencia (2005), Arregui (2001), u Obsesiuón de venganza (1987)... pero elegí una película algo (bastante) perdida que vi hace muchos años alguna medianoche en la TV (y que tuve grabada durante bastante tiempo en VHS), Los espíritus patrióticos (1989).



Esta película es la ópera prima de Pablo Nisenson (un director con varias obras para esta sección) y Maria Victoria Menis (la misma de Arregui). Ya la historia sola es digna de la mayor de las rarezas, resulta que en lugar recóndito espacio de la Biblioteca Nacional existe un grupo secreto llamado “Club de los espíritus patrióticos”, y lo de “espíritus” no es un eufemismo, realmente son espíritus, fantasmas, espectros, o como los quieran llamar.
Estos fantasmas son los de un ganadero, un general, un policía especial, y un conquistador (entre otros hombres y mujeres que deambulan por los pasillos de la Biblioteca)  y hace varias décadas vienen planeando un Golpe de Estado para retornar al poder y a mejores épocas ¿¿¿¿????, y encima ahora cuentan con la ayuda de un ¿humano? Como para poder concretar la toma (Hector Malamud).
Pero hay dos periodistas cuasi aficionados (Zanca y Mauricio Dayub) que tran una investigación dan con los espíritus y ahora están dispuestos a interrumpir los planes que hagan peligrar la democracia ¡¡¡¡!!!!.

En definitiva, el argumento daba para una especie de sátira descabellada; y el mayor problema de la película es que parece no inclinarse del todo por eso, y por el contrario tiende a tomarse demasiado en serio su, seamos sinceros, incoherente planteo.
Así como esta la cosa, la película deambula por una comicidad simple, momentos de inentendible dramatismo, cuestiones políticas que se suponen de gran peso, y alegorías democráticas propias de la época... además de otra comicidad involuntaria e inevitable.

El final de los años ’80 y comienzos (hasta mitad) de los ’90 no fueron los mejores años para el cine nacional, mucha de su producción pasó al video y las salas se llenaron de bastante contenido carente de suficiente presupuesto y con una estética más propicia, precisamente, al video hogareño. Esto es, en parte, lo que sucede con Los espíritus patrióticos, una película que pese a su tono dramático pareciera no tomarse en serio a sí mismo y haber resuelto las cosas... bueno, como pudieron.

Alicia Zanca interpreta a Ana Mil, como ya dije, una de las periodistas que descubre el plan detrás de los fantasmas, y ella, al igual que Mauricio Dayub son de lo mejorcito de la película; los que parecieran encontrar el tono justo para que la película fluya bien, el de la sátira. Sus personajes son sobreactuados, exagerados, casi caricaturescos, pero sus momentos son, por lejos, los más divertidos de la película. A diferencia de los fantasmas, en sí, en donde uno se podía imaginar que se encontraba el punto más grotesco; ya sea desde el guión o desde la interpretación, suenan demasiado solemnes, graves, con una necesidad imperiosas de tirar frases de manual, como convirtiéndolos en acartonados (algo parecido le sucede a Dinenson en Ángel, la diva, y yo), y quitándoles toda posibilidad de gracia (que por momentos se intenta pero no se logra).

Menis y Dinenson cumplen una buena labor de ambientación, logrando algunos climas bastante opresores en la Biblioteca; y además el ritmo de la película es bastante sostenido, lo que la hace por lo menos, amena (aunque algunos momentos retóricos terminen por aburrir).

Otro punto en contra es la banda de sonido, como sucedía mucho en esa entonces, los sonidos suenan algo bajos y la música bastante altisonante, estridente, volviéndose bastante molesta.

En fin, Los espíritus patrióticos es toda una curiosidad en un cine no muy acostumbrado a lo sobrenatural, ni siquiera sin ser de género (como en este caso), y la reciente partida de esa enorme actriz como Alicia Zanca puede ser una buena oportunidad para recordarla, quitarla del arcón en la que se encuentra, y darle otra oportunidad de revisión; después de todo, aunque el resultado sea algo moroso, el planteo era bastante interesante.


Ah, otra cuestión, si algún lector tiene un afiche más amplio, un video, o lo que sea sobre esta película, por favor que lo haga llegar... lo que está arriba es lo único que encontré.
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martes, 24 de julio de 2012

BANDAS SONORAS GLORIOSAS: Fiebre de Sábado por la noche


La semana pasada en esta sección recordé una de los sountracks más populares de los ’80; ahora retrocedemos una década para hablar de una de las bandas sonoras más populares de todos los tiempos, la de Fiebre de Sábado por la noche (Saturday Night Fever, 1977)



Para los que todavía no la vieron, esta película dirigida por John Badham (Juegos de Guerra, Cortocircuito) cuenta la historia de Tony Manero (John Travolta) un adolescente que durante la semana mantiene un empleo aburrido pero que al llegar los sábados a la noche se convierte en el rey de la pista de Disco. En una de esas noches conoce a Stephanie (Karen Lynn Gorney) una chica con mayores aspiraciones que las de él y por eso lo rechaza; aún así decide aceptar ser su pareja de baile en un concurso que se desarrollará en esa discoteca, concurso que se convierte en el sueño principal de Tony.

Pero seamos sinceros, el argumento de esta película a nadie le importa demasiado; es más bien una excusa para ver a Travolta y Gorney mover las piernas y todo el cuerpo al ritmo de lo mejor de la música Disco, característica de la época; y con un mensaje de triunfar persiguiendo un sueño, sea este cual fuere.

La banda sonora de la película, compuesta principalmente por canciones de The Bee Gees, se convirtió rápidamente en la banda sonora que más ventas recaudó en la historia, por lo menos en ese entonces (luego los desbarrancó El Guardaespaldas).

Las canciones más recordadas de la película son por supuesto Staying Alive (que hasta le dio título a una infortunada secuela  en 1983, Sobreviviendo, dirigida por Sly Stallone), Night Fever, More than a Woman (que en película interpreta Tavares), la balada How Deep is your love, y If I Can`t Have you (que en la película canta Yvonne Elliman); canciones que fueron editadas originalmente en la banda sonora (aunque los Bee Gees las compusieron para un album propio). El resto de los tracks son canciones anteriores de la banda como You Should Be Dancing y canciones incidentales, algunas basadas en los temas anteriores.

En general las canciones son todas de un ritmo y letra entre relajado y divertido, que invitan al baile inmediato. Ya sea hablando de amor, del golpe de la ciudad, o de una mujer, todas redundan en encontrar lo deseado en una pista de baile… y eso es lo que nos ofrece la película.

Pocas veces una banda sonora fue tan representativa de una película, pero acá la simbiosis está lograda a la perfección, la película no sería lo que es sin su banda sonora, y viceversa.

Jonh Travolta pone todo su carisma en un rol que si bien no le exige demasiado, él supo aprovecharlo y adueñárselo, al punto de quedar identificado con el personaje y su estilo para siempre.
En cambio, Karen Lynn Gorney no pudo sacarle provecho a la simpatía. La actriz, más reconocida por roles televisivos, no tuvo mayores oportunidades luego de esta película y tuvo esporádicas apariciones más que nada evocando la gloria de esta película… talvez se deba a que hizo de su Stephanie un personaje bastante insoportable.

Los rubros técnicos están todos en servicio de hacer parecer la película un largo videoclip (adelantada a su época en ese sentido), mostrando juegos de luces en primer plano, pies moviéndose al ritmo de la música, primerísimos planos de miradas cruzadas… y haciendo sentir a las escenas intermedias sin música, precisamente como eso, meros intermedios entre una canción y otra.

Fiebre de Sábado por la noche puede parecer algo (bastante) simple, aburrida, o hasta ñoña; pero sin dudas fue la película que marcó todo un estilo, y aún hoy en día su banda sonora parece estar resonando en varios lugares.
Todo un hito en el cine pensado para vender algo más (en este caso un soundtrack), esta película merece una revisión dentro de lo que Hollywood supo hacer bien durante bastante tiempo, un cine ligero, entretenido, que invitaba a la fiesta… y en definitiva, inofensivo.


Pasen por la Página de Facebook para evocar toda la música de la película!!!!!!!
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RECUERDOS DEL VHS: A.D.N.


Hoy en Recuerdos del VHS nos vamos hasta 1997 para hablar de una de las experiencias más bizarras que me ha brindado el alquiler de cintas de video... o el cine en general.

En el mismo año en que en Argentina (por fin) se estrenaba Scream, y el público quería ver la serpiente digital de Anaconda (es verdad, había bastante expectativa por saber cómo iba a salir), la gente de Emerald editaba en video una película que fue anunciada con bombos y platillos (bueno, con toda la parafernalia que esa editora podía lograr), A.D.N. (D.N.A. – Genetcic Code), y no hubo videoclub que no la tuviera.



Antes de empezar a escribir sobre qué trata la película les voy tirando una idea de cómo venía el asunto. En el afiche, con una selva oscura y unos ojos entre la penumbra (si, se parecí al de Anaconda), se anunciaba arriba “La criatura de Alien, en el mundo de Depredador, con la historia de Jurassic Park”... o sea, ya era un choreo indisimulado; y la verdad es que la promesa, más o menos, se cumplía.

El asunto es así, el Dr. Ash vuelve a su tierra natal, Borneo tras estudiar y haberse recibido en Estados Unidos. Ya en la jungla de ese país forma parte de una excavación que da con unos huesos arqueológicos pertenecientes a una civilización antigua. Estos huesos van a parar a manos de un científico desquiciado que descubre como sacar ADN de los huesos y mezclarlo con una sustancia que los reconstruye y da vida el dueño original de esos huesos, el bicho, se entiende.
Todo estaría bien sino fuese porque un par de años más tarde, en la selva empiezan a aparecer unos cuerpos desmembrados y el científico del ADN parece que tiene algo que ver. Una agente de la CIA se contacta con Ash y juntos van a ver que pasó, y lo que se encuentran ahí es... bueno, ya saben.

Hasta ahí, tenemos un robo impune a Jurassic Park (1993) metido en la selva de Depredador; pero también nos prometían una criatura parecida a la de Alien (1979). Bueno, tal parece que en una civilización antigua, la Reina Alien de la peli de Ridley Scott tuvo un hijo enano y con una estructura corporal similar al hule... porque eso es lo que vemos en A.D.N., un bicho realmente muuuy parecido al que perseguía a Sigourney Weaver, pero bajito y con una movilidad reducida no por ser sigiloso sino porque a la legua se nota que es un muñeco de goma por más luz oscura que nos pongan. Eso no es todo, esta cosa intenta moverse como una persona (posiblemente sea un enano disfrazado) y posee fuerza sobrehumana ¿?  Además de ser inmune a las armas!!!!!, camuflarse en la selva!!!!!, y tener visión inflarroja (definitivamente se fueron al carajo), lo que hace que se parezca un poco/mucho al bicho de Depredador (Predator, 1987).

Ash es interpretado por el “astro” de la acción clase B de los ’90 Marc Dacascos (Pacto de Lobos), un tipo que para los que no lo tienen, le dio de comer a varias productoras y editoras de video de segundo nivel a razón de tres o cuatro películas por mes durante unos cuantos años. En la piel del científico loco está el eterno Jürgen Prochnow, o sea, hace el papel que hace siempre. El tema es que la historia no ayuda, y los diálogos menos, así que uno no deja de sentir lástima (por lo menos por el segundo) al minuto cinco más o menos, de que tengan que haber aceptado este esperpento para poder comer.

Los rubros técnicos son lisa y llanamente horribles, para disimular que el monstruo es un muñeco inflable, toodo está sumido en una oscuridad terrible, y además se abusa del fuera de foco (¿o será impericia del director?). La selva no disimula ser recreada en un estudio cerrado, y el potus de origami que tenés en tu living parece más real que las plantas de goma seca que aparecen acá... y encima el laboratorio de Don Prochnow!!!!, parece que a los productores no les dio el presupuesto para hacer el ambiente que Spielberg le construyó a Richard Attenborough en el mega-éxito de 1992, y se conformaron con unos cartones forrados con papel aluminio y una lucecitas entre pintadas y propias de un arbolito de navidad, indescriptible.

El director es William Mesa, un señor mucho más acostumbrado a estar en el sector de FX para grandes producciones (acá se vio que le dieron el vuelto de un café como presupuesto para ocuparse del asunto), y que en la dirección cuenta con un título previo como Galaxis (1995, un opus con Brigitte Nielsen que ya tendrá su merecidísimo espacio en esta sección). Al ver el resultado, uno se queda con la duda de si el hombre realmente es tan malo en lo suyo (bueno, la de Brigitte no le salió mucho mejor), o si la evidente falta de presupuesto dificultó al extremo todas las tareas.

Bueno, en definitiva, la película era un bodrio hecho y derecho, pero eso no le impidió convertirse en un éxito (por lo menos en los dos videoclubes a los que iba/vivía yo). El boca en boca hizo que sea bastante difícil conseguirla, ya que siempre estaba alquilada. Era como jugar una apuesta para ver un film muy malo, generaba mucha curiosidad que sea tan berreta, como que había que verla sí o sí para saber si eran ciertos todos los comentarios que se hacían (Algo medio parecido a lo que sucedió con La noche de los demonios 3, 1993).

La verdad que los comentarios no le hacían justicia, A.D.N. es de esas películas que de taaan malas se terminan convirtiendo en una especie de joya invalorable, lo que hizo que la terminara alquilando (y viendo por TVcable) por varios años como para llorar de la risa. En fin, una experiencia bizarra, inentendible, pero terriblemente graciosa y divertida; otra joya de los tiempos del VHS.



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lunes, 23 de julio de 2012

CINE EN LISTA: Películas para mirar con el estómago


Los que me conocen un poco saben que los domingos me gusta instalarme en la cocina y descomprimir cierto cansancio semanal preparando alguna receta, preferentemente de panadería o pastelería. Los que no lo sabían deberían probar, cocinar es una buena terapia para despejar la cabeza.

Este domingo el asunto además tenía olor a venganza, a revancha... y otra vez la cosa me retrotrae a la reunión de amigos del sábado de la semana pasada; tenia pensado llevar algo para compartir, entusiasmado había anunciado unos Pretzels... pero en el medio de la preparación una visita “inoportuna” me arruinó el estofado... o en este caso las masitas, jeje. Por más que los comensales intentaron disimular, siendo sincero, quedaron horribles.
Así que este domingo me propuse prepararlos nuevamente... y además un cremique como para balancear con lo dulce.












Pero como este no es un blog culinario, solo voy a acotar que el resultado fue tan bueno que quedé enganchado con la cocina y me puse a pensar en las veces que el cine rinde honor al arte gastronómico... y otras veces en las que no.

En Big Night (1996), Stanley Tucci no solo protagoniza sino que además, escribe y co-dirige junto a Campbell Scott (el que enamoraba a Julia Roberts en Todo por Amor) esta historia sobre dos hermanos venidos de Italia que tratan de instalar un gran restaurante en Nueva Jersey; pero las deudas los aquejan y todo parece indicar que tendrán que cerrar el lugar antes de triunfar. Antes de dar el portazo definitivo deciden jugarse una última carta en una noche a todo trapo en la que vendran grandes personalidades y críticos culinarios... pero claro, las cosas no saldrán como lo pensaban.
Tucci y Campbell logran un film muy ameno pero a la vez intimista; la historia de estos dos hermanos (Tucci y Tony Shalhoub) parece pequeña pero logra enmarcar la de varios inmigrantes que llegaron a ese país con la idea del sueño americano y tropezaron con una realidad, y la verdad es que lo hacen sin caer en (demasiados) lugares comunes. Los dos actores demuestran dirigir muy bien a sus pares, y además de muy buenas interpretaciones del dúo de hermanos, logran buenos registros de Isabella Rossellini, Minnie Driver, Ian Holm, Alisson Janney, Hope Davis... y hasta Marc Anthony.




Ratatouille fue la apuesta de animación del estudio Disney/Pixar para el año 2007, y como nos tienen acostumbrados, el resultado fue sobresaliente.
Es la historia de Remy, una rata con sueños demasiado grandes para su cueva, a diferencia de sus compañeras él no quiere conformarse con comer lo que logran recolectar/robar por ahí, de cualquier basurero; es una rata que aprecia el buen comer, y que además sabe cómo preparar los platos.
Un día, Remy se inmiscuye en la cocina de un gran restaurante fancés y es así como da a parar con Linguini, el lavaplatos del lugar que con la ayuda de Remy (escondido en su gorro de chef) se transformará en el cocinero estrella del lugar.
Como siempre sucede con las películas de Pixar, reducir los argumentos en unas líneas es un desperdicio ya que hay más, mucho más, pero si todavía no la vieron, descúbranlo por ustedes mismos.
Brad Bird logra con este película una verdadera comedia que nada tiene que envidiarle a la mejor tradición de la comedia francesa (digamos Francis Veber, para citar un director), y además le suma un cierto toque de comedia intelectual/atribulada alla Woody Allen.
Los personajes son riquísimos, las situaciones hilarantes, la animación perfecta... y además hay una sucesión de platos más ue interesantes. Imperdible, bah, otra más de Pixar.





Bella Martha (Drei Sterne -  Mostly Martha, 2000) es una coproducción entre Alemania y Suecia que tuvo su horrible remake hollywoodense Sin Reservas (2007)
Martha (Martina Gedeck) es una eximia cocinera que desarrolla su labor en un pequeño restaurante; toda su vida parece pasar por los platos, ya que luego pareciera no tener ninguna otra faceta. Esto va a cambiar cuando en su vida aparezca Lina (Máxime Foerste), su sobrina que acaba de perder a su madre, hermana de Martha. Al principio la cocinera se alterará y habrá caos en su vida (como es LA ley en estas películas), pero luego Lina ira trayendo luz a la vida de Martha que se ira socializando (como es LA ley en estas películas). En ese cambio de Martha también influye Mario (Sergio Castellito) un compañero en la cocina del restaurante que pronto dejará de ser una amenaza para ser un interés romántico.
Lugares comunes a rolete en esta comedia dramática que sin embargo tiene cierto encanto que la hace bastante entretenida, cosa que también se agradece el evitar los golpes bajos (tooodo lo que le falta a la versión con Catherine Zeta Jones y Aarón Eckhart). Otro punto a favor son las buenas interpretaciones del trío principal que le aportan un toque bastante risueño y amable al asunto. Una película menor, simpática, y quie no se ahorra sus competencias entre cocineros expertos.





Julie & Julia (2009) es una comedia norteamericana, la última dirigida y escrita por la recientemente fallecida Norah Ephron.
Julie es una joven que acaba de mudarse a un nuevo departamento con su marido, aburrida de su vida rutinaria que no la llena, decide comenzar a escribir un blog; y como está enganchada con el programa de Tv de cocina de Julia Child, se le ocurre preparar todos los platos del libro de cocina de Child y comentar la experiencia de cada uno en el blog.
Así, la película nos contará en paralelo la historia de Julie en la actualidad, y la de Julia Child en su paso por París en los años ’50 y cómo eso la inspiró para empezar a cocinar y publicar su propio y exitosísimo libro de cocina.
Ephron siempre se caracterizó por ser una buena directora de actores, y aunque a veces sus películas no eran las mejores debido a situaciones algo ñoñas o anodinas, siempre logró que sus actores resultaran adorables (bueno, con Nicole Kidman pudo hacerla lo más adorable que Nicole Kidman puede estar, que no es mucho); y acá cuenta con dos actrices que hacen de la comedia el agua en la que mejor se mueven. Amy Addams y Meryl Streep (como Julie y Julia respectivamente) logran tragarse a la película entera, al punto tal que los que las rodea poco importa, ellas dos son la película. Pero además, en este caso, la historia es divertida, simpatiquísima, más liviana que un baggell, lo que hace un muy buen aporte en este agradable comedia, una de las más simpáticas que Hollywood logró en los últimos años. Y como no podía sere de otra manera, la sucesión de platos está a la orden del día.





Pero no todo en la cocina siempre sale bien... y en el cine tampoco, eso nos lleva a...

EL FIASCO DE TURNO


Condimentos para el amor (The Mistress of Spices, 2005) es un espanto dirigido por Paul Mayeda Berges un director estadounidense, con ascendencia hindú, que, por suerte, tiene esto como su único opus.
La historia es la Tilo (no, el tecito no), interpretada por la estrella de Bollywood Aishwarya Rai, una mujer que trabaja en una tienda de especias en un barrio hindú de EE.UU.. El asunto es que Tilo tiene poderes, no, no es una superheroina, las especias le dan consejos. Si, como lo leen, la flaca habla con el orégano, el curry y el pimentón y estos le aconsejan como ayudar a la gente que viene a la tienda para venderles los condimentos necesarios para que estos solucionen todos los asuntos de su vida ¿?, si, es una pelotudez, y no termina acá. La chica tiene una maldición!!!!, para ayudar a la gente, ella nunca debe abandonar la tienda, no puede tocar a las persobas (¡¡!!), y no puede utilizar sus “poderes” en beneficio propio, lo que la transforma en una especie de martir.

Rai pone toda su belleza y simpatía (aunque actuando es tan inexpresiva como la canela) en este producto que desbarranca por todos lados. Como si fuese una especie de cómo agua para chocolate (1992) pero aún más estúpida y menos sensual (todavía); Condimentos... cae en todos y cada uno de los tópicos comunes y clichés de pelkículas de inmigrantes en EE.UU. y encima lo hace con un dejo fuerte de discriminación, unilateralidad, y falta de respeto a un cultura tan rica como la hindú.

La interpretaciones van de ridículas a anodinas, y así gente como Dylan MacDermoth pareciera pasar con la película como si estuviese en la cola del banco para cobrar.
Los rubros técnicos tampoco ayudan con un grado importante de amateurismo; y además los diálogos, siempre los diálogos. Una pavada.





En fin, luego de este listado se me volvió a abrir el apetito, abandono el teclado y me voy por otra rodaja de Cremique.

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