viernes, 9 de abril de 2010

Por favor vean la película

Hay días en que es mejor no salir de la casa; situaciones que parecen una conjunción de desgracias; esos días en los que uno dice ¿por qué a mi?.

Eso es lo que pasó hace dos semanas, cuando invité al cine a una muchacha, específicamente una compañera de la facultad.

Vale aclarar previamente que a esta señorita ya hace un par de años que la conozco, que desde el principio insistió con la idea de ir al cine juntos, y que recién ahora (y por el simple hecho de que son mis últimos meses en la facultad) accedí a su pedido; o sea que mis expectativas en realidad no eran muchas.

Salimos el viernes por la tarde (no quiso salir de noche porque le da miedo volver a casa a esas horas), la paso a buscar por su casa en la que vive sola (o con una amiga, no con sus padres), y de allí nos vamos al Village Caballito.

Antes de entrar al complejo ya empezaron los problemas, una promotora, de improviso, me ntrega unas tarjetas que resultaron ser de un hotel alojamiento; esto no sería nada extraño de no ser porque mi cita, al verlas deslizó un “me imagino que no pensas llevarme a ese lugar”, sorprendido, la mire y no dije nada.

A la hora de elegir la película, ella previamente me había aclarado que le gustaba el cine argentino; miro, y la única en exposición es La mosca en la ceniza, mi intención fue simplemente aclararle que el único film argentino que se estaba proyectando trataba de unas mujeres que eran traídas del interior engañadas para trabajar en un prostíbulo; claro que no me di cuenta que estaba en presencia de una dama casta (vestida con minishort y una remera de por más reveladora – por lo menos hubiese usado corpiño - ), y ante mi sugerencia me reprocho el hecho de querer llevarla a ver “ese tipo (¿?)” de películas en una primera cita. Aclarado el hecho de que solo fue un comentario de mi parte, elegimos algo más acorde a un alma tan pura como la de esta damisela, La gran fiesta de Cocó.

A esta altura yo estaba pensando dos veces cada palabra que decía, y mi cabeza ya decía que esto era un fracaso; pero aún no habíamos entrado a la sala, y a esto es a lo que quiero llegar.

Entramos a la función sobre la hora (no le gusta esperar sentada en las butacas), miramos nuestros asientos numerados y justo detrás había una pareja que tenía muchos temas para conversar... durante toda la película; un par de filas más adelante se encontraba una chica mandando continuamente mensajes de texto, y con la luz del celular apuntándonos y cegándonos directamente, haciendo caso omiso a la numeración de butacas nos corrimos un par de asientos, pero fue inútil, esa luz nos cegaba igual. Para este momento la gota de sudor más chica que corría por mi frente podía abastecer de agua al peor de los deshidratados; y en eso se escuchan unos murmullos que venían del hall, e abre la puerta e ingresa una horda de chicos que se ubicaron en las filas delanteras y terminaron de poner la frutilla en este postre infernal. Por lo que hablaban, que se escuchaba más que la película, querían ver Alicia en el País de las Maravilla pero no consiguieron entrada, así que se metieron ahí, pero parece que las comedias francesas no les gustan, por lo tanto se decidieron a correr por toda la sala, cambiarse quinientas veces de asiento, treparse a la pantalla cual mono rabioso, poner los pies sobre el respaldo de la butaca, arrojar distintos objetos al aire, tirarse un par de pedos, sacar fotos digitales con sus cegadores falsees, hablar a los gritos entre ellos y por celular, y cosas por el estilo.

Para hacerla corta, terminó la función, no le vimos el final a película porque evadimos un zapatillaso que apuntaba directo a nosotros, y cuando salimos al hall la chica que estaba conmigo (a esta altura ya no la llamo cita, ni nada por el estilo) me reprocha no haberla defendido como un caballero (yo, que precisamente no hable para no quedar como grosero), y ni bien termina de decir esto, salió corriendo como una despechada por todo el complejo; el espectáculo parecía denigrante, pero para este momento mi cabeza se había ido a otro lugar; fin del calvario.

Toda esta larga introducción me sirve para hablar de lo que reza el título de esta nota; por favor, vean la película; si van al cine que sea para ver la película elegida, y no para hablar como dos chusmas (existen bares o restaurantes, sépanlo), para enviar sms, hacer una sesión fotográfica, o relajarse como si estuviesen en su casa (cosa inentendible ¿Qué tiene de cómodo poner los pies sobre un respaldo mucho más alto que la butaca?).

Esto no es la primera vez que me pasa, y a estoy cansado de vivir situaciones incómodas que terminan arruinando ese momento mágico en que se enciende el proyector.

¿Es mucho pedir ver una película en el cine sin tener que soportar un pie descalzo rozándome la nuca, o un padre leyendo los subtítulos a su hijo siendo que hay funciones n castellano del mismo film, o una pareja realizando al lado mío escenas sexuales (y no en el fondo de la sala, siempre tomo a precaución), o personas que llegan tarde a una función y molestan a medio público tratando de ubicarse en los mejores asientos centrales, y una larga lista de etcéteras?

Ya sé que sueno medio cascarrabias, y sí, no soy una persona de carácter tranquilo, ante estas situaciones suelo saltar, con gritos o golpes... pero es que es algo inevitable si me pongo nervioso, ¡quiero ver la película en paz!.
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Burguesía decadente





En el medio de toda esta situación, había una película, La gran fiesta de Cocó, y por suerte previamente la había visto online.



Cocó es un popular personaje francés que Gad Elmaleh (Mi otro yo, Dama de lujo) ya lleva desarrollando en sus espectáculos de stand-up hace muchos años; y este es su salto a la pantalla grande. Por lo tanto, la película es él... y todo una gama de excéntricos personajes que giran alrededor suyo.



Todo empieza cuando el protagonista pretende organizar el Bar Mitzvá de su hijo que aún tiene doce años. Pero el tema es que Cocó no es una persona como cualquiera de nosotros, es un multimillonario arrogante, egocéntrico, excéntrico, y falto de todo buen gusto; por lo tanto no se conformará con una reunión para familiares e íntimos, sino que pretende llenar un estadio de fútbol con invitados, y declarar un feriado provincial para el día posterior.



La película nos muestra una serie de situaciones hilarante ligadas a este hecho; pero también se deja un lugar para la crítica y la sátira social mordaz.



En cierto punto la película tiene similitudes con Ladrones de medio pelo, una genialidad de Woody Allen; ambas contienen en sus historias la cotidiana vacua vida de la burguesía, acentuado aún más en el hecho de contar con el punto de vista de un “rico nuevo”, ese tipo de personajes incómodos dentro de un ambiente claramente ajeno, personas que aparentan tener una clase que no tienen, Tracy Ullman en aquel film, Elmaleh y familia en este.



Pero el hecho de ser un film francés (no norteamericano) le agrega un ingrediente extra, y es mostrar la adoración que la clase alta internacional le rinde a EE.UU., hasta mechando frases enteras en inglés para mostrar el ridículo de la situación. Gran comedia.







Por otro lado, se encuentra en cartelera otro film que también trata a la burguesía desde un punto de vista decadente. En este caso, la argentina Dos Hermanos, la más reciente película de Daniel Burman (El Abrazo Partido).



Es la historia de Susana y Marcos, hermanos, y empieza con la muerte de la madre. Susana tiene una pequeña empresa de bienes raíces, seña departamentos que luego no puede pagar; pero con una casa en Villa Laura, Uruguay, firmó un boleto de compraventa, por lo tanto ahora debe completar el precio, o perderá lo depositado. Para eso recurre a Marcos, quien vivía con su madre, le vende la casa familiar, y prácticamente lo envía a vivir al Uruguay.



De ahí en más la trama gira en torno a encuentros y desencuentros entre estos dos hermanos, una historia mínima que sirve como pretexto para hablar de las relaciones fraternales, y como ya dije de la decadencia de una clase social.



Susana es un personaje que vive fuera de tiempo, que no reconoce el hecho de ya no pertenecer a una clase social que una vez la cobijó. Un ser tan patético como adorable, capaz de colarse a un evento social para robarse comida y una botella de champagne que luego tomará del pico; como en determinado momento se lo reprocha su hermano, es un personaje que perdió gusto, una grosera.



Marcos, por su lado, es aquel reprimido que por primera vez se siente libre, que puede hablar por sí mismo; se ha librado de su madre, pero ahí llega su hermana para volver a taparlo, ara otra vez dejarlo en segundo plano. Villa Laura será su refugio, su lugar de encuentro consigo, mientras Susana no se cruce en el medio.



Una relación de odio, de amor, de repelerse, de atraerse, una historia de hermanos encuadrada dentro del patetismo de clase.



Decir si Graciela Borges o Antonio Gasalla actúa mejor que el otro, es imposible, son dos composiciones magistrales, dos grandes actores jugando a lo que mejor saben, la película es su juego, y como en todo juego los momentos de cruces son los mejores. Pero igualmente, quien gana la partida, sin dudas, es Burman, quien con un guión repleto de referencias y diálogos chispeantes, que combina la mejor tradición del grotesco estilo Doria/Langsner con mucha carga dramática, logra una puesta de escena llena de sutilezas y detalles que parecen menores pero no lo son; además por supuesto de lograr una excelente marcación actoral que no solo se demuestra en los dos roles protagónicos, sino en la rica gama de personajes secundarios. Un film para el deleite del buen cine.





En definitiva dos obras que nos muestran desde perspectivas distintas las flaquezas de una clase social extravagante, acostumbrada a aparentar. Larga vida al grotesco.

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El fiasco de turno:



Este mes estuvo bastante cargado de fiascos, pero de un par de ellos ya me referí en mi reseña de los Oscar; decidir entre Vivir al Límite, Preciosa, o Un sueño posible, cuál es peor, es una tarea casi imposible; si me garran a las apuradas diré que la peor es esta última por la cual Sandra Bullock se llevó un inexplicable premio a mejor actriz, una película hiriente llena de frases racistas y discriminadoras, que encima toma al público por idiota haciéndole creer todo lo contrario, penosa.


Entonces, me voy a referir a otro fiasco, en este caso uno argentino/español, estoy hablando de Tocar el Cielo, la cuarta película de Marcos Carnevale, una película que le rinde honor a la palabra bodrio.


Resulta que Facundo Arana vive en la Argentina y se casa de compromiso con una española para que esta pueda adoptar un niño. También vive en Argentina, su abuela paterna, China Zorrilla, una mujer de clase alta, simpática, y encerrada entre cuatro paredes.


Por otro lado, en España vive Chete Lera, hijo de China Zorrilla (y peleado con ella), y tio de Arana, quien a su vez mantiene una relación de amistad con Betiana Blum, especie de madre sustituta de Arana (ya que los padres de él, amigos de Lera y Blum murieron en un accidente).


A su vez, Lera, que es socialista, tiene una relación amorosa con una compañera de la facultad de su hijo, mucho menor que él; y hablando del hijo, este parece ser todo lo opuesto al padre, lo que causa conflicto.


Y no nos olvidemos de la esposa de Facu, quien viaja a un pueblito para que le entreguen un bebé, y una vez allí, la madre biológica parece arrepentirse.


Ah, y Betiana Blum tiene cancer terminal.


A esta altura, ante tanta enredadera de relaciones, acordarme del nombre de los personajes es imposible, así que, perdón.


La historia parece querer hablar de los lazos familiares construidos, aquellos que no vienen impuestos por a cosanguineidad, pero hace aguas por todos lados; por que son muchos personajes, porque sus relaciones son inentendibles, porque tiene problemas de audio, y encima porque no se ahorra ningún golpe bajo.


Ni siquiera la buena interpretación de Betiana Blum, y la breve intervención de China Zorrilla, salvan a esta película de hundirse en los más hondos pantanos del aburrimiento.

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viernes, 2 de abril de 2010

Y se ganó el Oscar nomás...



Aunque tarde, muuy tarde, llego con mi apreciación sobre la última entrega de los Premios Oscar, los cuales se entregaron hace casi un mes.

Antes de empezar debo aclarar que mi relación con estos premios suele ser nula totalmente, nunca les preste demasiada atención, y las películas que suelen ganar, generalmente no son de mi agrado (salvo alguna que otra excepción).

Pero este año, hubo una particularidad que me lleva a escribir esta tardía reseña, y no es el hecho de que Argentina haya ganado como Mejor Película Extranjera, sino el hecho de que casualmente, terminé viendo todas las películas que estuvieron nominadas al premio mayor... y debo decir que el resultado fue similar al de otros años, veamos.

Es claro que los Oscar son los premios más importante (por lo menos para el común de la gente) por el hecho de ser otorgados por la mayor industria del séptimo arte, y desde ese punto de vista son inobjetables.

Pero por otro lado, si uno presta un poco de atención suelen ser premios, digamos algo hipócritas, y este año no fue la excepción.

Finalmente el premio a Mejor Película fue para Vivir al Límite, una película bélica sobre el horror de la misma en el conflicto contra Irak, y particularmente desde el punto de vista de un equipo de soldados dedicados a desactivar minas. Si bien por un lado parece criticar la decisión de ir a la guerra, el desamparo de los soldados, y el horror que sufren los mismos de una manera bastante cruda (lo cual, en definitiva no la diferencia de otras tantas similares y aún mejores) Por otro lado, cae en el tópico de toda película bélica yanqui, en mostrar el supuesto heroísmo de los pobres soldados, eso sí, estadounidenses; pone el acento en el hecho de que ya no es obligatorio enlistarse sino voluntario (simula cierta crítica por esto al desamparo pero termina utilizando como excusa para el “patriotismo”), y así... En definitiva, otra vez simulan una crítica cuando se están defendiendo a rajatabla.

No es casualidad que el premio se lo llevase este film (de cualidades cinematográficas... estándar) y no su más próxima rival Avatar, una verdadera sorpresa en cuanto a que una superproducción sea tan crítica del sistema de vida estadounidense; pareciera que en fondo a EE.UU. no le gusta ser criticado, y por eso se lo castigó a James Cameron con tan solo tres premios en rubros técnicos lógicos.

Avatar nos habla de unos Marines yanquis invadiendo una Colonia pacifista, similar a nuestros indígenas, en busca de un mineral precioso... y dispuesto a arrasar con todo con tal de lograr su cometido. En el medio escuchamos frases como que “nosotros (por EE.UU. no tenemos más que Blue Jeans para ofrecerles” y críticas al American Way of Life por el estilo. Decir qué me pareció Avatar sería redundante, hace dos reseñas a lo hice.

Luego de estas dos, mi mamá, la cual ya había comentado que era incondicional de Sandra Bullock quiso ver Un sueño posible, y mi impresión fue de una total indignación. Resumamos su guión en pocas palabras (no da para mucho más) un cuasi analfabeto negro con cualidades para el fútbol americano es apadrinado por una familia tipo, blanca, ultra conservadora, que lo ayuda en la universidad, y mientras este los ayuda a ganar todos los campeonatos, el negro triunfa en la vida, gracias a los blancos. Si, la película es eso; si, nominaron a mejor película eso; si nominaron a una película que bien podría haber sido producida por el canal Hallmark (por lo menos no le nominaron el guión). En una palabra, lamentable, un sueño posible... pero solo con a ayuda de la buena aristocracia, porque sino los negros solo sirven para jugar fútbol.

Sandra Bullock se llevó el premio a mejor actriz por este papel, ehhhhhh, no sé, si uno hace de uno mismo ¿le dan un premio? ¿no repite sus roles de atildada que en tantas películas románticas le hemos visto, pero en medio de un drama insultante? Suena más a premio trayectoria, pero bueh, una peli que defiende estos ideales taaan “americanos” no podía irse sin ningún premio.

Párrafo aparte para Quinton Aarón, el actor que hace del negro (perdón que suene discriminativo, peyorativo, pero es que la película es así e esquemática); una actuación digna de Kurt Russell en El último soldado tres palabras y dos gestos en toda la película, no sabemos si es por una mala performance del actor, o porque el guión así lo pedía para enfatizar más la idea de que los negros no saben hablar, es más, tal vez, ni siquiera sean humanos.

Otra fue Distrito 9, buen filme de Ciencia Ficción, filmada como si fuese un documental de televisión, o algo así; la única razón por lo que pudo estar nominada es por ese capricho de haber puesto 10 nominadas en lugar de 5, como era usual. Una interesante alegoría del Apartheid del África, pero en donde los marginados son unos extraterrestres que parecen salidos de Mimic, muy buena trama, algo desprolija; pero en el medio termina transformándose en una más de efectos especiales y acción.

Enseñanza de vida, la típica película pensada por y para ganar premios... pobre no gano nada. En pleno años 60, una adolescente es cortejada por un hombre mayor que le terminará enseñando “los valores de la vida”. Muy buena recreación de época con un clima excelente, muy buenas actuaciones, pero una trama a la que le cuesta levantar vuelo, por momentos parece una anécdota. Lone Scherfig, la de Italiano para principiantes, se nota algo encorsetada en este salto a las grandes ligas.

Bastardos sin gloria, Quentin Tarantino aggiornado, hollywoodense, parece esas películas de los Cohen con George Clooney (aquí Brad Pitt), delirante en su idea, como todas las de Tarantino, pero en definitiva correcta, no más que simpática.

Hablando de los Cohen tenemos Un hombre serio, la película de los Cohen de todos los años, por suerte el protagónico es para Michael Stuhlbarg (un actor de teatro, casi desconocido en el cine) y no para una estrellita. La película es él, muy buena actuación de paso, todas las penurias que sufre este hombre (la película es eso, una serie interminable de desgracias, con toque humorístico, una tras otra), en una historia muuy típica judía (si se quiere teoriza sobre la culpa), y que hace que los que no pertenecemos a esta colectividad nos sintamos un poco afuera. Repito, muy buen actor.

Amor sin escala, lástima a Jasón Reitman (Gracias por fumar, Juno) ya lo agarró la maquinaria de Hollywood, una buena comedia, hilarante, aguda... pero me gustaron más sus films independientes, más libres, sin la necesidad de contar con la presencia de un actor como George Clooney que hace que toda la historia gire alrededor de él. Ya no es la película de Jasón Reitman, es la última de Clooney.

Preciosa, otro argumento Hallmark style, eso sí, se debe agradecer que aquí no hay esa dicotomía negro bruto/blanco bueno, es la historia de una adolescente de 16 años que expulsan del colegio porque está embaraza de su segundo hijo, también fruto de una violación de su padre. Si eso les parece fuerte, prepárense para una escalada de bajezas, una madre que la trata peor que su padre (si eso es posible), como una esclava; una abuela que solo aparece para llevarse a la hija mayor que sufre retraso mental y a la que llaman Mongo, una asistente social que no se ocupa de lo que se tiene que ocupar, y así, cada vez peor. Solo encontramos respiro en la imaginación de Preciosa, que mientras es golpeada, o le avisan una noticia terrible, sueña con ser una gran estrella del Gospel. Muy dura, agobiante; pero a la vez aleccionadora, condescendiente, no se siente como algo real, más bien como un muestrario facilista de la situación de la clase indigente estadounidense; y eso sí, solo se ve un blanco indigente en la película, el resto son negros o latinos... no vaya a ser cosa que nos comprometamos en serio.

Y por último, la mejor, la que para mi debió ganar, Up, una aventura de altura, otra joya de la factoría Pixar de la cual ya hablé en la reseña de julio pasado; por lo menos le dieron el premio a mejor film animado. Las palabras sobran, Ex-ce-len-te. Pero claro, Hollywood no corre riesgos, y las únicas “capacitadas” para ganar son dramas que simulan ser profundos, o algún que otro tanque taquillero para variar.

Eso es todo, ahí están las diez nominadas, y la ganadora, los Oscar no cambian, Hollywood n o cambia, sigue teniendo miedo a lo novedoso, a que dejen de tirarles flores, a descubrir géneros nuevos... es Hollywood, LA gran industria, y como tal va a lo seguro.

Ah, El secreto de sus Ojos ganó como mejor film extranjero, buenísimo; gran film. También ganó el Goya; y espero que gane El Cóndor de Plata, Ojalá.

Los veo dentro de poco para mi reseña mensual.
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