No puedo
dejar de ver cine esta vez toma el camino fácil y recuerda a uno de los títulos
más famosos de la era “directo a VHS”, Clase 1999 (Class of 1999,
1990).
Por si sos
de los ¿pocos? que no la vio, vamos con el argumento. Nos situamos diez años en
el futuro, es el fin del Siglo XX y las cosas se pusieron feas, realmente feas.
Asistimos a un colegio secundario que realmente parece una prisión escolar; no
solo en cuanto al aspecto, sino que adentro pareciera regir una suerte de
anarquía. Varias pandillas se disputan el mando y el control del descontrol
mientras los adultos “responsables” parecen simples víctimas. Pero hay que
poner un coto a esta situación; y es ahí cuando llegan tres profesores que en
un principio parecen personas normales pero dispuestas a poner orden a través
de la rectitud.
El problema
es que estos tres profesores no son personas normales, ni siquiera son
personas; son robots con chips militares re-programados para dar clases en
colegios secundarios; y otro problema es que parece que no les hicieron un buen
back-up y de pronto como que recuerdan su etapa militar. El remedio será peor
que le enfermedad.
De esta
manera lo que se plantea es una descarnada lucha entre alumnos revoltosos y los
otros contra tres robots sacadísimos que quieren poner orden a cuesta de
sangre.
El director
de esta suerte de Al Maestro con cariño (To Sir, with Love, 1967)
cargada de violencia tecnológica no es otro que Mark Lester, un director que se
mueve como pez en el agua en la clase B de Hollywood buceando en distintos
géneros siempre con un toque de exploitation o algo parecido. Para los que no
lo conocen, el señor es el que ocupó la silla de director en películas como Comando
(1985), Firestarter (1984 )y
Masacre en el barrio chino (Showdown in Little Tokio, 1991),
o sea tiene un historial de películas bastante recordadas entre la segunda
mitad de los ’80 y principios de los ’90.
Para Clase
1999 Lester pensó en una suerte de secuela de otra de sus películas más
conocidas Clase 1984 (Class of 1984, 1982) que en su momento
causó una pequeña controversia por su carga de violencia juvenil y dio a
conocer en el cine a Michael J. Fox como un estudiante atildado. El argumento
de esta es bastante similar, pero sin robots y poniendo el foco en la maldad
pandillera sobre de un noble profesor, una inocente víctima.
En cambio,
acá la cosa va mucho más lejos, ya que las víctimas podrían ser los que quedan
en el medio; como si fuese una respuesta de Lester a las críticas que recibió
por su anterior film de contener un
mensaje reaccionario. Ahora el problema sigue estando instalado en los jóvenes
delincuentes, pero la solución de más violencia sólo empeora catastróficamente
las cosas.
Desde su
edición en video a través de VideoOmega (es otra producción de Vestron Pictures
– para más vean la reseña a Gnomo Cop - ) la película hizo furor en las
góndolas de lo0s videoclubes. La película expresaba toda la rebeldía que estaba
adentro de los adolescentes marginados y demostraba que la rectitud era todavía
peor; casi como una película anárquica. A este furor se le suma una banda
sonora cargada de música trash o rock pesado de los ’80 con canciones de John
Moore, Nine Inch Nails y 24-7 Spyz todas bandas que en ese momento se movían en
el underground de la música punk estadounidense.
Todo este
mensaje de rebeldía y violencia sin fin es ayudado con una estética similar en
el que abunda una fotografía sucia, un ritmo pesado pero acelerado, y escenas
de acción muy violentas. En cuanto al espíritu tecnológico es donde más se nota
la Clase B, obviamente; la película intenta aprovechar el éxito de Terminator,
los profesores son casi hermanos gemelos del T-800, y es más, el afiche
original es realmente parecido a uno de Terminator 2, solo que el film
de Lester es anterior, mmmm. Pero lo bueno de esta película es que, a diferencia de la de Cameron, realmente va hasta al fondo. Es la típica cuestión del cine de bajo presupuesto, toman la idea de un film mucho más grande, pero le agregan toda la carne al asador que la otra no pudo tener, o sea la violencia descarnada.
Entre los
actores hay varias glorias del B ochentoso, Malcolm McDowell está tan sacado
como siempre, PaM Grier luce sus últimos catuchos como bomba blaxpoitation ya
algo madurita, y por ahí anda Stacy Keach como diciendo también se hacer films
serios.
Hay que
decirlo, Clase 1999, es realmente una película muy entretenida, aún si
uno no la mira con los ojos de la rebeldía adolescente, la película se mantiene
muy bien como un buen exponente de ese típico cine hiper-violento que se hacía en
los ’80... pero con una cierta crítica hacia eso mismo. Otro punto a favor es
que mantiene un cierto tono paródico, como que todo el tiempo es consciente del
delirio de su argumento y se toma en solfa desde la exageración de varias
escenas hasta lo imposible de ciertos diálogos. En definitiva, este tipo de
películas son las que hicieron memorable este tipo de cine en esa década que
acababa de terminar.
Cuatro años
después Clase 1999 tuvo una pedorrísima secuela que es mejor ignorar
totalmente (aunque talvez le llegue a hacer una reseña en esta sección solo
para reirme). Una suerte de campo de batalla entre alumnos y profes robots en
un partido de paintball muy malo. Pero claro, Lester ya no estaba al mando.
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