Ya les
hable en su oportunidad (en la “otra etapa” del blog) sobre cómo llegue al
libro Un diccionario de films argentinos (1995, Raúl Manrupe, María
Alejandra Portela, Editorial Corregidor) y de cómo me obsesioné con él al
punto de leerlo como si fuese una novela (Sigo esperando encontrar el Tomo III,
quizá algún día...).
En una de
las tantas relecturas que le di, estuve anotando varias películas que tenían
ciertas rarezas, películas con anécdotas propias, películas de géneros poco
transitados, siempre me llamo la atención eso; y así terminé con una lista de
películas que quería conseguir y ver ¡como sea! (y además derivó en una sección
de la página de Facebook, la misma que ahora continúo en el blog).
Una de esas
películas era La casa de las siete tumbas (1982), la que resultó ser una
de las más coherentes de la lista (así que imaginen cómo serán las otras).
Las
protagonistas son dos amigas que hace mucho no se ven y se reencuentran (en
verdad, ahora estoy pensando que esta película hubiese venido bien para el post
del último domingo) Clara (Soledad Silveyra) y Cecilia (Cecilia Cenci). Todavía
hay muchos rencores del pasado entre las dos, y estos aumentan cuando Cecilia
le cuenta a su ¿amiga? Que piensa casarse con Armando (Miguel Ángel Solá),
llevando a Clara hacia un estado de locura ¿?.
La cosa es
que Cechu y Armando se van a una mansión, y ahí aparece Clara para pudrir el
rancho; en seguida van a empezar a ocurrir hechos extrañísimos, las dos amigas
van a posesionarse y así empezarán a apilarse los cadáveres y aparecerán
algunos fantasmas como para joder un poco más. Lo que pasa es que en el fondo
de la mansión hay un mini cementerio de siete tumbas (cuya única explicación es
darle lógica al título de la película), y cada uno de esos muertos parece que
tiene algo para decir o hacer, y bueh...
En esta
¿historia? Se mezclan asesinatos, fantasmas, posesiones, brujerías, psicópatas,
y una participación de María Rosa Gallo de lo más extraña.
El director
es Pedro Stocki, un personaje que entre sus haberes (o más bien debes) cuenta
con otras dos películas además de esta, Sostenida en LA menor (1986) y ¿Y
dónde está el bebé?, dos dignas producciones para esta sección. Acá Pedrito
imprime todo de una atmósfera bastante extraña, llámese esto hacer todas las
situaciones confusas y poner niebla hasta en la puerta del baño; pero la verdad
es que logra sugestionar, y, por lo menos yo, me mantuve entretenido viendo
cómo seguía (o viendo qué otro delirio podría surgir, que se yo...).
El trio
protagonista se amalgamó con la película y ofrecen tres interpretaciones
extrañísimas, sobre todo Solita, que anda entre perdida, demente, y con
convulsiones esquizofrénicas... y eso sí, los tres tienen sus ratos en pelotas,
como amerita la cuestión.
Todo en la
película está puesto en plan de hacer el asunto ominoso, poca luz, niebla,
diálogos incoherentes, musicalización sin sentido del ritmo, y situaciones que
se van enrareciendo a cada minuto de los hechos.
Si no se
logra el objetivo tal vez sea por una cierta indefinición en el tono, por
momentos pareciera insertarse en el estilo de terror europeo (sobre todo
italiano) de los ‘60/’70 con brujas, encuadres extraños, muchachas y muchachos
con necesidad de mostrarse como Dios los trajo al mundo; y por otro lado (un
error, los peores momentos) pareciera tomarse en serio y convertirse en una
suerte de melodrama sobre la amistad y los triángulos amorosos, volviéndose
tristemente aburrida e incoherente.
Aún así es
una incursión bastante interesante de cine de género en un país que parece no
estar acostumbrado a ese tipo de producciones con algo de estima en su
producción.
El
resultado es el de una película que, si bien no podemos decir que sea buena,
logra una extrañeza tal que la hace interesante, casi risueña, y bastante
llevadera... por lo menos para los que nos gustan este tipo de cine.
Ahora observen la dualidad entre seriedad mezcla de drama y erotismo, y el terror descabellado con los afiches nacional y el distribución internacional:
AFICHE NACIONAL:
AFICHE INTERNACIONAL:
Una película bizarrísima y un artículo GLORIOSO, con la acidez que te caracteriza, FERNANDO ... Disfrute su lectura de principio a fin ... No vi la pelicula, quiza por mi instinto de autopreservacion ( ? ) ... Pero me rio en el tren imaginandolmelas a Soledad Silveyra y Cecilia Cenci perpetrando esto ...
ResponderEliminarPor cierto muy bueno el detalle de los afiches de promocion, aporta a la nota .
Nooo, creeme que, sobre todo lo de Soledad Silveyra te deja sin palabras, la cantidad de incoherencias que dice debe haber roto algún record, seguro
ResponderEliminarQué recuerdos me trae este artículo! Yo todavía tengo esta película y no hace mucho se la hice ver a unos amigos que les causó más gracia que otra cosa. Me acuerdo que la primera vez que la vi y a medida que se iba desarrollando la historia iba pensando esto es un delirio, a quién pudo habérsele ocurrido algo así y encima la música, no podía encontrar algo coherente sobre lo que estaba viendo pero es recién al final cuando las fichas parecen encajar de golpe porque por lo que yo entendí toda la historia en realidad era un delirio del personaje de Soledad Silveyra, todo había ocurrido en su cabeza y viéndola así cambia bastante la perspectiva de la película. La segunda vez ya la vi con otros ojos, jaja!
ResponderEliminarEhhhh, Beatriz, bueno tiraste un Spoiler feo, pero lo que decís e verdad, la película termina con que todo fue un delirio de Solita... final de mierda digamos...
ResponderEliminarBueno, entonces, es el mismo final de La isla siniestra, ¿plagio de Scorsese? Me gustaría ver la peli.
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