viernes, 27 de julio de 2012

INFAMES SECUELAS: Batman & Robin


Como buen oportunista que soy, debido al estreno esta semana de Batman: El Caballero de la noche asciende (The Dark Night Rises, 2012), me pareció un buen momento para inaugurar esta sección de secuelas que nunca se tendrían que haber llevado a cabo con uno de los títulos más emblemáticos de la historia del cine, en cuanto a eso se refiere, Batman & Robin (1997)



Por si alguno no la conoce, esta película dirigida por Joel Schumacher (El Cliente, Ocho milímetros) puede ser considerada bien la cuarta entrega de la saga iniciada con Batman (1989), y continuada por Batman Vuelve (Batman Returns, 1992) – ambas de Tim Burton – y Batman Eternamente (Batman Forever, 1995); o bien la segunda parte de esta última, ya que ambas comparten director y por ende estética (bien diferente a la Burton). La cosa es que sea como sea, el resultado está mal.

Veamos un poco del “argumento” (porque de algún modo hay que llamarlo). La cosa empieza con el robo de unas joyas (obviamos la escena inicial porque merece párrafo aparte), unos malandrines entran a una bóveda y congelan todo, de golpe entra el Capitán Frio dispuesto a llevarse las joyas, en especial un gran diamante. En eso hace la aparición el dúo dinámico (el del título por ni son avispados) y para intentar frenar el robo arman un partido de hockey sobre hielo con el diamante como disco/pelota ¿?, bueno ese es el tono general de la película.
Resulta que el Capitán Frío (Arnold Schwarzenegger) necesita de esos diamantes para mantenerse con vida y para continuar con la investigación de una cura para su enfermedad que se encuentra en un estado de criogenización (o más bien está en un frasco de formol gigante cual rana de laboratorio escolar) a la que la indujo su esposo hasta curarle una enfermedad mortal. Pasa que el científico sufrió un accidente en el medio de una investigación y ahora tiene que convivir en ambientes congelados, por eso lo de Capitán Frío.

Por otro lado, está Hiedra Venenosa (Uma Thurman), una ayudante de un científico codicioso que adora la naturaleza, y por eso se opone a la investigación que su jefe lleva a cabo para la Wayne Corp. Bueno, tiene un accidente, mata a su jefe, un sinfín de feromonas naturales entran en su cuerpo y con la ayuda de otro ser alterado genéticamente (Bane) va a enfrentarse a Bruce Wayne (alias Batman) y de paso robarse algunas joyas (porque adora a las plantas pero también los collares y aros). El arma que utilizará serán sus propias feromonas que al soplarlas ¿? Enamorará a todos los hombres, por lo que enfrentará al propio Batman con su aprendíz Robin en la luchas más estúpida jamás vista.

Por suerte, Batman y Robin no van a estar solos esta vez, a la mansión llega la sobrina de Alfred el mayordomo ¡¡¡¡!!!! Preocupada por la enfermedad de su tío (que casualidad la misma que la de la esposa del Capitán Frío); prontito va a descubrir la baticueva y se va a diseñar un traje para ser Batichica… bueno, no tan prontito, es casi al final, menos mal.

Pero el argumento (o la falta de él) no es único problema de Batman & Robin, en realidad es el menor de los problemas. El pifie mayor está en todo lo que la rodea. La película pareciera todo el tiempo buscar deliberadamente el ridículo, ya sea desde escenas increíbles (no precisamente por lo fantástico), diálogos estupidísimos, y una puesta escena que va de lo incoherente a lo simplemente berreta.

Para decir la verdad, a esta altura tengo que hacer una aclaración, siempre tuve mi “corazoncito” para Batman & Robin, los que vienen leyendo mis reseñas ya se habrán dado cuenta de mi afición que yo llamo “tan malo que es bueno”, como que una acumulación de ítems muy muy horribles hacen que se termina transformado en, digamos, una buena comedia. Además, los que me conocen saben que no me gusta el nuevo Batman, el de Christopher Nolan, es por eso que a esta película de Schumacher siempre la tengo en consideración.

La película deja todo el tiempo una sensación de querer “imitar” cierto estilo del Batman de Adam West, el de la serie de los ’60, mi preferido lejos, pero aún así se queda lejos lejísimos del original.
Veamos algunos ejemplo: las ridiculeces no se reducen solo al partido de hockey y a la pelea estúpida entre Batman y Robin por el “amor” de Hiedra Venenosa; por ejemplo, en el medio de una fiesta para recaudar fondos Hiedra hace su presentación en sociedad… enfundada en un traje de gorila rosa!!!!!. en la misma escena Batman hace uso de una Bati tarjeta de crédito!!!!!. Mas tarde, para interrumpir el efecto del poder “hechizante” de la pelirroja, Robin se pone un film adherente en los labios que lo hace parecer tener los labios pintados. En otro momento, Robin y Batichica tienen una carrera de motos con un grupo de pseudo-punks que oscilan entre estereotipados e idiotas, etc.

Y acá llegamos a la escena inicial, luego de los créditos en un rojo furioso, pasamos a unas tomas parcializadas de los cuerpos de Batman y de Robin con una aparente sensualidad entre ridícula, inexplicable, graciosa, u homoerótica. Así asistimos a las piernas de Batman, las piernas de Robin, el culo de Batman, el culo de Robin, la entrepierna de Batman!!!!, la entrepierna de Robin!!!, el pecho (con pezones!!!!) de Batman, idem para Robin… y recién ahí le vemos la cara a los dos ¿?

Además, los errores, más de una vez cuando Bane rompe las paredes a puñetazos podemos ver previamente marcado el lugar de “los ladrillos” sueltos, y encima al caer estos escombros hacen ver a los del Chapulín Colorado como grandes obras del FX. Ninguno de los dos villanos se decide por un fin claro, es más, por momentos hasta parecieran tener razón, o querer hacer maldades por el sólo hecho de hacerlas. Hay personajes prácticamente desdibujados, como el de la novia de Batman (es conocida la anécdota de cómo Elle McPherson hizo publicidad de su personaje como sumamente trascendente y solo aparece cinco minutos y en una escena entre horrible y al pedo), o la propia Batichica metida con forceps en la historia.

Lo que realmente es increíble en esta película (y ya parezco una vieja rezongona) es que se supone que es una superproducción con gran presupuesto, y sin embargo pareciera que el presupuesto se lo deben haber gastado en el catering para Alicia Silverstone, porque todo el resto parece ser hecho por chicos aficionados.
Hiedra Venenosa tiene unas cejas hechas con papel glasé metalizado, encima parece que la tintura del pelo fuese marca Coloralba El vestuario del Capitán Frío no es mejor, cuando no usa su tecnológico traje plástico color metal, usa una bata simil Hugh Heffner, además por todo el cuerpo tiene una especie de escarcha que pareciera brillantina azul, y además el hielo es de un notorio plástico que encima se dobla como goma!!!!; todas las escenas tienen mucho tufo a set cerrado y lleno de unas luces de neon escapadas de algún cabaret de mala muerte; en fin, toodo así.

Hablar de las interpretaciones es prácticamente inútil, pero bueno, George Clooney pareciera no entender en qué película se encuentra y se confunde con un rol romántico. Chris O’Donnell intenta hacer un papel de adolescente que ya no le queda. En cambio, los villanos sí parecieran entender el tono del asunto, y sobreactuan todo el tiempo, como si estuviesen en una mala obra de teatro infantil.
Mensión especial para Alicia Silverstone, el suyo debe ser uno de los peores casos de mala elección personal a la hora de interpretar un papel. La chica la venía rompiendo con los videoclips sensuales de Aerosmith y con el protagónico en Ni Idea (1996), pero acá la convocaron para lo que iba a ser el rol que la lanzara al estrellato definitivo, una película de acción y aventuras… y no se le ocurre mejor idea que festejar con unos cuantos postres; el resultado es que en esta película esta más cerca de Miss Piggy que de Batichica, por lo que su rol es por lo menos ridículo y su traje luce bastante apretado.

En definitiva, podría seguir hablando de la banda sonora estruendosa, de la fotografía llena de colores estilo Bubbaloo, de lo poco respetuosa que es con la historia original del personaje, etc.; pero hace tres hojas que vengo criticando.
Solo voy a terminar con que la taquilla hizo justicia y la película se fue al tacho inmediatamente, y junto con su desgracia arrastró las carreras de O’Donnell (a quien solo vimos después en El Soltero más codiciado y Límite Vertical), Silverstone (Buscando a Eva y ese musical con Kenneth Branagh), y al propio Schumacher que siguió dirigiendo pero al que todos le bajaron el pulgar desde entonces (a veces con razón y otras no tanta). Hasta la propia franquicia de Batman se vio afectada y no fue hasta 2005 con Batman Inicia que se animaron a continuar.

Por todas estas razones, y otras (muchísimas) más, es que Batman & Robin era el film ideal para iniciar esta sección dedicada a secuelas que hacen honor a eso de “segundas – o cuartas - partes nunca fueron buenas”.


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