Para este
martes de soundtracks de películas espectaculares elegí escribir sobre el que,
a mi parecer, es el mejor film musical de la historia del cine, Fantasía
(1940).
Este
clásico de la animación es el tercero realizado por el estudio del tío Walt, y
en su momento fue uno de los proyectos más ambiciosos de la historia
cinematográfica.
Si bien
tuvo un estreno limitado en 1940, su “gran” estreno fue dos años después en
1942, período en la que se la continuó perfeccionando.
En verdad
la producción de esta maravilla data de 1937, al mismo tiempo en que se
estrenaba Blancanieves y los Siete Enanitos (Snow White and the seven
dwarfs) el primer largo de Disney.
El creador
del mega-estudio quería lograr una superproducción que capturar tanto la
atención de los niños como del público adulto logrando una obra artística
superior a todo lo antes visto, o sea, las ambiciones puestas eran inmensas.
Tres años después, y luego de mucho empeño y varias complicaciones, el
resultado fue adorado por todos quienes la vieron... pero resultó un fracaso en
la taquilla tan grande que hizo tambalear a la empresa. Con el tiempo obtuvo su
merecido reconocimiento y hoy en día es considerado una verdadera obra maestra
y uno de los mejores films animados.
Fantasía consta de siete cortos o secuencias
que podríamos llamar experimentales o netamente artísticos. Ninguno contiene
diálogos y todos avanzan al ritmo de ocho piezas operísticas magistrales;
logrando una sinergia perfecta entre lo que se ve y lo que se oye.
Como esta
es una reseña de bandas sonoras podríamos decir que una buena de forma de
apreciar esta obra es cerrando los ojos y dejándose llevar por la música...
pero la verdad es que sería injusto con lo maravilloso del embelesamiento
visual logrado en la animación.
En un
comienzo, un narrador nos introduce en el mundo de la música clásica aclarando
que existen tres estilos en este género, música narrativa (la que cuenta una
historia), ilustrativa (la que se complementa con imágenes), y absoluta (que se
aprecia por sí misma); y así, entramos a las “historias”.
Primero Tocata
y fuga en Re Menor; la Orquesta de Filadelfia guiada por Leopold Stokowski
va tocando la armoniosa melodía de Bach, los fondos van cambiando
hipnóticamente de color, de pronto todo se funde con el cielo y comienzan a
aparecer distintas figuras, siempre siguiendo el ritmo, inspiradas en la obra
del artista plástico Oskar Fischinger; en un momento todo se llena y
pareciéramos asistir al mejor espectáculo de aguas danzantes.
Luego
volvemos a la Orquesta y comienza El Cascanueces, inspirado en el
clásico ballet de Tchaïcovski del cual se representan distintos fragmentos,
obviamente de manera animada.
El corto es
una evocación bellísima y muy delicada del cambio de estaciones durante el año,
todo centrado en un bosque donde diferentes seres mitológicos o mágicos
realizan su tarea para que llegue la nueva temporada y las flores puedan
danzar... o sucumban ante el otoño y el invierno.
El tercer
corto es, sin duda alguna, el más famoso de la película y que se transformó en
un emblema no solo del film, sino del personaje y de la productora, El
aprendiz de brujo (que hasta tuvo una cosa que anunciaron como adaptación
con Nic Cage, Mónica Bellucci, y Jay Baruchel).
Mickey “se
roba” el gorro de un brujo del cual es su aprendiz (o más bien sirviente);
intenta hacer un conjuro para alivianar su labor, pero le sale mal y tanto las
escobas como los baldes de agua cobran vida creando un quilombo padre (no hay
otra mannera de decirlo). Todo esto bajo la música homónima de Paul Dukas. Sin
dudas es el corto más ameno para los que no están acostumbrados a lo
operístico, y es el que cuenta las historia de manera más tradicional; pero a
mi gusto no es de los más bellos, igual le alcanza para ser de una máxima
excelencia.
Talvez El
aprendiz de brujo no me parezca lo mejor de Fantasía porque el que
lo continúa sí lo es. La Consagración de la Primavera nos cuenta, al
ritmo de la obra homónima de Igor Stravinski, lisa y llanamente la creación del
universo y el nacimiento y posterior extinción de los dinosaurios. Explicar lo
que esta secuencia produce a los ojos del espectador es simplemente imposible,
hay que verlo. Explosiones, estrellas, supernovas, dinosaurios creciendo y
enfrentándose, y el Apocalipsis de la especie. Simplemente grandioso.
Entre el
bloque cuarto y el quinto un intervalo nos explica la imagen del sonido, con
cuerdas moviéndose ante determinados sonidos.
El quinto
corto es denominado La sexta sinfonía, y obviamente hace referencia a la
sinfonía de Beethoven, la Sinfonía Pastoral. La animación gira entorno a la
mitología romana presentando distintos seres en diferentes situaciones entre
delicadas y graciosas.
El sexto es
otro de los cortos más recordados de la película, el de los hipopótamos
bailando ballet. Es la Danza de las horas, una adaptación de La Gioconda
de Ponchielli. Si bien los hipopótamos
son los más recordados, el corto nos muestra una serie de animales selváticos
bailando al ritmo clásico, creando varios infortunios graciosos.
Por último,
Una noche en el Monte Pelado sobre el homónimo de Moussorgski con la historia del demonio
Chernobog surgiendo de las colinas y uniéndose a otros seres para la noche del
Walpurgis (festividad nórdica similar a lo que conocemos como Noche de brujas);
después de La consagración... este es definitivamente mi segundo
preferido, hipnótico, caótico, indescriptible.
Todo se
cierra con Ave María de Schubert en el cual al caos del corto anterior
le sigue la calma de un fuego contínuo que nos introduce dentro del bosque; las
luces se apagan y la Orquesta finaliza. Fin de la función.
Fantasía es de las obras más bellas que ha
entregado el cine en general, talvez su ritmo pueda parecer algo lento o
aburrido para los no acostumbrados, pero nadie puede negar la potencia de las
imágenes unidas a un sonido realmente espectacular.
Si bien en
su momento fue un fracaso, esto no impidió que Walt Disney no continuara con el
legado dejado; y a Fantasía le siguieron otros films de temática similar
como Saludos amigos (1942), Música Maestro (Make Mine Music, 1946),
Tiempo de melodía (Melody Time, 1948) o el muy ambicioso corto Destino
con colaboración de Salvador Dalí y que se vio trunco durante muchos años hasta
estrenarse recién en el nuevo siglo (2003). Además de esa suerte de secuela
(idéntica en espectacularidad) llamada Fantasía 2000 (1999).
Si ésta era la banda sonora gloriosa valió la pena que salga en Miércoles ... Acaso nunca tan bien puesto el calificativo ... Fantasia me resulta una obra de real ambicion artistica proveniente del nudo de la industria cinematografica , casi paradojico , pero tal vez eran epocas de busqueda ...
ResponderEliminarLa vi siendo muy chica y justamente coincidimos en nuestros cortos preferidos, Fernando ... Gracias por traerla al recuerdo .
Gracias Gra, concuerdo en todo, Fantasía es una verdadera obra de arte, sin más calificativos.
ResponderEliminarY sí, creo que pertenece a una etapa de la "industria" en la que también había una búsqueda de algo más, un sentido de lo artístico por sobre lo meramente consumista.
Disney es un buen ejemplo de eso, no solo esta, casi todas las películas de esta etapa se destacan por cierto mérito artístico... con la muerte de Walt vino un verdadero ocaso (no solo financiero o de taquilla) en la productora, conformándose con menos, bastante menos.
Me alegro que te haya gustado