Entonces, una de las razones por la que no escribía eran los exámenes; pero por otro lado, como dije, no estuve viendo demasiado cine, y tuve mala suerte en lo poco que vi, nada verdaderamente destacable.
Aún así, la falta de tiempo no es la única razón de la escasez de films; hay determinadas razones que han influido, y mucho.
En los últimos tiempos me he sentido interesado por el cine francés, particularmente por las comedias; pero lamentablemente sucede que poder ver cada una de ellas me representa una odisea, veamos:
Bienvenidos al País de la locura, a pesar de su enorme éxito en su país de origen, aquí no tuvo demasiada repercusión, se estrenó en varias salas... de las que rápidamente desapareció, y yo que no me había avispado. Por suerte esa vez me salvó la internet y sus películas online... con horrible acento español, pero la vi.
Más tarde llegó Mis estrellas y Yo, único estreno de la semana de navidad, en pocas salas, con poquísima difusión. Pero ahora no me iban a engañar, el 23 de diciembre, con los regalos ya comprados y el pavo a punto de cocinarse, fui al cine y logré verla; genial, la recomendé, mi hermano quiso verla, y por esas cosas de la temporada baja, a la próxima semana lo logró... en una sala pequeñísima, había que dejarle lugar a Avatar.
Hace un mes llegó La gran fiesta de Cocó, por fin, luego de un montón de amagues en su estreno; previamente me había asegurado de verla online, y como me encantó, cuando se estrenó en salas, al día siguiente concurrí, aunque los que siguen este blog sabrán que no todo salió bien (sino lean la entrada del mes pasado).
Ah, me olvidaba que a la semana de estrenarse Mis estrellas y Yo, se había estrenado Cena de amigos, junto con la Cámeron; pero como estaba con los preparativos vacacionales, me fue imposible verla, y a la semana voló (y ni hablar de verla en salas costeras); por suerte mi querido y compinche hermano pudo hacerse un rato y me comentó que es muy buena: Eso sí, la de los habitantes de Pandora pude cómodamente verla cuando volví de las vacaciones y en una sala enorme.
Y todo esto me lleva a la situación actual, hace dos semanas se estrenó Dos en uno, hace desde mediaos del año pasado que prometían su estreno todos los meses, y nada; y ahora al fin... la misma semana de Carancho con el vanagloriado Darín y Pesadilla en la Calle Elm; a una semana posterior de Iron Man 2, y una anterior a Robin Hood . Pero justo era semana de parciales, venía acumulando (y sigo de hecho) muchas semanas de no pisar una sala; y entonces, me dije, espero una semana y el viernes 14 me despacho, ya había planeado ¡cuatro! Películas en un día, era una verdadera hazaña... pero el 13 hubo cambio de cartelera, y Dos en uno simplemente desapareció, o casi, quedó únicamente en dos salas en pleno microcentro a muy pocas cuadras una de la otra, y en pocas funciones. Y yo me empaco, es todo o nada, quieren obligarme a no ver Dos en uno, bueno estaba dispuesto a dos horas y media de viaje para poder ver específica y únicamente la película del argelino Daniel Auteuil, pero no contaba con un paro de trenes que truncó todo proyecto, y así me quede sin nada y escribiendo este blog con muy poca renovación cinematográfica desde la última vez que lo hice.
Ahora, hay algo que no entiendo, de parte de los propietarios de salas, es lógico que quieran darle más espacio a tanques que van a llevar mucho más público, esta bien. Pero las distribuidoras, a veces me pregunto si lo hacen a propósito, tienen estos films en una espera permanente, lo promocionan varias veces y no concretan su estreno, y cuando finalmente lo hacen, resulta ser en una semana apretada entre varios tanques (lo que lleva además a poca cantidad de salas), o a semanas en las que se sabe que solo un loco como yo iría al cine.
Para consolarme, mi vieja me dice, “no te preocupes, después la conseguís en el videoclub”, si claro, en el videoclub que trae las películas que nadie trae y que queda en... mejor me guardo las malas palabras; o por ahí en el cable, eso sí, si no se tiene un canal premium es mejor olvidarse.
Yo tomé las comedias francesas como un botón de muestra, pero esto es lo que sucede con muchos films que no encuentran lugar en la cartelera, o que lo hacen escuetamente, como si se nos hiciera un favor para poder verlas en una sala.
Después, claro está, el problema de los que vivimos del otro lado de la General Paz, no tenemos ninguna posibilidad de ver este tipo de películas, ya no existen las salas de barrio, y los megacomplejos no están dispuestos a ponernos films que hagan que sus espectadores no compren pochoclo o compre cualquier chuchería en el shopping en cuestión; salvo que uno esté dispuesto a varias horas de viaje, y a pleno día, porque a la noche nos quedamos sin transporte... o por qué se creen que ni hablo del BAFICI.
Es lo que me pasa, así me deja el no poder ver cine, decidí que era mejor contar mi descontento ante la situación de un cine no abierto a las grandes mayorías (aunque, vamos, tampoco es que las comedias francesas sean “cine arte”, pero es así), que reseñar algunos de los insignificantes films que pude ver.
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