Podríamos
llamar a esta lista, “Cuando la naturaleza se toma revancha” o algo así, pero
el nombre pergeñado por mi amiga Graciela Fiori (que también inspiró el conteo)
es simplemente perfecto. ¿Qué pasa cuando los humanos tenemos que enfrentarnos
a algo que parece tan inocente como una planta, un vegetal?. La humanidad está
acostumbrada a hacer uso y abuso del reino verde; caemos constantemente en el
maltrato, en la contaminación sin ningún tipo de remordimientos. Bueno, estas
películas nos vienen a demostrar que la Madre Naturaleza puede ser una perra
muy vengativa; la savia vegetal puede encolerizarse peor que la sangre, y ahí
sí, agarrate porque parece que no hay escapatoria. En fin, no voy a dar una
perorata digna de Greenpeace, son solo seis películas en las cuales los
villanos son, directa o indirectamente, seres a los que les crecen hojas por
los costados.
1 – Las
Ruinas (The Ruins, 2008)
Empecemos
por lo más reconocible; acá sí, las plantas son las jodidas. Tenemos a dos
parejas de veinteañeros (Jena Malone, Laura Ramsey, Jonathan Tucker y Shawn
Ashmore) que van a pasar sus vacaciones a las paradisíacas playas de México.
Ahí hacen contacto con unos turistas alemanes (Joe Anderson y Dimitri Baveas),
uno de los cuales anda buscando a su hermano que se perdió en una investigación
arqueológica en unas Ruinas Mayas. Como los alemanes son lindos, las chicas son
medio estúpidas, y los novios son de cartón pintado; al día siguiente los seis
van al lugar de la investigación. Ni bien llegan ya se encuentran con unos
Mayas que le ponen cara fea, hablan en su idioma y no quieren que los pibes
entren al lugar. Los turistas se ponen nerviosos, pisan unas enredaderas y ahí
nomás los pueblerinos pelan arco y flecha y ensartan a uno; los otros huyen...
pero para dentro de las ruinas, y sí, son muy estúpidos. Cuando asciendan por
la pirámide Maya se van a dar cuenta que en verdad los arqueros eran buena
onda, porque ahí se encuentra una enredadera que se te mete dentro de la piel y
va creciendo dentro tuyo hasta llegar al cerebro... y no, no te convertís en
Hiedra Venenosa, más bien te cagas muriendo.
Con todo un
dejo de discriminación latente, esta película (que acá amagó con estrenarse en
salas pero fue al directo a DVD) imprime bastante tensión con la historia de
estos inocentes encerrados en un lugar desolado, siendo acechados por una
planta que sólo quiere vivir, y si escapan unos morochones los matan también, o
sea que no tienen demasiado escapatoria. Terror, gritos, algo de gore, muchos
cuerpos tajeados por las enredaderas, y bastante desconocimiento sobre el país
al sur de EE.UU. en esta película que sólo entretiene sino se la analiza
demasiado. Eso sí, puede que la plantita en realidad sea una justiciera.
2 – El
fin de los tiempos (The Happening, 2008)
... Y se ve
que 2008 fue un año en que salir a tomar aire puro se puso jodido. Acá tenemos
a la sexta película de M. Night Shyamalan cuyo guión dio vueltas mucho tiempo
hasta que fue reescrito y por fin realizado... tendrían que haberlo reescrito
de nuevo.
En este
esperpento Mark Whalberg compone a un profesor de Ciencias que huye junto a su
esposa interpretada por Zoey Deschanel de una ola de suicidios en masa
inexplicables. A la parejita se le suma un colega latino (John Leguizamo) que
viaja junto a su hijita.
La cosa
parece que es así. Las personas están de los más bien, y de golpe, un vientito,
y como hipnotizados se suicidan sin razón. Los responsables son los árboles,
sí, leyeron bien. Parece que cansados de la contaminación y la deforestación,
los árboles desarrollaron una toxina y ahora sacuden un poco sus copas y ¡zas!
chau humanidad. Hay que ver a los protagonistas corriendo de acá para allá,
huyendo despavoridos de ¿nada?, por lo que vemos es eso, aparece un arbol en
pantalla y parece que tenemos que asustarnos.
Para ser
claros, la película tiene todo para ser un bodrio. Un guión sin sentido, una
acción demasiado pausada, una resolución fuera de lógica, nada de tensión o
suspenso... y encima actúa Zoey Deschanel.
A Shyamalan
parece que le había pintado el compromiso social y quizo realizar una película
para que todos tomemos conciencia de que, si no cuidamos nuestra naturaleza
esta se va a volver en nuestra contra y nos va a aniquilar como fichas de
dominó produciendo el fin de nuestra vida. El resultado, es casi todo lo
contrario, los espectadores hinchamos por los árboles, para que arrasen con
todo y termine de una vez esta película que encima es bastante larga.
Este ítem
es controversial ¿?; bueno, no sé si para tanto, pero no está bien claro si
Doña Natura tiene algo que ver o no en este asunto.
Para
quienes no conozcan la saga, se trata de ocho películas (más una remake o nueva
adaptación del relato original de Stephen King) sobre un pueblo campestre de
Nebraska en el cual los niños asesinaron a todos los adultos de un día para el
otro, y ahora lo hacen con cada mayorcito que pise el lugar. La película
original de 1984, con una de las secuencias de títulos más terroríficas del
cine, no dejaba el origen demasiado claro, pero se supone que todo está
relacionado (como en el cuento original) a una entidad o algo así denominado
“el que camina detrás del surco” al que los niños del lugar rinden culto y que
pretende sangre adulta para asegurar una buena cosecha de maíz. Hasta ahí
podríamos decir que es más un asunto de cultos que de lo que proviene de la
tierra; pero resulta que casi diez años después (en 1993) se despacharon con
una secuela en la cual se le da un origen totalmente distinto al asunto;
resulta que el maizal proviene de una cosecha indígena y aparentemente está
contaminado con un hongo (que tiene que ver una cosa con la otra, ni idea) que
es lo que enloquece a los niños haciéndolos ver a “el que camina detrás de los
surcos”; o sea ahí sí, es la naturaleza haciendo de las suyas mediante un maíz
maldito y contaminado. A partir de ahí la cosa se va a enrarecer más y más
secuela a secuela, como si no se pusiesen de acuerdo; que “el que camina...” en
verdad es el diablo, que Malachi (el lider del culto) es una reencarnación de
Satán, que el maíz es un alimento satánico, que si los adultos comen ese maíz
se les llena el cerebro de cucarachas (y crepan, obvio)... en fín, hay un culto
religioso, está Mefistófeles, una entidad misteriosa, un adolescente chiflado,
y un maíz contaminado y/o asesino; en todo caso podríamos decir que la
naturaleza se asoció con el señor de los avernos para matar a un par de viejos,
y todos contentos.
4. El
monstruo del Pantano (Swamp Thing, 1982)
Basada
bastante libremente en el personaje de DC Comics (La Cosa del Pantano),
está película dirigida por Wes Craven nos dice bien claro que no se jode con lo
que Natura creó. El protagonista es el Dr. Alec Holland (Ray Wise) que realiza
investigaciones genéticas para tratar de crear un nuevo ser mezcla de animal
con vegetación capaz de resistir cualquier tipo de ambiente; claro, las cosa
salen mal y Holland se va transformar en El Monstruo del Pantano (Dick Durock)
una mola fangosa algo torpe que sólo buscan que lo reconozcan como el Doc.
El tema
está que siempre hay un maloso, y esta oportunidad el D. Anton Arcane (Louis
Jourdan) quiere apoderarse de la fórmula de Holland y para eso quiere cazar al
bicho a como dé lugar.
Una oda a
las películas clásicas de monstruos de los años ’30, sobre todo Frankenstein y
La Mosca (la de Vincent Price). Esta bien, la naturaleza acá no es la culpable,
sino los humanos que se meten con ella, pero bueno por lo menos la dama verde
nos deja bien claro que hay que mantener los reinos bien separados... salvo que
querramos tener una mascarilla de barro facial permanente.
En 1989
hubo una suerte de secuela, The Return of the Swamp Thing que guarda poca relación con todo y la dirige
-agárrense- Jim Winorkski (y si no saben quién es averigüen ya, porque hasta
hizo cosas en nuestras tierras). Durock y Jourdan repiten papeles, pero esta
bien el romanceo no es con Adrianne “me casé con Carpenter” Barbeau sino con
Heather “Melrose Place” Locklear, y el homenaje es más a las producciones
Corman Style.
¿Qué
pasaría si Peyton Flanders (La mano que mece la cuna) tuvise una extraña
fijación por la jardinería?... bueno, sería algo así como lo que sucede en Ángel
de las Sombras. Kate y Phill (Carey Lowell y Dwier Brown) son un matrimonio
que acaba de tener un bebé, como los dos son personas ocupadas contratan a una
niñera, Camilla (Jenny Seagrove) que tiene la actitud de Virginia Lago
presentando películas a la tardecita y con un par de tranquilizantes encima.
Todo sería perfecto, Camilla es buena con el chico, es modosita, está buena, y
encima anda con unos camisones traslucidos y medio mojada. Pero no, algo tiene
que salir torcido, y es que la niñera pertenece a un culto medio raro, y no es
ese que toma por asalto a la TV por las medianoches, es un culto a los árboles.
Uno podría pensar que se trata de donar parte de su sueldo a plantar semillas
en campos arrasados; y estaríamos equivocados. Parece que a los árboles les
gustan los bebés, y Camilla, que es guardiana, no tiene ningún problema en dar
a los pibes en sacrificio. Así es, la rubia ni siquiera es humana, posiblemente
sea un ombú o un algarrobo, la cosa es que con cada familia cambia de cuerpo
humano y se mete para robarse a los purretes y dárselos al bosque para que
estos hagan vaya uno a saber qué.
Aunque el
argumento parezca extremadamente volado la verdad es que esta película dirigida
por William Friedkin (El Exorcista) me encanta. Tiene mucho suspenso,
hay algo de gore, uno no sabe qué puede pasar, y además la chica se pasea en
pelotas un buen rato del metraje. Tal vez opacada por el peliculón de Curtis
Hanson estrenado dos años después, The Guardian es realmente poco
considerada, y eso es toda una injusticia; ahora que la conocen pongan
cualquier día a la medianoche Cinecanal que de seguro la enganchan (eso sí, la
mina en tarlipes la van a tener que buscar en alguna sala de corte y
confección).
Che, ¿y no
será que la Camilla del film anterior es una egresada de la escuela de esta
película? Veamos, en este film de Lucky McKee (May, Woman) nos situamos
en 1965 para contar la historia de Heather (Agnes Bruckner) una adolescente
incomprendida y medio quilombera que encima tiene poder psíquicos. La piba
causa un quilombo en su pueblo (prende fuego un bosque) y en su colegio y es
enviada por sus padres (medio estúpidos, vamos a decirlo) a un colegio pupilo
ubicado en medio de un bosque, o sea... La cosa es que Heather se hace de un
grupito de amigas tan retraídas como ella pero menos punks, y el resto parece
odiarla. Además, la directora Traverse (Patricia Clarkson te amo) es medio rara
y aunque simula ser amable no hay dudas de que oculta un chanchullo. Haether va
a comenzar a tener visiones y pesadillas, sus amigas van a irdesapareciendo, y
se descubrirá el gran secreto; la escuela esconde una milenaria logia de brujas
que rinde culto a los árboles sedientos de sangre y que encima las prefiere
vírgenes (y sí, nuestra protagonista lo es).
Con un
clima totalmente enrarecido, una fotografía muy cuidada, mucho mucho gore,
Bruce “Ash” Campbell haciendo de papá palurdo, y la Clarkson dando miedo de
verdad, la película entretiene y es bastante original. Además es bastante
osada, en pleno auge del terror adolescente, acá hay chicas vírgenes, bombachas
con himen, ramitas que se meten entre piernas abiertas, y cosas así... por lo
visto en esta y la anterior los señores troncosos son muy degenerados.
Como
siempre repito al final, esto ya se hizo exageradamente largo, hay montones de
otras películas en donde la botánica ofrece algo más que el colorido de sus
flores. La conclusión que sacamos es que esos cortos de Merry Melodies en los
que veíamos los animalitos contentos mientras la Madre Naturaleza creaba la
primavera eran una mentira; esa mujer es perversa, cambia savia por sangre,
flores crecidas por cuerpos caídos, y quiere muerte, muchas muertes ¿?
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