Hoy en esta
ya mítica ¿? Sección expando un poco el espectro para hablar de una película
que quedó marcada en mi memoria como una de las cosas más bizarras que vi en mi
vida, Venganza Voodoo (Shrunken Heads, 1994).
Hablo de
expandir el espectro, porque si bien es una típica película de ese formato, yo
la vi por televisión, y en toda una anécdota que contaré más adelante; pero
primero veamos la película.
Venganza... es conocida por ser el primer estreno en sala (por supuesto que solo
en EE.UU.) de la famosa productora de Charles Band, Full Moon Entertaiment (Puppet
Master, Dollman, ; pero esto no hizo que tenga mayor presupuesto que el
resto, o que tenga una pizca de coherencia, casi casi al contrario.
Empezamos
con tres chicos algo nerds que viven en un peligroso barrio de Nueva York; como
buen grupo, estos tres viven en la calle leyendo historietas, hablando de
videojuegos y colándose en el cine de barrio. El único amigo de ellos es
Sumatra – guiño guiño – el dueño de una tienda de artículos extraños y objetos
de magia negra.
Un día
estos chicos se meten donde no deben y quedan en medio de una guerra de
pandillas en la cual son asesinados a balazos. Sumatra recoge los cadáveres,
los decapita!!!, y con sus cabezas realiza magia negra africana, la famosa
reducción de cabeza voodoo, los vuelve a la vida (si están pensando en que se
fueran a la mierda, es verdad), y los transforma en una suerte de zombies
vengadores pero con mucha onda.
Si con el
solo argumento no se convencen de la bizarrés de esta película, basta con ver
el trailer y observar el efecto de cómo se mueven las cabezas voladoras
(inexplicable, véanlo), y aún más el risible atuendo de Don Sumatra. Todo suma
al clima deliberadamente exagerado, pero logrado.
Aunque
cueste creerlo, Venganza... es realmente buena (aunque sea en un
parámetro film muy clase B), su director, Richard Elfman le imprimió un estilo
que campea entre el cine infantil de grupo de amigos metiéndose en líos, y el
más ramplón cine de terror con zombies y magia negra (pero sin nunca llegar a ser demasiado fuerte). Por lo
tanto, se transforma en algo así como una comedia liviana, casi apta para todo
público, con ciertos elementos del terror clase B cono escenas de asesinatos
increíbles.
Sumatra manda
(ordena) a las tres cabecitas (que encima hablan con “voz de ardilla”) a
vengarse de los asesinos y limpiar el barrio de todas las mafias,
convirtiéndose en una especie de superhéroes undergrounds.
En el rol
del sacerdote Voodoo tenemos al genial Julius Harris en su último papel, y el
resto son las típicas caras conocidas de los films infantiles de la épocas como
Cuidado, Hércules vigila (The Sandlot, 1993), y otra cara
conocida que también anda por ahí es la de Meg Foster (la Evil-Lyn del film de Amos
del Universo).
Si el
nombre de Richard Elfman les suena, tal vez sea porque es un reconocido
director de Full Moon y otras productoras B... o tal vez les suene por su
apellido, el mismo de su hermano Danny, genial compositor de música para
películas (colaborador habitual de Tim Burton, tema original de Los Simpsons)
que acá le hace la gamba a su hermano y se encargó del tema principal, el de la
genial secuencia de créditos.
Si bien el
Elfman director se unclinó hacia un tono infantil, la fotografía definitivamente
es oscura y derruida, casi todas la escenas son de noche y se hace un (buen)
abuso de las luces de neón y el humo saliendo por todos lados.
Ahora sí,
la anécdota de cómo la vi por primera vez. Los desafortunados que tenían el
sercivio de Tv Cable de Multicanal o Cablevisión se perdían de las delicias que
nos ofrecía la grilla de canales más “pobre” de Telecentro, entre otros canales
contábamos con los extraordinariamente berretas 365 Cine y Unovisión (que ya
tendrán sus reseñas en este blog como canales bizarramente geniales), pero
además la propia empresa proveedora del servicio contaba con dos canales
propios de cine (en realidad era uno solo que a mitad del día, y sin ningún
sentido, cambiaba de nombre) Biógrafo y Movie Top. Estos canales contaban con
una programación rotativa de cuatro o cinco películas por semana, todas del
tenor de Shrunken Heads, que se encargaban de repetir durante el día 3 o
4 veces, y en el medio, en los intervalos, en lugar de publicidad, se llenaba
de videoclips ochentosos de los más raros. De esta manera en el mismo día
podías ver la misma película, ponele a las 10:00hs, 14:00hs, 18:00Hs, 22:00hs,
y así, y al otro día se intercalaban los horarios... era una repetición
putrefacta pero muy divertida. A la semana cambiaban de películas, pero en el
mes seguro que las volvían a poner, porque a lo sumo tendrían un stock de 30 o
40 films (muy VHS hasta se veian las rayas o saltos característicos del
formato), no más.
Bueno, así
es como logre ver Venganza... unas 10 o 15 veces en el lapso de uno o
dos años como mínimo.
Pero bueno,
como esta es una sección de VHS’s cumpliré en informar que acá la editó Teleargentina
de manera muy limitada.
Para darle un cierre a esto diré que Venganza
Voodoo es de esas películas que hacían las delicias de los chicos de 11 o
12 años que nos debatíamos entre un típico film infantil acorde a nuestra edad,
y algo más fuerte, una de terror, que estábamos empezando a animar a ver por
esos años. Muy buen recuerdo.
Y si, se
acaban las vacaciones de invierno nomás; esos quince días al año en el que los
niños disfrutan de un merecido descanso entre tanto estudio, y nosotros, los adultos, al comienzo estamos
felices de tenerlos por dos semanitas a nuestra entera disposición, poder
disfrutar de su presencia correteando por la casa las 24hs. horas del día... el
tema es que, los mayores no suelen tener estas vacaciones (salvo que seas
abogado, como un servidor, ejem), y ya el hecho de no tener en donde meter a
los pibes durante 15 largos días es más que una complicación. Y aunque uno también
tenga los días libres, al término de las dos semanas ya no queremos saber más
nada con correr detrás de un grupo de insurgentes infantes que parecen no tener
un mínimo de tranquilidad y que encima entran en un frenesí consumista que nos
obliga a nosotros, pobres indefensos, a tener que soportar todo tipo de juegos
humillantes o llevarlos a ver espectáculos tan denigrantes como el de
cualquiera con tipos disfrazados de muñecotes haciendo monigoteadas. En fin, ¿a
qué lleva todo esto? A una lista de 10
pibes (o grupos de idem) que te van a demostrar que es mejor conformarse con
pasar 15 días con los diablos de tus hijos/sobrinos/nietos/primos, etc. que 5
minutos con ellos... un pequeño aliciente, bah
¿Dudas de
las malas juntas que tiene ese chico? Bueno, date por agradecido de que no se
junte con los de Cosecha Negra (Children of the Corn, 1984).
Un
matrimonio de recién casados (Linda “Sarah CONNOR” Hamilton y Peter Horton) va
a parar a un perdido pueblito de Nebraska donde lo que les espera es un grupo
de niños que viven solos en el pueblo, y no porque los adultos esten todos
trabajando, sino porque los mataron, los chicos mataron a los grandes ¿se
entiende?. Los niños forman un culto “religioso” adorador de “el que camina
entre el maíz”, culto que se basa en que los adultos sin personas corrompidas
por lo que hay que eliminarlos, y listo. Como un Peter Pan pero más extremo.
Una
advertencia, sin con solo la secuencia de títulos de esta película no te cagas
en las patas del miedo, es que no tenés alma.
Estos pibes
sembraron (jeje) el terror a lo largo de 7 secuelas y una remake, cada una
desvirtuándose cada vez más del cuento corto original de Stephen King.
¿Te cansas
de decirle que se comporta como El Diablo encarnado? Bueno, para los Thorn eso
sería más que un eufemismo.
En el
excelente opus de Richard Donner La Profecía (The Omen, 1976)
el embajador de Gran Bretaña Robert Thorn y esposa (Gregory Peck y Lee Remick)
tienen un hijo que les nace muerto, es entonces cuando un pastor le aconseja a
él que tome a un bebé cuya madre murió en el parto y que no le informe nada a
su esposa. Robert acepta, con tan mala suerte que el chico, Damien (Harvey
Stephens) resulta ser el Anticristo. De ahí en más, la ida para los Thorn (en
especial su madre) va a ser un calvario, el nene se reusa a ir a la Iglesia y
lo van a rodear todo un séquito de extraños personajes que tienen el fin de
protegerlo a como dé lugar y así en un futuro se convierta en el Presidente de
los EE.UU.
Terror más
sugerido que gráfico, pero aún así mantiene muchísima tensión haciendo que uno
quede sugestionado pasado bastante tiempo de terminado el film.
Esta
película tuvo tres secuelas y una remake, pero ninguna le hizo ni cosquillas a
este clasicazo.
El pibe
quería ir a la montaña rusa, vos te quisiste negar, pero no pudiste; cuando
termina la vuelta el nene está pálido, empieza a putear porque lo obligaste a
subirse a ese juego y encima se agacha y te vomita todas las zapatillas... aún
así es mejor que lo que tiene que pasar la madre de Regan MacNeil en El
exorcista (The Exorcist, 1973).
Esta obra
maestra de Willian Friedkin no en vano es considerada la mejor película de
terror de todos los tiempos.
Chris
MacNeil (Ellen Burstyn) es una actriz que observa como su hija Regan (Linda
“Cadenas Calientes” Blair) de a poco empieza a cambiar su comportamiento y luce
muy enferma. Habiendo recurrido a médicos de todo tipo, e incluso psiquiatras,
recae en las manos de dos sacerdotes que le informan que su hija está poseída
por un demonio, el Padre Damián Karras (Jasón Miller) y el Padre Merrin (Max
Von Sidow).
En esta
larga sesión de espiritismo, los dos hombres clericales deberán soportar al
demonio encarnado en la inocente niña que, entre otras cosas, la hace vomitar
sopa de arvejas, espetar un rosario de puteadas, bajar unas escaleras de una
manera por lo menos incómoda, y meterse un crucifijo en un lugar no santo.
Al igual
que las anteriores, existen tres secuelas que van de mediocres a meramente
espantosas (la segunda es consideraqda una de las peores películas de la
historia), y si bien todavía no se cayó en la tentación de la remake (aunque
hay muchas que son un calco), si existen dos versiones de la cuarta película,
pero no viene al caso.
ANTES DE EMPEZAR CON ESTA PELÍCULA
ADELANTO QUE VOY A TIRAR SPOILERS FEOS SOBRE ELLA
¿Te
enorgullece que tu nene sea tan maduro?¿Te preocupa que tu chiquita se comporte
como un adulto? Los Coleman también pensaban lo mismo, salvo que en caso había
una justificación, la nenita tenía 33 años. Sí, la edad de Cristo pero en una
encarnación del Diablo, jodidísima y que encima se hace pasar por una nena de 9
años; estoy hablando de La Huérfana (The Orphan, 2009).
En esta
verdadera sorpresa del cine de suspenso, Vera Fármiga y Peter Sarsgaard tienen que enfrentarse a la adopción de una
nena rusa que al principio parece un amor pero no tarda en mostrarse como una
criminal, cuasi mafiosa, y con serios disturbios sexuales... claro, al final va
a llegar la explicación de los 33 años. IN-CRE-I-BLE realmente muy buena.
Siempre quisiste
tener un bebé rubio de ojos celestes... bueno, pensalo dos veces. En El pueblo de los malditos (Village
of the Damned, 1960) todo los habitantes de un pueblito (inclusive las
mascotas) caen desmayados por unos minutos, y al despertar todas las mujeres
están embarazadas. Ahhhh, un regalo divino, bueno, no tanto, estos nenes van a
crecer (muy rápido) y se van a convertir en unos extraños nenes albinos de ojos
claros y brillantes... que tienen el poder de la telepatía. Si, los pibes se
comunican entre ellos sin hablarse y le controlan la mente a todos los humanos;
pero no van a usar sus poderes para obligar a los padres a comprarles los
últimos juguetes, sino que se van a reunir y empezarán a eliminar a todos los
que se les interpongan o quieran averiguar más sobre sus extrañas conductas.
El
pueblo... creo una
gran conmoción en su momento, causando un cierto pánico entre sus espectadores
(está bien, eran tiempos de Guerra Fría y los pibitos parecen rusos); y aunque
hoy perdió algo de su impacto la verdad es que logra sugestionar.
En 1963
tuvo una secuela rarísima The Children of the Damned en la que los nenes
dejaban de ser malosos per se y se convertían en una suerte de mini reunión de
lo ONU incomprendidos por los humanos (atención al chinito albino). En 1995
John Carpenter realizó una muy lograda remake de la primera directo a video y
TV.
¿Te
enorgullece que sea tan apegado a sus padres? Todo bien, mientras no sea tan
posesivo como los nenes de estas dos películas (que uní en un solo puesto/item
porque son muy parecidas)
En Mikey
(1992) un pre-adolescente (Biran Bonsall) huérfano va pasando de familia
adoptiva en familia adoptiva. Esto se debe a que cada vez que Mikey entra en
una familia esta súbitamente tiene un accidente. Entre los adultos podemos ver
a Ashley Laurence de Hellraiser (1987).
En La
hijita (Daddy’s Girl, 1996) una pelirrojita adorable es muuuuy
apegada a su padre, al punto tal que cuando tras varios incidentes amenacen con
separarla de él la chiquita se va a violentar... mucho. Ah, el padre es el
inefable William Katt.
Dos
películas muy berretas que, de seguro, tendran su propio artículo en Recuerdos
del VHS
Uff, ya te
tienen podrido, llegas a un momento en que decís, mah si, que se maten entre
ellos y no me jodan. Puede que a Henry Evans se lo hayan dicho y se tomó la
cosa muy a pecho.
En El
ángel malvado (The Good Son, 1993) Mark (Elijah “Frodo” Wood) va a
pasar una temporada en casa de sus tíos y se va a cruzar con su “adorable”
primo Henry (Macaulay Culkin) un chico algo frío y con ciertas conductas
extrañas, como causar accidentes fatales o matar animalitos, o hermanitos. El
bueno de Mark va a tener que enfrentarse a Henry en medio de una familia que no
parece reaccionar por la ruptura que produjo la muerte de uno de sus bebés hace
unos años. Un enfrentamiento entre niños como nunca se ha visto ¿? Con uno de
los finales más crueles de la historia del cine. Una película por lo menos
rara.
¡Llegó la
navidad!, ¡reunión familiar!, ¿no es una buena idea que todos aprovechen la
temporada para pasar las fiestas en una cabaña en un bosque?, no, o al menos no
fue buena idea para la familia de Hijos Asesinos (The Children, 2008).
Dos
hermanas van con sus hijos a visitar a una tercera hermana que vive con su
esposo y sus hijos en una cabaña aislada ¿?. Al principio las cosas van a ser
agradables, pero de golpe los chicos se enferman y después van a descargar toda
su ira contra los adultos asesinándolos sin ninguna razón.
Tom
Shankland, el director de la aún más pedorra W Delta Z, vuelve a ocupar
ese rol en esta película directo a DVD cargada de violencia y sangre de adultos
sin sentido. Una película impactante por la violencia descargada hacia los
chicos.
No te los
bancás más y se los encajar a los vecinos para que los cuiden un rato; fijate,
porque cuando te los regresen pueden actuar como los de Juego de Niños (Un
Jeu d' Enfants, 2001)
Un
matrimonio (Karin Viard y Charles Berling) viven en un departamento junto a su
parejita de hijos. En una oportunidad se cruzan con un matrimonio de ancianos vecinos
que ingresan a la casa, y a partir de allí todo se complica. Los dos adultos
van a sufrir alucinaciones terribles, y los dos chicos empiezan a actuar de una
manera extraña, es que están poseídos por los dos viejos que les quieren
usurpar el cuerpo.
Terror
francés, algo críptico, en esta producción hecha para TV que acá llegó a VHS.
Una película interesante por lo que logra aún con escasos recursos.
... Y
bueno, si los pibes se portan mal, de última castigalos haciéndoles ver este
bodrio.
EL FIASCO DE TURNO
Hace un par
de semanas, mi amiga Julia me preguntó cuál había sido la primer película que
vi en VHS; lo primero que me acordé fueron las películas de Madonna que veia en
casa de mi prima... pero después me acordé cuál fue la primer película que alquilé
yo personalmente en un videoclub... bueno fue la secuela de este bodrio.
En la
“comedia infantil” Adorable Criatura (Problem Child, 1990), Ben y
Flo (John Ritter y Amy Yasbeck) adoptan un niño, Junior (Michael Oliver) que,
para que se den una idea, los monjas del orfanato festejan cuando se va.
El pibe es
puro quilombo, vive haciendo peligrosísimas “travesuras” sin ninguna razón más
que el aburrimiento o lograr lo que quiere.
Pero todo
está justificado porque el nene es muy simpático y en cambio Flo, y el padre de
Ben, Big Ben (Jack Warden) no, al contrario, son cascarrabias u odiosos (bueno,
el pibe también lo es).
Así que lo
que nos ofrece Adorable Criatura es reirnos con hora y media del pibe
haciendo desmanes a su paso y el pobre de Ben teniendo que soportar todo.
La cosa es
que de chico me acuerdo haber visto esta película mil veces, es más también vi
varias veces sus dos (Igual de insoportables) secuelas. Pero ahora, en plan
memoravilia las volví a ver y no pude creer lo patética que son, y peor aún, el
mensaje nefasto que dejan.
Michael
Oliver debe ser el niño más asqueroso y gritón de la historia del cine, al pibe
parece que le dan cuerda y no para un segundo.
John Ritter
da pena ajena teniendo que soportar un personaje realmente patético. El
coloradito le hace las mil y una y el soporta todo con cara de pelotudo, e
impostando una sonrisa.
Los
villanos de Warden y Yasbeck son directamente sobreactuados, irreales, falsos,
aún para una película infantil.
Adorable... intenta robar el éxito de Mi
pobre Angelito (Home Alone, 1990) pero Chris Columbus realmente
logró empatía con sus peronajes (no solo Kevin el chico sin los dos ladrones
tontos villanos), cosa que aquí Dennis Dugan está muy lejos de lograr.
El
argumento de la película es casi inexiste, es solo una sucesión de travesuras,
y encima muchas mal resueltas.
Los rubros
técnicos tampoco son muy logrados, una fotografía que agrega a lo irreal y al
sentido de “todo es plástico”. Los personajes muchas veces miran a cámara pero
dando más una idea de estar perdidos que buscando complicidad con el
espectador.
Un
desperdicio, y eso que la vi con chicos que se aburrieron tanto como yo. Una
película que, sin lugar a dudas no soportó ni por lejos el paso del tiempo.
En fin, las
vacaciones de invierno terminan, a tus chicos no los soportás más, pero después
de ver estas 10 (en realidad 11) películas les va a tomar algo de cariño...
aunque sea por conformismo.
Este listado tiene diez items caprichosos, porque
hay muchas películas más con el mismo contenido de infantes dañinos, ¿Se
acuerdan de alguna otra? Coméntenlas por acá... o sino fíjense en Facebook que
agrego un par más.
Como buen oportunista que soy, debido al estreno esta semana
de Batman: El Caballero de la noche
asciende (The Dark Night Rises, 2012),
me pareció un buen momento para inaugurar esta sección de secuelas que nunca se
tendrían que haber llevado a cabo con uno de los títulos más emblemáticos de la
historia del cine, en cuanto a eso se refiere, Batman & Robin (1997)
Por si alguno no la conoce, esta película dirigida por Joel
Schumacher (El Cliente, Ocho milímetros)
puede ser considerada bien la cuarta entrega de la saga iniciada con Batman (1989), y continuada por Batman Vuelve (Batman Returns, 1992) – ambas de Tim Burton – y Batman Eternamente (Batman Forever, 1995); o bien la segunda parte de esta última, ya
que ambas comparten director y por ende estética (bien diferente a la Burton). La cosa es que sea
como sea, el resultado está mal.
Veamos un poco del “argumento” (porque de algún modo hay que
llamarlo). La cosa empieza con el robo de unas joyas (obviamos la escena
inicial porque merece párrafo aparte), unos malandrines entran a una bóveda y
congelan todo, de golpe entra el Capitán Frio dispuesto a llevarse las joyas,
en especial un gran diamante. En eso hace la aparición el dúo dinámico (el del
título por ni son avispados) y para intentar frenar el robo arman un partido de
hockey sobre hielo con el diamante como disco/pelota ¿?, bueno ese es el tono
general de la película.
Resulta que el Capitán Frío (Arnold Schwarzenegger) necesita
de esos diamantes para mantenerse con vida y para continuar con la investigación
de una cura para su enfermedad que se encuentra en un estado de criogenización (o
más bien está en un frasco de formol gigante cual rana de laboratorio escolar)
a la que la indujo su esposo hasta curarle una enfermedad mortal. Pasa que el científico
sufrió un accidente en el medio de una investigación y ahora tiene que convivir
en ambientes congelados, por eso lo de Capitán Frío.
Por otro lado, está Hiedra Venenosa (Uma Thurman), una
ayudante de un científico codicioso que adora la naturaleza, y por eso se opone
a la investigación que su jefe lleva a cabo para la Wayne Corp. Bueno, tiene un
accidente, mata a su jefe, un sinfín de feromonas naturales entran en su cuerpo
y con la ayuda de otro ser alterado genéticamente (Bane) va a enfrentarse a
Bruce Wayne (alias Batman) y de paso robarse algunas joyas (porque adora a las
plantas pero también los collares y aros). El arma que utilizará serán sus
propias feromonas que al soplarlas ¿? Enamorará a todos los hombres, por lo que
enfrentará al propio Batman con su aprendíz Robin en la luchas más estúpida jamás
vista.
Por suerte, Batman y Robin no van a estar solos esta vez, a
la mansión llega la sobrina de Alfred el mayordomo ¡¡¡¡!!!! Preocupada por la
enfermedad de su tío (que casualidad la misma que la de la esposa del Capitán
Frío); prontito va a descubrir la baticueva y se va a diseñar un traje para ser
Batichica… bueno, no tan prontito, es casi al final, menos mal.
Pero el argumento (o la falta de él) no es único problema de
Batman & Robin, en realidad es
el menor de los problemas. El pifie mayor está en todo lo que la rodea. La película
pareciera todo el tiempo buscar deliberadamente el ridículo, ya sea desde
escenas increíbles (no precisamente por lo fantástico), diálogos estupidísimos,
y una puesta escena que va de lo incoherente a lo simplemente berreta.
Para decir la verdad, a esta altura tengo que hacer una
aclaración, siempre tuve mi “corazoncito” para Batman & Robin, los que vienen leyendo mis reseñas ya se habrán
dado cuenta de mi afición que yo llamo “tan malo que es bueno”, como que una acumulación
de ítems muy muy horribles hacen que se termina transformado en, digamos, una
buena comedia. Además, los que me conocen saben que no me gusta el nuevo
Batman, el de Christopher Nolan, es por eso que a esta película de Schumacher
siempre la tengo en consideración.
La película deja todo el tiempo una sensación de querer “imitar”
cierto estilo del Batman de Adam West, el de la serie de los ’60, mi preferido
lejos, pero aún así se queda lejos lejísimos del original.
Veamos algunos ejemplo: las ridiculeces no se reducen solo
al partido de hockey y a la pelea estúpida entre Batman y Robin por el “amor”
de Hiedra Venenosa; por ejemplo, en el medio de una fiesta para recaudar fondos
Hiedra hace su presentación en sociedad… enfundada en un traje de gorila rosa!!!!!.
en la misma escena Batman hace uso de una Bati tarjeta de crédito!!!!!. Mas
tarde, para interrumpir el efecto del poder “hechizante” de la pelirroja, Robin
se pone un film adherente en los labios que lo hace parecer tener los labios
pintados. En otro momento, Robin y Batichica tienen una carrera de motos con un
grupo de pseudo-punks que oscilan entre estereotipados e idiotas, etc.
Y acá llegamos a la escena inicial, luego de los créditos en
un rojo furioso, pasamos a unas tomas parcializadas de los cuerpos de Batman y
de Robin con una aparente sensualidad entre ridícula, inexplicable, graciosa, u
homoerótica. Así asistimos a las piernas de Batman, las piernas de Robin, el
culo de Batman, el culo de Robin, la entrepierna de Batman!!!!, la entrepierna
de Robin!!!, el pecho (con pezones!!!!) de Batman, idem para Robin… y recién ahí
le vemos la cara a los dos ¿?
Además, los errores, más de una vez cuando Bane rompe las
paredes a puñetazos podemos ver previamente marcado el lugar de “los ladrillos”
sueltos, y encima al caer estos escombros hacen ver a los del Chapulín Colorado
como grandes obras del FX. Ninguno de los dos villanos se decide por un fin
claro, es más, por momentos hasta parecieran tener razón, o querer hacer
maldades por el sólo hecho de hacerlas. Hay personajes prácticamente desdibujados,
como el de la novia de Batman (es conocida la anécdota de cómo Elle McPherson
hizo publicidad de su personaje como sumamente trascendente y solo aparece
cinco minutos y en una escena entre horrible y al pedo), o la propia Batichica
metida con forceps en la historia.
Lo que realmente es increíble en esta película (y ya parezco
una vieja rezongona) es que se supone que es una superproducción con gran
presupuesto, y sin embargo pareciera que el presupuesto se lo deben haber
gastado en el catering para Alicia Silverstone, porque todo el resto parece ser
hecho por chicos aficionados.
Hiedra Venenosa tiene unas cejas hechas con papel glasé
metalizado, encima parece que la tintura del pelo fuese marca Coloralba El vestuario
del Capitán Frío no es mejor, cuando no usa su tecnológico traje plástico color
metal, usa una bata simil Hugh Heffner, además por todo el cuerpo tiene una
especie de escarcha que pareciera brillantina azul, y además el hielo es de un
notorio plástico que encima se dobla como goma!!!!; todas las escenas tienen
mucho tufo a set cerrado y lleno de unas luces de neon escapadas de algún
cabaret de mala muerte; en fin, toodo así.
Hablar de las interpretaciones es prácticamente inútil, pero
bueno, George Clooney pareciera no entender en qué película se encuentra y se
confunde con un rol romántico. Chris O’Donnell intenta hacer un papel de
adolescente que ya no le queda. En cambio, los villanos sí parecieran entender
el tono del asunto, y sobreactuan todo el tiempo, como si estuviesen en una
mala obra de teatro infantil.
Mensión especial para Alicia Silverstone, el suyo debe ser
uno de los peores casos de mala elección personal a la hora de interpretar un
papel. La chica la venía rompiendo con los videoclips sensuales de Aerosmith y
con el protagónico en Ni Idea (1996),
pero acá la convocaron para lo que iba a ser el rol que la lanzara al
estrellato definitivo, una película de acción y aventuras… y no se le ocurre
mejor idea que festejar con unos cuantos postres; el resultado es que en esta
película esta más cerca de Miss Piggy que de Batichica, por lo que su rol es
por lo menos ridículo y su traje luce bastante apretado.
En definitiva, podría seguir hablando de la banda sonora
estruendosa, de la fotografía llena de colores estilo Bubbaloo, de lo poco
respetuosa que es con la historia original del personaje, etc.; pero hace tres
hojas que vengo criticando.
Solo voy a terminar con que la taquilla hizo justicia y la
película se fue al tacho inmediatamente, y junto con su desgracia arrastró las
carreras de O’Donnell (a quien solo vimos después en El Soltero más codiciado y Límite
Vertical), Silverstone (Buscando a
Eva y ese musical con Kenneth Branagh), y al propio Schumacher que siguió
dirigiendo pero al que todos le bajaron el pulgar desde entonces (a veces con
razón y otras no tanta). Hasta la propia franquicia de Batman se vio afectada y
no fue hasta 2005 con Batman Inicia
que se animaron a continuar.
Por todas estas razones, y otras (muchísimas) más, es que Batman & Robin era el film ideal
para iniciar esta sección dedicada a secuelas que hacen honor a eso de “segundas
– o cuartas - partes nunca fueron buenas”.
Antes de
empezar a escribir este informe tengo que aclarar que uno de los únicos
programas de TV que sigo religiosamente como si fuese una serie o una novela es
Filmoteca, Temas de Cine, el ciclo de películas que conducen desde hace
unos cuantos años por la TV Pública Fernando Martín Peña y Fabio Manes de lunes
a jueves cerca de la medianoche.
Justamente
esta semana están dedicándosela a parte de la filmografía de Brian De Palma, y
en el día de ayer, justamente, dieron su primer (y hasta hace unos años
extraviada) película, Murder à la mod (1968); así que la oportunidad me
vino muy bien para poder escribir.
Ahora sí,
aclarada la “fuente de inspiración”, pasamos al film en sí.
La cosa
comienza con una sesión fotográfica para el casting de una película, desfilan
varias “modelos” frente a un
director/fotógrafo que les exige quitarse lentamente la ropa, las ata,
juguetean con un cuchillo falso, y repiten un diálogo armado precisamente sobre
un director que somete a su novia a un trabajo “no santo” por dinero... hasta
que aparece Karen (Margo Norton) y en el medio de la prueba, en el jugueteo con
el cuchillo se asoma una mano y la apuñala cayendo muerta. De ahí, nos
retrotraemos a la historia de Karen, de novia con el director, Christopher
(Jared Martin), un amateur que no está contento con el resultado de su trabajo
(y se siente algo avergonzado). El tema es que Chris quiere divorciarse de su
esposa, por lo que Karen pareciera querer ayudarle como sea, y planea el robo
de unas joyas... además de algún otro trabajo extraño frente a las cámaras
(como el que le exije su novio).
Por otro
lado tenemos a Otto (el inefable Willian Finley – que además compone la banda
sonora – ), un actor algo psicótico, el que hace la “bromita” con el cuchillo
falso, y que deambula por el set, y por la vida de aren y Chris.
Todo esto
irá conjugando un grupo de personajes como para ir adivinando ¿quién puede ser
el asesino de Karen?
El
argumento de la película es ese... o más o menos, porque la película es bien
extraña. Todos los ingredientes de la primer etapa de la filmografía de Brian
De Palma (digamos hasta que entró con las grandes productoras) estan presentes.
Si bien la trama pareciera una de intriga básica, no esperen una adptación de
un cuento de Ágatha Christie, Murder à lo mod, para que quede claro,
tiene más de “mod” que de “murder”.
Ya desde el
comienzo, con la sesión fotográfica, la cosa es puramente artística, con una
fotografía Blanco y Negro sublime, unas tomas indescriptibles, como poniéndonos
en el ojo del director cuasi acosador, haciéndonos sentir voyeuristas. Y lo que
sigue después va más o menos por el mismo lado, diálogos deliberadamente
increíbles, situaciones que parecen sacadas de una fábula, y mucho, mucho
contenido artístico.
Murder... podría ser fácilmente comparada con
Pepping Tom (1960), pero la ópera prima de De Palma va más allá con la
cuestión artística y una mirada aguda sobre la vida de jóvenes actores/artistas
que intentan triunfar en el mundo del cine, o sea el off Hollywood (más o menos
en el mismo sentido que Hollywood Boulevard, la película reseñada la
semana anterior).
Como dije,
Brian De Palma se luce con un gran trabajo detrás de cámaras y con escasez de
recursos extrema. Cada plano, cada toma, cada escena parece estar medido y
calculado para que salga así como salió, como si nada hubiese sido dejado
librado al azar; y aún así se logra mucha naturalidad en los hechos.
La misma
naturalidad logra en las interpretaciones, tanto Norton, como Martin, y sobre
todo Finley parecen estar actuando en un grupo de amigos, como con cierta
complicidad, casi como si estuviesen improvisando, y sin embargo todo sale
perfecto, medido, calculado.
Otro gran
aporte es su banda sonora, desde la secuencia de títulos con una canción del
propio Finley, y ya durante toda la película, escuchamos canciones estridentes
propias de la década del ’60, pero que calzan muy bien para hacer lo que podría
ser un retrato generacional (muy logrado también desde la estética y el
vestuario).
Murder à
la mod estuvo
desaparecida hasta mediados de 2006, cuando se encontró una única copia y fue
editada en DVD; pero aún así es bastante difícil de conseguir fuera de EE.UU.
Es por eso, que es todo un logro que los muchachos de Filmoteca la hayan
conseguido y la pongan al aire en medio de una semana plagada de excelentes
películas... bah, en definitiva al común que nos tiene acostumbrado ese gran
ciclo.
La ópera
prima de Brian De Palma es un muy buen botón de muestra de un director que supo
ser de los más personales que salió del país del norte; todo lo mejor que supo
dar está presente en esta película... por lo menos lo mejor que supo dar hasta
que cayó en las garras de un Hollywood que lo llevó a hacer películas como Misión
a Marte (2000)... esperemos que un día vuelva a sus fuentes.
Hoy en la
sección Rarezas Argentinas quiero intentar rendirle un homenaje a una gran
actriz y directora (teatral) de nuestras tierras que nos dejó el pasado lunes
23 de julio, Alicia Zanca, con una gran trayectoria al frente de la gran
pantalla.
Elegir una
de sus películas para incluir en esta sección es un poco arbitrario, ya que
siempre tuvo una personalidad arriesgadora, poniéndose al frente de proyectos
que otros, talvez rechazarían. De esta manera podríamos nombrar algunos de sus
títulos más extremos como Los amores de Laurita (1986), Cargo de
Conciencia (2005), Arregui (2001), u Obsesiuón de venganza
(1987)... pero elegí una película algo (bastante) perdida que vi hace muchos
años alguna medianoche en la TV (y que tuve grabada durante bastante tiempo en
VHS), Los espíritus patrióticos (1989).
Esta
película es la ópera prima de Pablo Nisenson (un director con varias obras para
esta sección) y Maria Victoria Menis (la misma de Arregui). Ya la
historia sola es digna de la mayor de las rarezas, resulta que en lugar
recóndito espacio de la Biblioteca Nacional existe un grupo secreto llamado
“Club de los espíritus patrióticos”, y lo de “espíritus” no es un eufemismo,
realmente son espíritus, fantasmas, espectros, o como los quieran llamar.
Estos
fantasmas son los de un ganadero, un general, un policía especial, y un
conquistador (entre otros hombres y mujeres que deambulan por los pasillos de
la Biblioteca) y hace varias décadas
vienen planeando un Golpe de Estado para retornar al poder y a mejores épocas
¿¿¿¿????, y encima ahora cuentan con la ayuda de un ¿humano? Como para poder
concretar la toma (Hector Malamud).
Pero hay
dos periodistas cuasi aficionados (Zanca y Mauricio Dayub) que tran una
investigación dan con los espíritus y ahora están dispuestos a interrumpir los
planes que hagan peligrar la democracia ¡¡¡¡!!!!.
En
definitiva, el argumento daba para una especie de sátira descabellada; y el
mayor problema de la película es que parece no inclinarse del todo por eso, y
por el contrario tiende a tomarse demasiado en serio su, seamos sinceros,
incoherente planteo.
Así como
esta la cosa, la película deambula por una comicidad simple, momentos de
inentendible dramatismo, cuestiones políticas que se suponen de gran peso, y
alegorías democráticas propias de la época... además de otra comicidad
involuntaria e inevitable.
El final de
los años ’80 y comienzos (hasta mitad) de los ’90 no fueron los mejores años
para el cine nacional, mucha de su producción pasó al video y las salas se
llenaron de bastante contenido carente de suficiente presupuesto y con una
estética más propicia, precisamente, al video hogareño. Esto es, en parte, lo
que sucede con Los espíritus patrióticos, una película que pese a su
tono dramático pareciera no tomarse en serio a sí mismo y haber resuelto las
cosas... bueno, como pudieron.
Alicia
Zanca interpreta a Ana Mil, como ya dije, una de las periodistas que descubre
el plan detrás de los fantasmas, y ella, al igual que Mauricio Dayub son de lo
mejorcito de la película; los que parecieran encontrar el tono justo para que
la película fluya bien, el de la sátira. Sus personajes son sobreactuados,
exagerados, casi caricaturescos, pero sus momentos son, por lejos, los más
divertidos de la película. A diferencia de los fantasmas, en sí, en donde uno
se podía imaginar que se encontraba el punto más grotesco; ya sea desde el
guión o desde la interpretación, suenan demasiado solemnes, graves, con una
necesidad imperiosas de tirar frases de manual, como convirtiéndolos en
acartonados (algo parecido le sucede a Dinenson en Ángel, la diva, y yo),
y quitándoles toda posibilidad de gracia (que por momentos se intenta pero no
se logra).
Menis y
Dinenson cumplen una buena labor de ambientación, logrando algunos climas
bastante opresores en la Biblioteca; y además el ritmo de la película es
bastante sostenido, lo que la hace por lo menos, amena (aunque algunos momentos
retóricos terminen por aburrir).
Otro punto
en contra es la banda de sonido, como sucedía mucho en esa entonces, los
sonidos suenan algo bajos y la música bastante altisonante, estridente,
volviéndose bastante molesta.
En fin, Los
espíritus patrióticos es toda una curiosidad en un cine no muy acostumbrado
a lo sobrenatural, ni siquiera sin ser de género (como en este caso), y la
reciente partida de esa enorme actriz como Alicia Zanca puede ser una buena
oportunidad para recordarla, quitarla del arcón en la que se encuentra, y darle
otra oportunidad de revisión; después de todo, aunque el resultado sea algo
moroso, el planteo era bastante interesante.
Ah, otra
cuestión, si algún lector tiene un afiche más amplio, un video, o lo que sea
sobre esta película, por favor que lo haga llegar... lo que está arriba es lo
único que encontré.
La semana pasada en esta sección recordé una de los
sountracks más populares de los ’80; ahora retrocedemos una década para hablar
de una de las bandas sonoras más populares de todos los tiempos, la de Fiebre de Sábado por la noche (Saturday Night Fever, 1977)
Para los que todavía no la vieron, esta película dirigida
por John Badham (Juegos de Guerra,
Cortocircuito) cuenta la historia de Tony Manero (John Travolta) un adolescente
que durante la semana mantiene un empleo aburrido pero que al llegar los sábados
a la noche se convierte en el rey de la pista de Disco. En una de esas noches
conoce a Stephanie (Karen Lynn Gorney) una chica con mayores aspiraciones que
las de él y por eso lo rechaza; aún así decide aceptar ser su pareja de baile
en un concurso que se desarrollará en esa discoteca, concurso que se convierte
en el sueño principal de Tony.
Pero seamos sinceros, el argumento de esta película a nadie
le importa demasiado; es más bien una excusa para ver a Travolta y Gorney mover
las piernas y todo el cuerpo al ritmo de lo mejor de la música Disco, característica
de la época; y con un mensaje de triunfar persiguiendo un sueño, sea este cual
fuere.
La banda sonora de la película, compuesta principalmente por
canciones de The Bee Gees, se convirtió rápidamente en la banda sonora que más
ventas recaudó en la historia, por lo menos en ese entonces (luego los
desbarrancó El Guardaespaldas).
Las canciones más recordadas de la película son por supuesto Staying Alive (que hasta le dio título
a una infortunada secuela en 1983, Sobreviviendo, dirigida por Sly
Stallone), Night Fever, More than a Woman (que en película
interpreta Tavares), la balada How Deep
is your love, y If I Can`t Have you
(que en la película canta Yvonne Elliman); canciones que fueron editadas
originalmente en la banda sonora (aunque los Bee Gees las compusieron para un
album propio). El resto de los tracks son canciones anteriores de la banda como
You Should Be Dancing y canciones
incidentales, algunas basadas en los temas anteriores.
En general las canciones son todas de un ritmo y letra entre
relajado y divertido, que invitan al baile inmediato. Ya sea hablando de amor,
del golpe de la ciudad, o de una mujer, todas redundan en encontrar lo deseado
en una pista de baile… y eso es lo que nos ofrece la película.
Pocas veces una banda sonora fue tan representativa de una
película, pero acá la simbiosis está lograda a la perfección, la película no sería
lo que es sin su banda sonora, y viceversa.
Jonh Travolta pone todo su carisma en un rol que si bien no
le exige demasiado, él supo aprovecharlo y adueñárselo, al punto de quedar
identificado con el personaje y su estilo para siempre.
En cambio, Karen Lynn Gorney no pudo sacarle provecho a la
simpatía. La actriz, más reconocida por roles televisivos, no tuvo mayores
oportunidades luego de esta película y tuvo esporádicas apariciones más que
nada evocando la gloria de esta película… talvez se deba a que hizo de su
Stephanie un personaje bastante insoportable.
Los rubros técnicos están todos en servicio de hacer parecer
la película un largo videoclip (adelantada a su época en ese sentido),
mostrando juegos de luces en primer plano, pies moviéndose al ritmo de la música,
primerísimos planos de miradas cruzadas… y haciendo sentir a las escenas intermedias
sin música, precisamente como eso, meros intermedios entre una canción y otra.
Fiebre de Sábado por
la noche puede parecer algo (bastante) simple, aburrida, o hasta ñoña; pero
sin dudas fue la película que marcó todo un estilo, y aún hoy en día su banda
sonora parece estar resonando en varios lugares.
Todo un hito en el cine pensado para vender algo más (en
este caso un soundtrack), esta película merece una revisión dentro de lo que
Hollywood supo hacer bien durante bastante tiempo, un cine ligero, entretenido,
que invitaba a la fiesta… y en definitiva, inofensivo.
Pasen por la Página de Facebook para evocar toda la música de la película!!!!!!!
Hoy en Recuerdos
del VHS nos vamos hasta 1997 para hablar de una de las experiencias más
bizarras que me ha brindado el alquiler de cintas de video... o el cine en
general.
En el mismo
año en que en Argentina (por fin) se estrenaba Scream, y el público
quería ver la serpiente digital de Anaconda (es verdad, había bastante
expectativa por saber cómo iba a salir), la gente de Emerald editaba en
video una película que fue anunciada con bombos y platillos (bueno, con toda la
parafernalia que esa editora podía lograr), A.D.N. (D.N.A. – Genetcic
Code), y no hubo videoclub que no la tuviera.
Antes de
empezar a escribir sobre qué trata la película les voy tirando una idea de cómo
venía el asunto. En el afiche, con una selva oscura y unos ojos entre la
penumbra (si, se parecí al de Anaconda), se anunciaba arriba “La
criatura de Alien, en el mundo de Depredador, con la historia de Jurassic
Park”... o sea, ya era un choreo indisimulado; y la verdad es que la
promesa, más o menos, se cumplía.
El asunto
es así, el Dr. Ash vuelve a su tierra natal, Borneo tras estudiar y haberse
recibido en Estados Unidos. Ya en la jungla de ese país forma parte de una
excavación que da con unos huesos arqueológicos pertenecientes a una
civilización antigua. Estos huesos van a parar a manos de un científico
desquiciado que descubre como sacar ADN de los huesos y mezclarlo con una
sustancia que los reconstruye y da vida el dueño original de esos huesos, el
bicho, se entiende.
Todo
estaría bien sino fuese porque un par de años más tarde, en la selva empiezan a
aparecer unos cuerpos desmembrados y el científico del ADN parece que tiene
algo que ver. Una agente de la CIA se contacta con Ash y juntos van a ver que
pasó, y lo que se encuentran ahí es... bueno, ya saben.
Hasta ahí,
tenemos un robo impune a Jurassic Park (1993) metido en la selva
de Depredador; pero también nos prometían una criatura parecida a la de Alien
(1979). Bueno, tal parece que en una civilización antigua, la Reina
Alien de la peli de Ridley Scott tuvo un hijo enano y con una estructura
corporal similar al hule... porque eso es lo que vemos en A.D.N., un
bicho realmente muuuy parecido al que perseguía a Sigourney Weaver, pero bajito
y con una movilidad reducida no por ser sigiloso sino porque a la legua se nota
que es un muñeco de goma por más luz oscura que nos pongan. Eso no es todo,
esta cosa intenta moverse como una persona (posiblemente sea un enano
disfrazado) y posee fuerza sobrehumana ¿?
Además de ser inmune a las armas!!!!!, camuflarse en la selva!!!!!, y tener
visión inflarroja (definitivamente se fueron al carajo), lo que hace que se
parezca un poco/mucho al bicho de Depredador (Predator, 1987).
Ash es
interpretado por el “astro” de la acción clase B de los ’90 Marc Dacascos (Pacto
de Lobos), un tipo que para los que no lo tienen, le dio de comer a varias
productoras y editoras de video de segundo nivel a razón de tres o cuatro
películas por mes durante unos cuantos años. En la piel del científico loco
está el eterno Jürgen Prochnow, o sea, hace el papel que hace siempre. El tema
es que la historia no ayuda, y los diálogos menos, así que uno no deja de
sentir lástima (por lo menos por el segundo) al minuto cinco más o menos, de
que tengan que haber aceptado este esperpento para poder comer.
Los rubros
técnicos son lisa y llanamente horribles, para disimular que el monstruo es un
muñeco inflable, toodo está sumido en una oscuridad terrible, y además se abusa
del fuera de foco (¿o será impericia del director?). La selva no disimula ser
recreada en un estudio cerrado, y el potus de origami que tenés en tu living
parece más real que las plantas de goma seca que aparecen acá... y encima el
laboratorio de Don Prochnow!!!!, parece que a los productores no les dio el
presupuesto para hacer el ambiente que Spielberg le construyó a Richard
Attenborough en el mega-éxito de 1992, y se conformaron con unos cartones
forrados con papel aluminio y una lucecitas entre pintadas y propias de un
arbolito de navidad, indescriptible.
El director
es William Mesa, un señor mucho más acostumbrado a estar en el sector de FX
para grandes producciones (acá se vio que le dieron el vuelto de un café como
presupuesto para ocuparse del asunto), y que en la dirección cuenta con un
título previo como Galaxis (1995, un opus con Brigitte Nielsen
que ya tendrá su merecidísimo espacio en esta sección). Al ver el resultado,
uno se queda con la duda de si el hombre realmente es tan malo en lo suyo
(bueno, la de Brigitte no le salió mucho mejor), o si la evidente falta de
presupuesto dificultó al extremo todas las tareas.
Bueno, en
definitiva, la película era un bodrio hecho y derecho, pero eso no le impidió
convertirse en un éxito (por lo menos en los dos videoclubes a los que
iba/vivía yo). El boca en boca hizo que sea bastante difícil conseguirla, ya
que siempre estaba alquilada. Era como jugar una apuesta para ver un film muy
malo, generaba mucha curiosidad que sea tan berreta, como que había que verla
sí o sí para saber si eran ciertos todos los comentarios que se hacían (Algo
medio parecido a lo que sucedió con La noche de los demonios 3, 1993).
La verdad
que los comentarios no le hacían justicia, A.D.N. es de esas películas que
de taaan malas se terminan convirtiendo en una especie de joya invalorable, lo
que hizo que la terminara alquilando (y viendo por TVcable) por varios años
como para llorar de la risa. En fin, una experiencia bizarra, inentendible,
pero terriblemente graciosa y divertida; otra joya de los tiempos del VHS.
Los que me
conocen un poco saben que los domingos me gusta instalarme en la cocina y
descomprimir cierto cansancio semanal preparando alguna receta, preferentemente
de panadería o pastelería. Los que no lo sabían deberían probar, cocinar es una
buena terapia para despejar la cabeza.
Este
domingo el asunto además tenía olor a venganza, a revancha... y otra vez la
cosa me retrotrae a la reunión de amigos del sábado de la semana pasada; tenia
pensado llevar algo para compartir, entusiasmado había anunciado unos Pretzels...
pero en el medio de la preparación una visita “inoportuna” me arruinó el
estofado... o en este caso las masitas, jeje. Por más que los comensales
intentaron disimular, siendo sincero, quedaron horribles.
Así que
este domingo me propuse prepararlos nuevamente... y además un cremique como
para balancear con lo dulce.
Pero como
este no es un blog culinario, solo voy a acotar que el resultado fue tan bueno
que quedé enganchado con la cocina y me puse a pensar en las veces que el cine
rinde honor al arte gastronómico... y otras veces en las que no.
En Big
Night (1996), Stanley Tucci no solo protagoniza sino que además, escribe y
co-dirige junto a Campbell Scott (el que enamoraba a Julia Roberts en Todo
por Amor) esta historia sobre dos hermanos venidos de Italia que tratan de
instalar un gran restaurante en Nueva Jersey; pero las deudas los aquejan y
todo parece indicar que tendrán que cerrar el lugar antes de triunfar. Antes de
dar el portazo definitivo deciden jugarse una última carta en una noche a todo
trapo en la que vendran grandes personalidades y críticos culinarios... pero
claro, las cosas no saldrán como lo pensaban.
Tucci y
Campbell logran un film muy ameno pero a la vez intimista; la historia de estos
dos hermanos (Tucci y Tony Shalhoub) parece pequeña pero logra enmarcar la de
varios inmigrantes que llegaron a ese país con la idea del sueño americano y
tropezaron con una realidad, y la verdad es que lo hacen sin caer en
(demasiados) lugares comunes. Los dos actores demuestran dirigir muy bien a sus
pares, y además de muy buenas interpretaciones del dúo de hermanos, logran
buenos registros de Isabella Rossellini, Minnie Driver, Ian Holm, Alisson
Janney, Hope Davis... y hasta Marc Anthony.
Ratatouille fue la apuesta de animación del
estudio Disney/Pixar para el año 2007, y como nos tienen acostumbrados, el
resultado fue sobresaliente.
Es la
historia de Remy, una rata con sueños demasiado grandes para su cueva, a
diferencia de sus compañeras él no quiere conformarse con comer lo que logran
recolectar/robar por ahí, de cualquier basurero; es una rata que aprecia el
buen comer, y que además sabe cómo preparar los platos.
Un día,
Remy se inmiscuye en la cocina de un gran restaurante fancés y es así como da a
parar con Linguini, el lavaplatos del lugar que con la ayuda de Remy (escondido
en su gorro de chef) se transformará en el cocinero estrella del lugar.
Como
siempre sucede con las películas de Pixar, reducir los argumentos en unas
líneas es un desperdicio ya que hay más, mucho más, pero si todavía no la
vieron, descúbranlo por ustedes mismos.
Brad Bird
logra con este película una verdadera comedia que nada tiene que envidiarle a
la mejor tradición de la comedia francesa (digamos Francis Veber, para citar un
director), y además le suma un cierto toque de comedia intelectual/atribulada alla
Woody Allen.
Los
personajes son riquísimos, las situaciones hilarantes, la animación perfecta...
y además hay una sucesión de platos más ue interesantes. Imperdible, bah, otra
más de Pixar.
Bella
Martha (Drei
Sterne - Mostly Martha, 2000) es
una coproducción entre Alemania y Suecia que tuvo su horrible remake
hollywoodense Sin Reservas (2007)
Martha
(Martina Gedeck) es una eximia cocinera que desarrolla su labor en un pequeño
restaurante; toda su vida parece pasar por los platos, ya que luego pareciera
no tener ninguna otra faceta. Esto va a cambiar cuando en su vida aparezca Lina
(Máxime Foerste), su sobrina que acaba de perder a su madre, hermana de Martha.
Al principio la cocinera se alterará y habrá caos en su vida (como es LA ley en
estas películas), pero luego Lina ira trayendo luz a la vida de Martha que se
ira socializando (como es LA ley en estas películas). En ese cambio de Martha
también influye Mario (Sergio Castellito) un compañero en la cocina del
restaurante que pronto dejará de ser una amenaza para ser un interés romántico.
Lugares
comunes a rolete en esta comedia dramática que sin embargo tiene cierto encanto
que la hace bastante entretenida, cosa que también se agradece el evitar los
golpes bajos (tooodo lo que le falta a la versión con Catherine Zeta Jones y
Aarón Eckhart). Otro punto a favor son las buenas interpretaciones del trío
principal que le aportan un toque bastante risueño y amable al asunto. Una
película menor, simpática, y quie no se ahorra sus competencias entre cocineros
expertos.
Julie
& Julia (2009)
es una comedia norteamericana, la última dirigida y escrita por la
recientemente fallecida Norah Ephron.
Julie es
una joven que acaba de mudarse a un nuevo departamento con su marido, aburrida
de su vida rutinaria que no la llena, decide comenzar a escribir un blog; y
como está enganchada con el programa de Tv de cocina de Julia Child, se le
ocurre preparar todos los platos del libro de cocina de Child y comentar la
experiencia de cada uno en el blog.
Así, la
película nos contará en paralelo la historia de Julie en la actualidad, y la de
Julia Child en su paso por París en los años ’50 y cómo eso la inspiró para
empezar a cocinar y publicar su propio y exitosísimo libro de cocina.
Ephron
siempre se caracterizó por ser una buena directora de actores, y aunque a veces
sus películas no eran las mejores debido a situaciones algo ñoñas o anodinas,
siempre logró que sus actores resultaran adorables (bueno, con Nicole Kidman
pudo hacerla lo más adorable que Nicole Kidman puede estar, que no es mucho); y
acá cuenta con dos actrices que hacen de la comedia el agua en la que mejor se
mueven. Amy Addams y Meryl Streep (como Julie y Julia respectivamente) logran
tragarse a la película entera, al punto tal que los que las rodea poco importa,
ellas dos son la película. Pero además, en este caso, la historia es divertida,
simpatiquísima, más liviana que un baggell, lo que hace un muy buen aporte en
este agradable comedia, una de las más simpáticas que Hollywood logró en los
últimos años. Y como no podía sere de otra manera, la sucesión de platos está a
la orden del día.
Pero no
todo en la cocina siempre sale bien... y en el cine tampoco, eso nos lleva a...
EL FIASCO DE TURNO
Condimentos
para el amor (The Mistress of Spices, 2005) es un espanto dirigido por
Paul Mayeda Berges un director estadounidense, con ascendencia hindú, que, por
suerte, tiene esto como su único opus.
La
historia es la Tilo (no, el tecito no), interpretada por la estrella de
Bollywood Aishwarya Rai, una mujer que trabaja en una tienda de especias en un
barrio hindú de EE.UU.. El asunto es que Tilo tiene poderes, no, no es una
superheroina, las especias le dan consejos. Si, como lo leen, la flaca habla
con el orégano, el curry y el pimentón y estos le aconsejan como ayudar a la
gente que viene a la tienda para venderles los condimentos necesarios para que
estos solucionen todos los asuntos de su vida ¿?, si, es una pelotudez, y no
termina acá. La chica tiene una maldición!!!!, para ayudar a la gente, ella
nunca debe abandonar la tienda, no puede tocar a las persobas (¡¡!!), y no
puede utilizar sus “poderes” en beneficio propio, lo que la transforma en una
especie de martir.
Rai
pone toda su belleza y simpatía (aunque actuando es tan inexpresiva como la
canela) en este producto que desbarranca por todos lados. Como si fuese una
especie de cómo agua para chocolate (1992) pero aún más estúpida
y menos sensual (todavía); Condimentos... cae en todos y cada uno de los
tópicos comunes y clichés de pelkículas de inmigrantes en EE.UU. y encima lo
hace con un dejo fuerte de discriminación, unilateralidad, y falta de respeto a
un cultura tan rica como la hindú.
La
interpretaciones van de ridículas a anodinas, y así gente como Dylan MacDermoth
pareciera pasar con la película como si estuviese en la cola del banco para
cobrar.
Los
rubros técnicos tampoco ayudan con un grado importante de amateurismo; y además
los diálogos, siempre los diálogos. Una pavada.
En
fin, luego de este listado se me volvió a abrir el apetito, abandono el teclado
y me voy por otra rodaja de Cremique.
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