Después de
una semana de descanso vacacional y otra de reorganización y puesta al día
laboral, estuve pensando en cómo volver con todo a este blog... y la verdad es
que esta sección es una de las que más me gusta escribir; me remonta siempre a
las primeras compulsiones de ver varias películas por día, al insertarme varias
horas dentro del videoclub, revolver todas las cajitas y salir con cuatro o
cinco películas que me despertaban curiosidad... como si estuviese en un parque
de diversiones. Casi todos los clientes se limitaban a la góndola de los
estrenos; a mi nunca me gustó la aglomeración de personas así que me metía
atrás tranquilo, me sentaba en el piso alfombrado y leía todas las contratapas;
así fue como me fui acostumbrando a alquilar más películas “raras” que “grandes
títulos de Hollywood”. ¿A qué viene toda esta entrada que ya a esta altura no
es una novedad? A que tengo el recuerdo de que la película de hoy es la primera
película “berreta” que alquilé, Robot Jox (1989) en una impresionante
edición de Ledafilms; sí, esta es la culpable.
El
argumento es bastante complicado (en palabras mías, es un quilombo) pero veamos
si puedo resumirlo y que se entienda... algo. Para empezar, la acción se
desarrolla en un futuro arrasado por un desastre nuclear ocurrido hace
cincuenta años; los sobrevivientes se agruparon en dos bandos o naciones, el
Mercado Occidental y la Confederación, que vendría siendo lo que quedó de
EE.UU. por un lado y de la U.R.S.S. (que paradójicamente, se disolvería un año
después del estreno de esta película, cuando todavía esta cinta estaba
editándose en varios países).
Si bien la
polarización continúa, la Guerra Fría ahora es, por lo menos tibiecita. Aunque
luego del Apocalipsis las dos acciones se prometieron terminar con los combates
entre personas, cuerpo a cuerpo digamos; la milicia pasó a desarrollarse
mediante robots que adivinen cómo se llaman... bueno sí, Jox.
Lo que
tenemos acá entonces es una película bélica, en la que los protagonistas son
los soldados, y los combates son el escenario principal... pero el campo de
batalla son estadios abiertos tipo Coliseo Romano donde la gente arenga y
apuesta por su bando (o el contrario, ejem) y los soldados/gladiadores se
escudan dentro de unos mega robots que reíte de Michael Bay.
Antes de
continuar me tomo un párrafo para aclarar quienes son los buenos y quienes son
los malos; a ver, es una película clase B yanqui, típica de los años ’80 (con
todos los clichés posibles) ¿hace falta que siga aclarando?, los rusos son
malos, malos, malos, tienen unas ganas de joderles la vida a todo el mundo
terribles, y actúan a puro impulso de hacer el mal por el solo hecho de ser
malos y quedarse con todo y así ver sufrir a toda la humanidad ¿?
Nuestro
héroe es Aquiles (Gary Graham) un legendario gladiador Jox patrocinado por el
Dr. Matsumoto (Danny Kamekona) que se encarga de desarrollar las máquinas.
Aquiles cuenta con el apoyo logístico de Tex Conway (Michael Alldredge), el
encargado de realizar las estrategias de batalla.
Del lado
soviético contamos con el despiadado Alexander (Paul “ruso maloso” Koslo) , un
combatiente que, obviamente, disfruta matando a los buenos del Mercado.
Por otro
lado, hay un proyecto para general guerreros mejorados genéticamente mediante
el “gen Jox” ¿?, y Athena (Anne-Marie Jonson) es una de ellas y observa con
admiración al veterano Aquiles.
¿A esta
altura ya se perdieron? ¿No? bueno, Aquiles, Tex y Matsumoto se preparan para
la pelea más importante de robots, la toma de Alaska, y su comandante Comisionado
Jameson (Robert Sampson) no quiere saber nada con perder y que la Confederación
se quede con el territorio. Claro que Alexander también se prepara. Y Athena
mira todo con ojos de heroína de telenovela.
En realidad
la historia tiene varias bifurcaciones más, pero estos son los lineamientos
generales. Esta historia tan compleja, que aún así no escapa a todos los
clichés de la época se debe a que detrás del guión encontramos al escritor de
novelas de Ciencia-Ficción Joe Haldeman acostumbrado a este tipo de relatos; no
obstante se nota que su director metió mano a su antojo, como siempre
acostumbra hacer Stuart Gordon.
Para los
que no lo conocen, Gordon es la gloria detrás de clásicos clase B como Re-Animator (1985), Re-Sonator (From
Beyond, 1986), Camioneros del espacio (Space Truckers, 1996),
y esa cosa con Christopher Lambert llamada La Fortaleza (Fortress,
1992); además de ser uno de los guionistas de Querida encogí a los niños
(Honey, I Shrunk the kids, 1989) y uno de los cerebros detrás de la productora
Fantastic Factory; o sea, es un groso indiscutible.
Entre la
seriedad de los relatos de Haldeman y el estilo visual de Gordon (que
parecieran antagónicos), viendo Robot Jox, definitivamente ganó el
segundo. El director de Dagon (2001) suele regodearse con
elementos que podríamos llamar cursis, descabellados, casi como riéndose y
regodeándose de su condición de Clase B. Los que conozcan algo de su obra
sabrán que el hombre es un verdadero autor y que está acostumbrado a la
exageración, ya sea desde un gore extremo, FX terribles, fuerte carga de
violencia, y una tendencia hacia lo burdo. Eso es lo que hace geniales a cada
una de sus películas, y Robot Jox es un muestrario perfecto de todo
esto, para mí una de sus mejores películas.
Según la
edición que encuentren (el sr. tijeras hizo de las suyas en algunas copias) se
van a encontrar con un film cargado de violencia explícita, diálogos
imposibles, robots ambiciosos pero acartonados, y bastante sangre por ser un
film que no apunta al terror. El desarrollo de la trama está al servicio de
todo esto, avanzando de una secuencia incoherente a otra y encontrando su
propia lógica. Lo más llamativo es que pese a la complejidad de la trama, y
toda la violencia expuesta en pantalla; desde los personajes y el tratamiento
que se les da pareciera ser una película para chicos, como si fuese una de las
producciones ochentosas de Amblin, pero con un tercio de su presupuesto (es más
así fue como la ubiqué en el videoclub, en la góndola de Infantiles).
Los robots
son sencillamente indescriptibles, una mezcla entre stop motion, mucha
imaginación y esfuerzo, y una ambición en la imagen que haría sonrojar a
cualquier superproducción actual. Nada de digitalización, todo se nota hecho a
mano, pero aún así a gran escala.
Lamentablemente,
no corrió con la mejor de las suertes, fue un fracaso que arrastró a la mítica
productora Empire a su cierre, siendo esta su última película. Igualmente, casi
de inmediao encontró su nicho devpúblico y se convirtió en film de culto,
obteniendo una pseudo-secuela en 1993, Robot Wars.
El
resultado al ver Robot Jox por
primera vez fue de un total asombro, era chico y poder disfrutar de esos
grandes combates entre robots gigantes comandados por personajes que parecían
muñecos de acción realmente me dejó maravillado, tanto como para que aún lo
recuerde.
Pase un
montón de tiempo sin poder volver a verla, nunca más la volví a alquilar, y aún
así me acuerdo de detalles de la edición en VHS, como los enormes subtítulos en
color celeste chillón que dificultaban la lectura, los ridículos adelantos de
pre-estrenos, y la ruinosa calidad de la copia que la hacía parecer una
película de los años ’60... pero todo eso sumó a una mejor apreciación del
material y le agregó muchísimo de sui encanto. Hace unos años la ubiqué en un
DVD de excelente calidad editado por MGM... y está perfecto, pero no es lo
mismo; al pan pan, al vino vino, y a la Clase B una edición de baja calidad.
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