¿No les
sucede a veces que ven películas de las cuales desconocen su origen, o
cualquier otro dato? A mi sí, no sé cómo las consigo, cómo llegaron a mis
manos, y menos como termino viéndolas; pero varias veces me llevé sorpresas.
Esto me
sucedía más seguido cuando iba al videoclub, siempre buscaba ver algún
“estreno” que se me había escapado de los cines, y junto a eso alquilaba alguna
otra que desconociera, algo directo a video digamos.
Así fue
como di algún día con el título Sensualidad morbosa (Sweet Kill, 1973),
y no sé que fue lo que me llamó la atención (no creo que haya sido el título,
jeje) pero la alquilé y la verdad es que me gustó mucho.
Durante
mucho tiempo no tuve ni la menor idea de qué film se trataba, lo único que me
acuerdo es que la edición del VHS no era argentina (sí, uno de los videoclubes
a los que iba era genial), parecía mejicana, o algo así, y además de manera muy
extraña tenía cortado los créditos tanto iniciales como finales; eran unos
adelantos, un cartel sobreimpreso con el título en castellano y arrancaba la
película que se cortaba ni bien terminaba la acción. Igualmente, el nombre
quedó en mi memoria y mucho tiempo después pude averiguar de qué se trataba, su
título original... y descubrí que es la ópera prima de Curtis Hanson producida
(cuándo no) por Roger Corman.
Eddie (Tab
Hunter) es un profesor de gimnasia que no logra estimularse sexualmente, o sea
es impotente, el hombre tiene varias citas, se acuesta con prostitutas, y nada,
un recuerdo reprimido sobre su madre le baja la libido digamos. Cuando en busca
de ese placer mata por accidente a una mujer, el hombre se avispa de que ese es
el modo para alcanzar su climax, de ahí a convertirse en un asesino serial hay
un paso.
Eddie pasa
de ser un hombre opacado y conflictuado a un ser oscuro que busca mujeres con
intención puramente sexual y que las asesina para alcanzar el máximo placer.
Durante los
’70 se hicieron miles de películas con temática similar, personas reprimidas
que encontraban en la muerte y el sometimiento del otro un placer que no
alcanzaban con el acto sexual regular. Las hay muchas conocidas, realizadas por
directores de renombre, y con más o menos producción; y Sensualidad morbosa
(título con el que yo la conocí pero que puede llamarse vaya uno a saber cómo
por acá) tiene algunos elementos destacables y otros que más bien la hunden.
Roger
Corman de vez en cuando se arriesgaba con sus producciones y se estiraba un
poco más con el presupuesto dando mayor libertad al realizador, pero este no es
el caso. El mayor problema de Sweet Kill es este, la bajísima producción
y la consecuente total economía de recursos, la película luce todo el tiempo
encerrada, barata, opaca, ruinosa (y no como algo deliberado), tiene muchísimos
problemas de sonido, algunos doblajes mal hechos, el resultado al verla es
similar al ver algo filmado en una tarde, rapidito y sin posibilidad de estarse
en detalles.
La cuestión
es que hizo Curtis Hanson con esto que se le ofrecía, y la verdad es que logró
bastante. El argumento a pesar de ser simple y directo, está muy bien
estructurado y nos introduce y atrapa. Otro gran elemento es la marcación
actoral, mucha de las actuaciones se notan principiantes, amateurs, pero aún
así convincentes.
El director
de La mano que mece la cuna (The Hand that Rocks the Cradle, 1992),
película que los que me conocen saben que amo, realiza sus mejores obras cuando
más se acerca al suspenso; y eso ya se nota en su comienzo.
La
construcción del personaje principal es más que correcta, Eddie es un ser
despreciable, repugnante, con una doble vida de moralina y perversión
perfectamente marcada; y en eso colabora no solo una marcada dirección
delineación desde el guión (que también es de Hanson), sino una interpretación
increíble de Hunter. Este elemento es tan importante que nos hace creer que
estamos ante un film importante.
La película
tiene algunas escenas que pueden parecer delirantes, y hasta maneja una bajada
de línea que por momentos puede llevar a la risa (sobre todo sobre la cuestión
del consumo de marihuana, tan común en los films de la década); pero cuando se
mete en el suspenso nada tiene que envidiarle a otras producciones mayores y
más conocidas.
La película
tuvo en recepción bastante pobre, aún para los cánones de Corman, y rápidamente
Sweet Kill desapareció de las
salas, para luego tener otra oportunidad en la que se le cambió el título por A
Kiss from Eddie y también The Arousers y se le agregaron algunas
escenas pretendidamente eróticas (creo que este es el corte que vi yo en VHS).
Con el tiempo y el reconocimiento que obtuvo el director (que dicho sea de paso
nunca hablo bien de Corman y menos de esta película) junto al boca en boca, se
convirtió en algo casi de culto, digno de ver pero que aún así es difícil de
conseguir.
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